25º Seminario Internacional de Ciências Criminais
As três paixões da Ciência Penal Humanista. Titulo de la conferencia en el IBCCrim. Luis Arroyo Zapatero
Material de apoyo:
A harmonizaçao internacional do Direito Penal: ideias e processos
El dedo, la luna y el Rey
Luis Arroyo Zapatero
Catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha y correspondiente de la Academia de Ciencias Morales y Políticas de Francia
El Norte de Castilla, 4 de agosto 2010
Es difícil soportar la sensación cotidiana de que se nos quiere imponer un relato con el fin de que ocupe el entero escenario de nuestra visión del país, cuando precisamente se encuentra en la situación más crítica de nuestra historia democrática. En la esfera nacional la situación es desesperante. Un gobierno sólidamente asentado, aunque con frágil mayoría parlamentaria, aborda la reinvención de nuestro tejido productivo. Si hay comisiones asesoras científicas o profesionales para el diseño del futuro no nos lo hacen saber, aunque el dictamen de los científicos y de los expertos daría mayor legitimidad a las políticas futuras de reconversión industrial, de mejora de la calidad de las infraestructuras turísticas, de sus sistemas de acreditación, de la superación de las energías tradicionales, de la creación de puestos de trabajo en sectores novedosos, por no hablar de la sanidad o de la educación. Tampoco se pueden librar los miembros del gobierno que, sabiendo que no parece posible siquiera el aprobar unos presupuestos generales, se animan a proclamar cambios en la Constitución que requieren ni más ni menos que dos elecciones generales y un referéndum. Por su parte el líder de la oposición se ve entregado a la poco noble tarea de desacreditar al gobierno de España en el momento clave de Bruselas, poniendo palos en la rueda con el entusiasmo propio de los jóvenes irresponsables que se congregan en los botellones. No quieren ver ni el éxito de establecer el ingreso mínimo vital, que sacará a tantos de la miseria, ni la colosal ayuda de Europa… (leer más)
La fuerza de la razón del humanismo jurídico
Inauguración de la «Bibliothèque de l’humanisme juridique». Château de Goutelas, 28 de junio de 2019
La voz de Manuel Azaña
Discurso en el Ayuntamiento de Barcelona, pronunciado el 18 de julio de 1938. «PAZ, PIEDAD Y PERDÓN»
No es verdad. Pero es obligación moral sobre todo de los que padecen en guerra, cuando se acabe, como nosotros queremos que se acabe, sacar de la lección y de la musa del escarmiento el mayor bien posible y cuando la antorcha pase a otras manos, a otros hombres, a otras generaciones, que se acordarán, si alguna vez sienten que les hierve la sangre iracunda y otra vez el genio español vuelva e a enfurecerse con la intolerancia y con el odio y con el apetito de destrucción, que piensen en los muertos y que escuchen su lección: la de esos hombres, que han caído embravecidos en la batalla luchando magnánimamente por un ideal grandioso y que ahora, abrigados en la tierra materna, ya no tienen odio, ya no tienen rencor, y nos envían, con los destellos de su luz, tranquila y remota como la de una estrella, el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: Paz, Piedad y Perdón.
Aprenderemos a valorar más lo que tenemos, la familia, las amistades, todo lo que es importante
Artículo de opinión de Luis Arroyo Zapatero publicado en el diario Lanza.
El futuro tras la grave crisis sanitaria que padecemos por la Covid-19 exigirá una constante acción de prevención frente a las epidemias. No se trata sólo de incrementar los medios en sanidad, sino también la atención de la educación porque “desde la escuela se debe saber lo que hay que hacer para prevenir los contagios. Lo siento mucho por los abrazos, pero por lo menos librémonos del besuqueo (…). Luis Arroyo, rector honorario de la Universidad de Castilla-La Mancha habla en esta entrevista sobre cómo sería la nueva normalidad tras la pandemia y a qué reflexiones nos obliga este período en que la población ha permanecido confinada durante 49 días. “La mayoría de las personas aprenderemos a valorar más lo que tenemos, la familia, las amistades y todo lo que hemos aprendido que es lo importante”. Leer más.
Pope Francis’ Reform of the Catechism
Pope Francis’ Reform of the Catechism. The Death Penalty is Inadmissible for the Catholic Church
Luis Arroyo Zapatero
President of the International Society of Social Defence and Chair of the University of Castilla-La Mancha
7th World Congress against the death penalty. Side Event.
Brussels, 26 March 2019
The first surprise that Pope Francis gave us was that he neither only spoke to Catholics nor only to Christians, but to all people of goodwill. And the first surprise for the jurists was that on the first Holy Thursday of 2013, instead of washing the unsullied feet of twelve cardinals in the Vatican, he went to the juvenile detention centre of Regina Coeli and washed the feet of precisely twelve juvenile inmates, two of whom were women and, to top it all, one of them a Muslim. That was it, in a word.
