La privilegiada llamada para encontrar en Alemania la formación científica de los jóvenes juristas españoles de principios del siglo XX es consecuencia de tres procesos institucionales y de dos personalidades principales. A los procesos pertenece en primer lugar el krausismo, que es un movimiento liberal filosófico y social español por excelencia, organizado por Julián Sanz del Río a partir de pensamiento jurídico y político de Karl Krause, que fue una excelente solución para superar la dogmática rigidez de Kant y Hegel. Con él se buscaba también satisfacer la necesidad de renovación filosófica y política, en la ingenua creencia de evitar el enfrentamiento directo con una iglesia católica, acostumbrada a dominar por completo la vida espiritual de España, incluida, naturalmente, la vida universitaria y científica.