(Presentación de Ellen Stewart en las jornadas organizadas en Alicante)
Diseñadora, dramaturga y directora, Ellen Stewart es conocida internacionalmente como fundadora de La Mama, desde hace treinta y cinco años referencia inexcusable para el llamado Off-Off-Broadway. En él, Ellen Stewart ha desempeñado todas las funciones posibles, pero sobre todo, se ha convertido, facilitando así su identificación con el nombre del teatro, en madre de cantidad de jóvenes dramaturgos, directores, actores, diseñadores y técnicos de dentro y fuera de Estados Unidos.
Nacida en 1920, Ellen Stewart llegó a Nueva York en 1950 para estudiar diseño de moda. Después de trabajar ocho años en Saks, Quinta Avenida, y otros tres como diseñadora independiente, decidió abrir su propia local: tienda de moda para venta de sus creaciones durante el día, teatro por la noche. Éste fue el origen del Café La Mama, inaugurado el 27 de Julio de 1967.
Los primeros años estuvieron marcados por constantes problemas con las autoridades, que clausuraron el local en varias ocasiones por problemas de seguridad, y sucesivos traslados, hasta su ubicación final en el 74A este de la calle cuarta en 1968, con el nombre La Mama Experimental Theatre Club (ETC) (tal como había sido rebautizado el café en 1964). La intención que animaba la empresa era el estreno de jóvenes autores norteamericanos, y fue cumplida con creces: más de doscientos estrenos en los primeros seis años, tres giras europeas con dos compañías propias, y Tres obras de La Mama programadas en televisión en 1967. Entre los dramaturgos que estrenaron en La Mama en esos años, habría que subrayar los nombres de Tom Eyen, Lanford Wilson, Paul Foster, William Hoffman, Jean-Claude van Itallie, Megan Terry y Sam Shepard.
El reconocimiento oficial comienza a llegar en 1967 en forma de ayudas económicas (de las fundaciones Ford y Rockefeller), y se fortalece con la presentación del musical Hair, dirigido por Tom O’Horgan, uno de los habituales de La Mama, en Broadway: con él llegan al primer escaparate de espectáculos del mundo las técnicas experimentales practicadas en el teatro fundado por Ellen Stewart. Un año más tarde, O’Horgan volvió a dirigir un segundo espectáculo de éxito, Futz!, esta vez en un teatro en un teatro Off Broadway, a partir del cual se rodó también una película.
Comienza entonces una fase de mayor apertura y proyección internacional de La Mama. En 1967 colabora en la organización del primer taller de Jerzy Grotowski en Nueva York, y en 1969 en la primera presentación de los espectáculos del creador polaco en Estados Unidos. Dos años más tarde, Stewart, con ayuda de Cecile Guidote-Alvarez organiza el Instituto de Artes Escénicas del Tercer Mundo (TWITAS), una red interdisicplinar de folkloristas, artistas, comunicadores y educadores que aspiran a recopilar la herencia cultural del Tercer Mundo y las aportaciones artísticas de las comunidades étnicas minoritarias de Estados Unidos. Desde entonces, los festivales organizados por TWITAS presentarían en Nueva York producciones procedentes de India, Nigeria, Zambia, Uganda, Sierra Leona, Curacao, Guyana, Perú, Surinam, Puerto Rico, México, o bien realizadas por grupos étnicos, como los American Indian performers, el Pan Asian Repertory Theatre, la Fiji Company, el Asian American Theatre y el Greek Theatre de Nueva York.
Algunos directores europeos eligieron La Mama para la presentación de sus trabajos. El caso más significativo es el de Peter Brook, que rechazó las ofertas del Public Theare y de la Brooklyn Academy of Music y prefirió el pequeño local de Ellen Stewart para estrenar en Nueva York sus espectáculos creados con el CICT, El hueso, Ubú rey, Iks y La conferencia de los pájaros. También se presentaron en La Mama Jerome Savary con Grand Magic Circus (1970), Yoshi Oida, con diversos trabajos a partir de 1978, Tadeusz Kantor-Cricot 2, con todas sus creaciones a partir de 1979 (comenzando con La clase muerta), Kazuo Ohno (1981), Cesc Gelabert (1980), Albert Boadella-Els Comediants (1982), Gerald Thomas (1984 y 1988), Eugenio Barba-Odin Teatret (1984), el Roy Hart Theatre (1985), Denise Stoklos (1988), Federico Restrepo (1988 y 1990), Falso Movimento (1984) y Esteve Grasset-Arena Teatro (1992).