Pope Francis had already voiced his unqualified opposition to the death penalty in front of criminal lawyers from all over the world and their international scientific organizations in Rome, in 2014. At the same event, he expressed utter rejection of life sentences as a concealed death penalty. In effect, although the catechism drafted in the 1992 edition by John Paul II had broadly rejected the death penalty, it remained as an exception under section 2267 “if this is the only possible way of effectively defending human lives against the unjust aggressor”. A clause that permitted its abusive use in many countries, as happens in the systems that claim exceptions…(read more)
Los ‘progres’ actuamos a veces como fábricas de ‘Bolsonaros’ al mantener cosas que molestan
Entrevista de J. I.Foces a Luis Arroyo Zapatero
Constitución 40 años: La pacificación de la existencia
Sorprende que la conmemoración de los 40 años de la Constitución se vea rodeada del entusiasmo de las gentes de cierta edad, pero con frialdad en los sectores más jóvenes. Nuestro entusiasmo se asienta en la inmensa satisfacción de haber contribuido a romper la ley de acero de la historia de España desde 1808: una situación de guerra civil recurrente, primero entre afrancesados y nacionalistas, que es lo que fue también la guerra de la independencia, después las sucesivas guerras carlistas y con el trágico final de la guerra civil y la larga dictadura. Pero lo cierto es que lo mismo aconteció en Europa al terminar la II Guerra Mundial, cuando se quiso poner fin a una Europa en guerra civil permanente, principalmente las dos llamadas mundiales y la franco-prusiana en el último tercio del siglo anterior. La receta fue tanto la adopción de los sistemas democráticos, garantizados por la genial innovación de los Tribunales Constitucionales, como trazar un pacto entre los trabajadores y el capital, constituyendo lo que llamamos Estado Social. Además, se propusieron acabar con la disputa por las riquezas naturales, fuente envenenada de todas las guerras, creando la primera comunidad europea, que fue precisamente la del carbón y el acero y luego todo el Mercado Común, que ha llevado a la actual Unión Europea.
En España conocíamos bien las recetas, es decir, la Constitución de un Estado Social y democrático de Derecho y la integración en las instituciones europeas. Todo fue muy bien, pero en Castilla- la Mancha lo deberíamos saber mejor que otros. La Constitución estableció el autogobierno y gracias a él y a su impulso hemos conseguido una sanidad de calidad para todos, 20 veces mejor que la del tiempo de la beneficencia, un sistema educativo valioso que llega hasta el más lejano pueblo y una Universidad que todavía resplandece a pesar de los seis años de severa infra financiación. En infraestructuras el salto es increíble, con el ave y las autopistas comunicando todas las capitales de la Región, frente al “campo a través” tradicional. Pero no todo está cumplido: la gran tubería manchega debe terminarse en sus ramales de abastecimiento final para garantizar el agua de las poblaciones y de la industria en las próximas sequías, que con el cambio climático irán a más, los trasvases deben someterse a la ley y a la sostenibilidad, y no puede haber un aeropuerto gigantesco del que el gobierno no se ocupe políticamente, aunque no lo haga financieramente, más que como lo haría con una gran empresa capaz de crear más de mil empleos a nada que se ponga en funcionamiento.
A su vez la integración en las instituciones europeas nos ha permitido alcanzar una renta agrícola desconocida en nuestra historia, la financiación de las infraestructuras anteriormente mencionadas, la de la educación y la de la Universidad. Pero lo más importante que no podemos olvidar es que la pertenencia a la Unión Europea impidió la quiebra de España, que hubiera supuesto la ruina, con, entre otros efectos, la suspensión de los sueldos de los funcionarios y de las pensiones.
Pero no podemos dejar de lado la profunda crisis económica y social que se produjo desde 2010, que redujo drásticamente el Estado del Bienestar, lanzando al desempleo a centenares de jóvenes, precarizando el existente y creando graves bolsas de pobreza, especialmente entre los desempleados mayores y entre un buen número de familias monomarentales. Ha sido en éste doloroso sistema social en el que nace el desapego de los jóvenes respecto de la Constitución y las instituciones.
Lo fundamental de la Constitución es que, además de consagrar la democracia, supuso la pacificación de la existencia de este país, largo tiempo engolfado en el abuso, en la necesidad y en los conflictos civiles y esto es lo que hay que recuperar, acabando con el desempleo masivo y con la precarización de los empleos y salarios. Esta es la materia que reclama hoy el consenso de entonces y, además, sentido común.
Luis Arroyo Zapatero, Diciembre 2018, Diario La Tribuna
M. Cherif Bassiouni: a resplendent light shining forth upon the future.
Luis Arroyo Zapatero President of the Société Internationale de Défense Sociale/International Society for Social Defence, AIDP Vice-president, and honorary president of the Spanish Group.
