Nuestra única esperanza, el recurso ante el Tribunal Constitucional contra la reducción de diputados en las Cortes de Castilla – La Mancha, se ha desvanecido. El 23 de julio pasado, publiqué en mi blog la propuesta de la Coalición del “Punto Unico” para Castilla-La Mancha. Esta propuesta no era del todo mía, yo sólo la plasmé en un texto y le di algo de forma. Fue fruto de la indignación y la impotencia recogidas en numerosas conversiones con amigos y allegados, ante el asesinato de la democracia que perpetró el gobierno de Cospedal, quien con el 48,1%% de los votos emitidos, el 35,7%% del censo, ha modificado la ley electoral aprovechándose de un sistema que queda claro que es terriblemente antidemocrático.
He recibido numerosos comentarios, críticas y sugerencias. Pero en todos los casos, me han transmitido que hay que hacer algo y que la solución, dada la situación, no puede ser muy diferente a la propuesta del “Punto Unico”. Me consta que la propuesta llegó al PSOE y a IU en Castilla – La Mancha, con negativa o silencio, como respuesta. Aunque ahora, parece que otros la hacen suya (aunque con matices).
La primera pega, y más recurrente, es si un votante de un partido determinado, votaría a una coalición en la que está otro partido al que no votaría nunca. Además, ¿cómo se garantizaría el cumplimiento del programa del “Punto Único”? ¿Qué pasaría si no se consigue una mayoría absoluta que permita cumplir la propuesta? ¿Cómo debería ser la nueva Ley Electoral? ¿Cómo sería la campaña?
Voy a intentar dar respuesta, punto por punto, a estos posibles problemas con posibles soluciones, recordando la frase de Quino que dice que “hay más problemólogos que solucionólogos”:
– Agrupación de electores. La coalición propuesta no debería tener entidad, ni estructura, ni logotipo, ni nada que identifique a los partidos que la conforman. No debería ser una coalición de partidos sino una agrupación de electores, de personas anónimas preferiblemente sin vinculación política. Los partidos participantes obviamente no presentarían su propia candidatura en beneficio de la ciudadana del “Punto Único”, pero la apoyaría públicamente. Renunciarían a su marca en favor de la Democracia. La lista de la agrupación se podría elaborar en primarias abiertas a la ciudadanía o incluso por sorteo. Otra opción intermedia podría pasar por la propuesta de 2-3 candidatos de cada partido por circunscripción y, entre ellos, sortear la lista final garantizando la paridad. No habría cuotas ni compromisos postelectorales más allá del “Punto Único”.
– Renuncia al acta de diputado antes de las elecciones. Para garantizar el cumplimiento del programa, los candidatos de la agrupación se comprometerían a su cumplimiento mediante un contrato y entregando firmada y sin fecha, antes de la elaboración de las listas, la renuncia a su acta de diputado.
– Si se ganara. La mayoría trabajaría desde el minuto uno en la elaboración de una ley electoral realmente democrática. Se cumplirían los plazos y los trámites legales. Eso podría conllevar un tiempo de unos meses. En los cuales no habría gobierno de decisiones sino un gobierno en funciones. Primando el trabajo de los técnicos funcionarios y eliminando todos los asesores y cargos a dedo. La actual Ley Electoral limita a 33 el número de diputados, una ampliación del número de diputados pasaría por una modificación del Estatuto de Autonomía y su necesaria aprobación por el Congreso de los Diputados. Si eso fuera un impedimento, se valoraría siempre con la participación ciudadana, la posibilidad de dejar el número de diputados tal y como está fijado, pues lo importante es hacer valer el principio “un castellanomanchego, un voto, independientemente de la provincia donde viva”.
– Si se perdiera. El hecho de presentar esta candidatura del “Punto Único”, sería un éxito sin precedentes, un golpe sobre la mesa absolutamente democrático y pacífico. La nueva Ley Electoral aprobada por Cospedal, que yo llamaría “el pucherazo Cospedal”, limita completamente la representatividad del gobierno y, en caso de que el PP obtuviera una nueva mayoría absoluta, no tendría sentido participar en una oposición atada de pies y manos. En ese caso, los diputados electos renunciarían a sus actas y se dejaría el parlamento, al no poder cumplir el programa electoral de la coalición. Se tendría una legislatura de la vergüenza con un único partido en el parlamento Castellanomanchego, sin oposición en las instituciones, que no en las calles y en las urnas.
– Mínimos de una Ley Electoral. La ley electoral debería ir ya pactada por todos los partidos participantes. Lo ideal es que participaran todos los mayoritarios. Se debe garantizar una verdadera democracia: circunscripción única, listas abiertas, compromiso legal y responsabilidades penales en caso de incumplimiento de un programa electoral. Una persona, un voto. El problema es que al parecer esto no es posible desde el punto de vista legal, así que se debería articular una solución, siempre sometida a un referéndum para su aprobación final.
El programa de la Coalición del Punto Único iría acompañado de un breve articulado en el que se describan el proceso a seguir y que debería asumirse por todos los integrantes.
Probablemente esta propuesta se quede aquí, en una propuesta de un iluminado. Pero deberíamos pensar en qué condiciones se estarán aceptando estas nuevas normas del juego, legitimándolas, lo cual es trerríblemente peligroso. Pido a los principales partidos que hagan un ejercicio de responsabilidad: PSOE, IU, UPyD, PODEMOS, EQUO, etc. está en su mano una respuesta contundente ante este nuevo golpe a la Democracia.
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