Profesor brasileño de gran éxito, Paulo José da Costa Junior, tras cumplir 90 años en febrero y con actividad profesional y docente hasta el final ha fallecido en Sao Paulo el pasado 3 de marzo. Nadie que le haya conocido puede olvidar su inteligencia, su simpatía y su capacidad de enfocar nuevos problemas, fundamentada en el estudio jurídico y en su amplia cultura. Era uno de los pocos penalistas brasileños implicados en la vida internacional de la Ciencia del Derecho penal internacional de antes de la globalización.
Nació en Sao Paulo en 1925 y estudio en su Facultad de Derecho. Se inició en 1954 como abogado penalista especializado en Tribunales de jurado, cátedra de los grandes abogados. En 1958 comenzó su carrera académica en la Universidad Mackenzie para desplazarse de inmediato a Roma donde obtiene su doctorado, además de especializarse en criminología clínica con Di Tullio. A su regreso alcanza la cátedra en la Universidad de Mackenzie y la sólida posición de profesor de libero docente en la de San Paulo. En 1966 regresa a Roma y alcanza el profesorado en Padua, Pavía y Bolonia, una experiencia italiana que acumulada a la anteriormente citada configuran el personaje de modo definitivo.
En 1969 obtiene la cátedra de Derecho penal y procesal de Sao Paulo desde la que realizó una intensa actividad publicista y académica, como la presidencia del Instituto Latinoamericano de Criminología, la dirección de la Revista Brasileña de Criminología y Derecho Penal y la representación en Brasil del Índice Penale que dirigía en Milán Pietro Nuvolone. Siempre activo en las organizaciones científicas, en la AIDP, la SIC y sobre todo, en la Société, de la que es miembro del Consejo de Dirección y desde el Congreso de México de 2012 su Vicepresidente. Su obra es muy intensa y destacan en ella sus libros sobre protección penal de la intimidad, sus trabajos sobe el nexo causal, la tentativa, la aberratió Ictus, así como cuestiones penológicas y penitenciarias así como sobre los grandes casos penales. Su curso de Derecho penal alcanzó doce ediciones y los Comentarios al Código penal siete.
Bien presente en los Congresos Internacionales de Prevención del Crimen de Naciones Unidas desde 1960 y en todos los demás de los que merece especial recuerdo el de la Conmemoración de la abolición de la pena de muerte en Portugal, en Coímbra en 1987. Acudió a Toledo en 2007 al Congreso de la Société. Le visité en Sao Paulo, donde me mostró orgulloso su excelente sede del Despacho de abogados que compartía con su hijo Fernando. Entramos a comer en un gran restaurante y se levantaron más de 10 mesas para saludarle. Me miró con aquellos ojos preñados de alegría e inteligencia y me dijo sonriente, ¡todos los abogados y jueces de los últimos 40 años son alumnos míos! Esa es la mirada que permanecerá en mí recuerdo.
Interesa resaltar que el patriarca del penalismo euroamericano, Franz von Liszt fue tempranamente traducido y publicado en Brasil por el catedrático de Recife y luego Magistrado de la Corte Suprema Higinio Duarte Pereira en 1898, años antes que la realizada en español por Quintiliano Saldaña y el joven Jiménez de Asúa. Sin embargo su influencia no se concentró en las Universidades sino en la calidad de la jurisprudencia. En los años 50 y 60 se abría Brasil sobre todo a la doctrina italiana. Giuseppe Betliol es de mayor influencia, Paulo José Da Costa fue el traductor en el Tratado en tres volúmenes. La influencia de Bittiol tiene que ver con su calidad científica y con su pietismo cristiano, que tanto sirvió en la América de las grandes desigualdades. Su influjo pervive en esferas políticas bien diferentes como Miguel Reale jr. o Alberto Silva Franco.
El profesor Da Costa tenía una extraordinaria vocación literaria que se manifestó en escritos diversos y en dos libros, uno autobiográfico “A minha vida” y otro de recuerdos de la ciudad, lo que valió el sillón de la Academia Literaria Paulista, en la que le acompañarían Ada Pellegrini y Miguel Reale, grandes juristas y literatos como él. También se ocupa de otras manifestaciones artísticas, como del Museo de Arte Contemporáneo de Sao Paulo.
En diciembre me invitó Mario Pisani a visitarle en Pavía. Tras una intensa experiencia con un guía tan magistral de su ciudad me llevó a comer al restaurante “Marechiaro” en la plaza, tradicional y sencillo. Mario me dijo: es el restaurante preferido de Paulo José Da Costa, donde siempre ha vuelto tras sus lecciones juveniles en esta Universidad. Siempre le tendremos en nuestro recuerdo.