En cuanto a las producciones propias, la celebración del 20 aniversario de La Mama sirvió de excusa para la reposición de alguna de las obras más celebradas, entre ellas: Why Hanna’s Skirt Won’t Stay Down escrita y dirigida por Tom Eyen; Clara’s Old Man, de Ed Bullins; Birdbath, de Leonard Melfi (dirigida por Tom O’Horgan); The Rimers of Eldritch, escrita y dirigida por Lanford Wilson; Motel (de America Hurrah!), de Jean-Claude van Itallie; Unseen Hand, de Sam Shepard.
Tras el triunfo de Tom O’Horgan en Broadway, quizá el director que ha proporcionado resultado más sobresalientes a La Mama sea Andrei Serban, un creador de origen rumano, que dirigió su primer trabajo para el teatro de Ellen Stewart en 1970 (una versión de Ubú) y que cuatro años más tarde puso en escena uno de los espectáculos más celebrados: Fragmentos de una trilogía: Medea, Electra, las Mujeres Troyanas. Serban había puesto en escena Medea en el Palacio de Dionisos en Líbano, en una producción en la que el público seguía a los actores alrededor de un área de unas diez manzanas. En Nueva York, la representación tuvo lugar en el Annex, un espacio que permitía experimentar con un formato más amplio. El espectáculo ha sido recientemente repuesto con motivo del 35 aniversario de La Mama, que se celebra este año. Desde 1970 Serban dirige una de las compañías residentes de La Mama, el Great Jones Repertory. De sus producciones se podría subrayar: El alma buena de Setzuan, de B. Brecht (1976), Tío Vania, de Chejov, con traducción de Jean-Claud van Itallie y la colaboración de Joseph Chaikin.
Pero Ellen Stewart ha dado también cabida en su teatro a muchos de los creadores y grupos que conformaron la vanguardia escénica americana. Habría que citar, en primer lugar a Joseph Chaikin, director del Open Theatre, que se presentó por primera vez en La Mama en 1965, y que continuó dirigiendo allí después de la disolución del grupo. Robert Wilson diseñó los muñecos para la producción de America Hurrah!, de Jean-Claude van Itallie en 1965 (antes, por tanto, de la creación de su propia compañía y del inicio de sus producciones de proyección interancional). Otro de los tres creadores incluido por Bonnie Marranca en su libro sobre Teatro de imágenes, Lee Breuer (el tercero es Richard Foreman) presentó en 1971 The Red Horse Animation, con música de Philip Glas en el Guggenheim Museum, con una compañía residente en La Mama, los Mabou Mines. Philip Glass realizó algún concierto con su propia banda en el teatro en 1972. Y ese mismo año Breuer volvió a La Mama con Old Work and New York.
Otros protagonistas de la vanguardia teatral norteamericana que han estrenado trabajos en La Mama son: Richard Foreman, que presentó Eddie Goes to Poetry City en 1991; Michael Kirby, autor de Un teatro formalista y de la producción Prisoners of the Invisible Kingdon (La Mama, 1982); y Richard Schechner, director del desaparecido Performance Group y editor de The Drama Review, quien realizcó para La Mama una adaptación de la leyenda de Fausto, Faust/Gastronome (1993)
La Mama abrió también sus puertas a las sesiones de Grand Union (1975 y 1976), donde se integraban la/os más importantes coreóagrafa/os que impulsaron la danza postmoderna. Kenneth King presentaría un espectáculo con su propia compañía más adelante, en 1982. Pero la artista de ese grupo que más veces volvió a los escenarios de La Mama fue Meredith Monk, quien estrenó allí su célebre Quarry (1976), al que segurían Recent Ruins (1979) y Turtle Dreams (1986). Ping Chong, un artista que, como Monk, propone un trabajo transdisciplinar (danza-teatro-performance) y que ha trabajado con ella en alguna ocasión, es otro de los grandes descubrimientos de La Mama, donde ha presentado Humboldt’s Current (1978), Nuit Blanche (1981), A.M./P.M-The Articulated Man, con música de Meredith Monk, Anna into Nightlight (1982), A Race (1984), Nosferatu (1985), Skin, a State of Being (1989), Brightness (1989) Deshima (1993). Finalmente, uno de los artistas más jóvenes de proyección internacional (ha dirigido algunas producciones también en España), avalados por Ellen Stewart es John Jesurun, quien ha estrenado en su teatro Number Minus One (1984), Red House (1984), Deep Sleep (1986), Iron Lug (1992), Point of Debarkation (1993).