I had learnt of Cherif Bassiouni when commencing my doctoral studies. In the final convulsive years of Francoism, Marino Barbero Santos, in his professorial chair at the old university of Valladolid, explained what the AIDP was to the three students who would in good time have to become university professors. He described to us with such detail and enthusiasm how the patriarch of Spanish-American criminal Law, and disciple of Von Liszt, don Luis Jiménez de Asúa, had become Vice-President of the AIDP, recounting its survival after the war, and about the institute of Freiburg to which Marino Barbero had been invited, the first Spaniard under the august presidency of Hans Heinrich Jescheck, who are to be the next AIDP President after the Doyen Bouzat. He also spoke of a powerful Secretary General, enchanting in any of the languages that he spoke so perfectly, whom he also described in detail: a young official, decorated in the Egyptian army during the Suez war, successful European and American ventures, with the support of a diplomatic family, with a professorial chair at the DePaul University of Chicago and highly influential at the State Department and at the United Nations.
The destinies of both men coincided various times: in the first place, on the occasion of the inauguration of the Institute in Sicily, at Syracuse, which the professor of this eulogy directed and another one at Messina, in which Barbero Santos participated and at which I should have been; although I never appeared as a consequence of having to await a criminal trial before a criminal court on public order, a circumstance that had excluded me from any student grant or fellowship in Franco’s Spain. The Institute of Syracuse was admirably founded with total success. It is enough to see the photograph of the first promotion of the young international criminal-law student seminary of the time, where José Luis de la Cuesta and Christine Van den Wyngaert stand out, and to see that it has ever since been globally promoting the most expert international criminal lawyers.
My destiny led me to prepare my doctoral degree together with Hans Joachim Hirsch at the University of Cologne from 1975 to 1977, and I returned to Spain after the first elections in 1977. Barbero Santos, who was president of the Spanish group, organized the first AIDP congress, with the full support of the first democratic government. It was held with great success in Madrid and Plasencia. On that occasion, I became familiar with Jescheck and Vassalli. An ordinary edition in Spanish of the Revue was published, after a fierce debate with hundreds of messages exchanged between the Spanish group and the Secretary General, who had no wish to add to the languages of the journal, beyond the traditional English and French. What would they think today seeing that it is only published in English? After meeting on multiple occasions there are many of them I still wish to recall.
At the board meetings in Paris that I always attended following my election as president of the Spanish group after 2002, the final sessions were invariably a magnificent spectacle, as Bassiouni at his best addressed us all over the roundtables of the Maison des Avocats, giving us news, pointing out problems and seducing each and every one of us in so many languages. I recall a very unique night in which with deep emotion he gave us the news of the retrieval of the minutes of the meeting in Nuremburg at which the AIDP was reconstituted, by that time with Americans and Russians, pleasantly surprised for the first time with the simultaneous translation system of the proceedings of the international court, on 18 May 1946.
I think that the international congress at the Hague was certainly the most special moment of the professional life of Cherif Bassiouni, at which he presented the final report of his grand project: The Pursuit of International Criminal Justice: A World Study on Conflicts, Victimization, and Post-Conflict Justice, published in 2 volumes, in Intersentia, Brussels, Belgium, 2010. We were all backing him: judges from the International Court of Justice, from the International Criminal Court, and from the ad-hoc Courts and Tribunals, presidents of scientific societies, academic institutions. All there with him. He affirmed there his titanic work, of a lifetime advancing the convention against torture, the international criminal court and the civilizing effect of the United Nations and its institutions in a world of inexhaustible ferocity.
In Beijing, in 2005, at the congress that appointed José Luis De la Cuesta president he was troubled, both due to family reasons and to his journey to the volcanic mayhem of Afghanistan and the terrible realization of having lived through a great farce there.
In Doha, at the climate convention of the United Nations, he participated in the homage to Gao Ming Xuan, on the occasion of the award of the Beccaria Medal that the Société Internationale de Défense Sociale bestowed upon him. He was not optimistic, neither with regard to the abolition of the death penalty, nor with regard to the rest; he saw the world with great concern and left all of us concerned too.
The most emotional moment perhaps for me was his speech before the Spanish parliament, with the presidents of the parliament, the Supreme Court, the General Attorney of the State, at the award of the Beccaria Medal to him and to Mireille Delmas-Marty: an outstanding partner. It had grown late in the day and, after the laudatio that Muñoz Conde delivered, he left the papers on the table and in a Spanish tinged with Mediterranean overtones explained to us the reasons of a life dedicated to protecting the weakest through the progress of international law.
Bassiouni and his passionate works and sound academic grounding will not fade away and his example shines forth among us.