Texto resultante del seminario-taller “Partituras habitadas”, realizado en colaboración con Mariantònia Oliver y Jaume Manresa en el marco de i-cordes: Institut de Corpologies Deslocalitzades, Museo Es Balluard, Palma de Mallorca, 8 mayo 2021.
Voces
La voz manifiesta nuestra singularidad. Cada voz es única. Las voces se parecen unas a otras, pero no tanto como para resultar indistinguibles. Las voces se pueden imitar, pero hasta un cierto punto. Nadie nos puede engañar imitando la voz de un ser querido. Cualquiera podría reconocer la voz de un ser querido.
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Antes de decir nada, la voz manifiesta nuestra existencia. Al vocalizar manifestamos nuestra existencia singular. Estoy aquí, existo, y existo, por tanto, para los seres que me rodean, y especialmente para aquellos con los que comparto la voz y aún más para aquellos con quienes comparto la palabra. Es ésta la función más básica del acto vocal: la manifestación de nuestra existencia. Puede darse sin palabras articuladas, o puede darse de modo que el significado de las palabras resulte irrelevante, pues, antes que el sentido de lo que se dice, lo que importa es el hecho mismo de decir en cuanto manifestación del ser que vocaliza y se ofrece a la escucha.
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