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En el ámbito de la teoría, lo escénico sigue siendo compartimentado como teatro, danza, mimo, performance, concierto, instalación… y el teatro abordado desde el privilegio de la literatura dramática. Pero ni siquiera en el campo de la crítica literaria, donde habitualmente suelen instalarse quienes se ocupan del fenómeno teatral, se ha sido lo suficientemente rápido para elaborar modelos capaces de comprender las nuevas escrituras escénicas. La pervivencia de conceptos dialécticos de drama, unida al conservadurismo intrínseco a las instituciones teatrales ha provocado que, en muchos casos, se siga favoreciendo y valorando obras que literariamente responden a las necesidades de un arte escénico de otras épocas, al tiempo que desde las universidades, la administración cultural y la crítica se continúa obstaculizando la recepción de la herencia y el necesario encontrarse de la creación contemporánea con la sociedad a la que responde.
Tampoco el ejercicio dramatúrgico se salva del estancamiento. En el ámbito hispano la terminología ha pesado tanto sobre la función que no es extraño encontrar a poetas y novelistas firmando como dramaturgos las producciones institucionales. Pero también en el ámbito germánico, donde es muy clara la distinción entre autor dramático y dramaturgo, hay una tendencia a asociar lo dramatúrgico y lo intelectual / literario. Desde el s. XVIII (cuando los dramaturgos comienzan a ocupar un puesto fijo en las plantillas de los teatros alemanes, con una continuidad a veces mayor que la de directores y actores), el trabajo dramatúrgico ha incluido tareas tales como la lectura específica (estético-ideológica) que se hace de un determinado texto, las transformaciones que tal texto ha de sufrir para adecuarse a dicha lectura o el control estético-ideológico de la estructura y la puesta en escena del espectáculo. Aunque, teóricamente, el dramaturgo funciona como mediador entre la literatura y la escena, es habitual que el flujo de intercambio tenga un sentido prioritario: se establece una lectura del drama, se codifica esa lectura en un texto y se vigila la adecuación de la puesta en escena a ese nuevo texto. Con lo cual, por lo general, se destruye la creatividad específica del arte escénico, aquélla que surge del trabajo directo con el material sensible.
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Apuntes preparatorios:
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Reseñas
“Dramaturgias de la imagen constata la pérdida de validez de un modelo de representación teatral que hizo crisis a finales del XIX y, lo que es aun más interesante, trata de sistematizar la aparición a lo largo del siglo XX de múltiples propuestas, provinientes de la vanguardia teatral, pero sobre todo de otros campos, que confluyen en la elaboración de nuevos modelos escénica.” Joaquín Medina, escritor y gestor cultural.
“Sánchez ha escrito un libro necesario: hace conocer, difunde expresiones artísticas importantes, pero al mismo tiempo establece redes, vasos comunicantes que permiten entender mejor el panorama teatral de este siglo. Por otra parte, dedicarse a estudiar esta zona del teatro, con la pasión que él lo hace, implica una toma de posición frente a la experiencia teatral más reconocida, que Sánchez sostiene con firmeza.” Julia Elena Sagaseta, Teatro del Sur, Buenos Aires
“Bajo el signo de la totalidad investigadora, partitura de interpretación analítica, artefacto contra la uniformidad dramaturgia, ejercicio de síntesis estratégica, arquitectura del ensayo: Dramaturgias de la imagen es, en los campos de la información y el estudio del arte escénico, un libro fundamental en la reciente historia editorial de nuestro país.” Francisco Valcarce. Director del Aula de Teatro. Universidad de Cantabria / Compañía La Machina Teatro, Santander.
Creo que es la primera vez que, dentro del ámbito hispánico, un conocedor y práctico del teatro nos ofrece una síntesis de los movimientos creadores de lo teatral desde la realidad física del espacio de la representación, desde la plástica cinética posible en dicho espacio y desde las correspondencias del pensamiento contemporáneo con todas sus manifestaciones artísticas personales.” Francisco Torres Monreal, Universidad de Murcia.
Con su texto Dramaturgias de la imagen, José A. Sánchez se convierte en uno de estos nuevos creadores artísticos e investigadores que, inmersos en su espacio-tiempo, pueden sin embargo estar atentos a su oportunidad histórica, hilvanando los nuevos conocimientos con aquellas urdimbres del pasado que no tienen fechas de caducidad.” Maris Bustamante, investigadora y artista no-objetual, México D.F.
En Dramaturgias de la imagen […] nos encontramos ante una maquinaria expansiva y multiforme, que Sánchez, sin embargo, consigue fijar para su descripción. […] Algo que resulta clave en la concepción de este ensayo […] es que no está hecho sólo a partir de la lectura de los textos que se citan, sino también a partir del visionado o de la asistencia a muchas de las producciones escénicas […] lo que le permite a Sánchez establecer también un criterio de evaluación singular. César de Vicente Hernando, ADE-Teatro. Madrid
>> Leer reseña de Julia Elena Sagaseta en Teatro al Sur
>> Leer reseña de César de Vicente Hernando en ADE-Teatro, Madrid.
>> Leer reseña de Gordon Craig en El Diario de Alcalá, 2013