En sus treinta y cinco años al frente de La Mama, Ellen Stewart ha sido capaz de convertir sus salas en un centro de producción y encuentro internacional. Ha estrenado a jóvenes dramaturgos americanos, ha presentado en Nueva York a importantes dramaturgos contemporáneos, ha abierto su teatro a la producción de vanguardia de teatro, danza y performance, tanto nacional e internacional, sin desatender el teatro del tercer mundo y los espectáculos tradicionales y étnicos. Todo ello desde una empresa surgida únicamente de la voluntad de comunicación, que tuvo que superar los ataques y las dificultades planteadas por la administración y que se ha enfrentado una y otra vez a serias dificultades económicas.
Ellen Stewart se adelantó a la moda de los festivales internacionales al pedir a los artistas que, para evitar barreras de comunicación y alcanzar un más fructífero intercambio entre las culturas, concibieran espectáculos que fueran más allá del texto e intentaran acercar sus propuestas al lenguaje universal de la música, la danza y la imagen. Antes de que el multiculturalismo se convirtiera en lema recurrente, Ellen Stewart puso en marcha el TWITAS y su festival internacional. Y sin necesidad de esperar a que los colectivos diferenciales se lanzaran a la conquista del medio escénico, ella abrió sus puertas a artistas o grupos que planteaban sus reivindicaciones.
Ellen Stewart ha tenido una capacidad inigualable para sacar adelante un proyecto imposible. En su teatro ha desempeñado todas las funciones: desde limpiadora hasta productora. Y ha mantenido siempre un contacto directo tanto con los artistas como con el público. Cada noche desde hace treinta y cuatro años, Ellen Stewart toma una campanilla antes del inicio de la función y la hace sonar para pedir el silencio del público, diciendo: “Buenas noches señoras y señores. Bienvenidos a La Mama, dedicada al dramaturgo y todos los aspectos del teatro. Hoy presentamos…” Después, permanece sentada en las escaleras hasta la conclusió de la representación (otro ritual que mantiene desde los años sesenta, cuando se enfrentaba al peligro de que las autoridades civiles interrumpieran el espectáculo: ella estaba allí para impedirlo).
Mérito de Ellen Stewart ha sido no sólo el mantenimiento del teatro, sino su habilidad para poner en contacto a artistas de diferentes formaciones e incluso de dierentes culturas. Su defensa de la experimentalidad y de la calidad del teatro alternativo la llevó a ser llamada la Gertrude Stein del Off-Off Broadway. Sin embargo, ella nunca intentó imponer un estilo o una línea. Simplemente: buscó ampliar todo lo posible los medios de comunicación entre artistas, público y culturas. “Después de todo -declaró en una ocasión- lo más importante en el teatro es el amor, expresado a través de la comunicación. No debería haber barreras de lenguaje que proscribieran esta comunicación. Habría que encontrar la manera de usar expresivamente el lenguaje y de mostrar lo que se quiere decir… No es que pensara que las palabras debieran ser eliminadas. Pero me daba la impresión de que debían ser ampliadas con el movimiento, la danza y las imágenes. El énfasis debía estar en esos elementos tanto como en el texto.”
En la última década Ellen Stewart ha intensicado la frecuencia de sus viajes en busca de nuevos encuentros, que se traducen en presentaciones de grupos internacionales en La Mama y en promoción de los espectáculos propios en el exterior, pero también en producciones concebidas y dirigidas por ella misma en diferentes lugares. Desde 1985 ha estrenado los siguientes espectáculos: Cotton Club (La Mama, 1985), Bamba (Argentina), Mythos Oedipus (Delphi, Grecia-La Mama, 1988), Another Phaedra Via Hercules (La Mama, 1988), Dionisus Filius Dei (La Mama, 1989), Romeo y Julieta (Salzburgo, Uruguay, Nueva York), The Monk and the Hagman’s Daughter (Baltimore, Florida, Italia), Precepio Vivente y Jerusalem Liberata (Italia), Yunus (Estambul, Turkía-La Mama, 1991-2), Cordilera (Filipinas), Música sacra del mundo (París), Ciacintau (Italia)
Ellen Stewart ha recibido más de cincuenta premios u honores. Entre ellos habría que destacar su nombramiento como Oficial de la Orden de las Artes y las Letras de la República de Francia (1979), el Mac Arthur Fellowship Award (1985), el MacArthur Fellows Award (1990), el National Endowment of Arts Award for Art and Culture (1990), el premio Kurbas por servicios distinguidos al Arte y la Cultura de Ucrania (1991) y más de diez doctorados honoris causa por diversas Universidades de Estados Unidos.