¡Cómo pasa el tiempo!

Ha pasado casi un año desde mi última entrada… El curso 2019/2020 ha sido/está siendo un año muy entretenido, entretenimiento que aunque no me ha impedido tener mis ratos de reflexión o seguir escribiendo mi historia como docente, sí que me ha dificultado escribir sobre ellas o compartir mis pensamientos e historias en este blog. A veces incluso he usado plataformas sociales basadas en la concisión para contarlas (ver mi Twitter @jjcastroschez) y otras solo accesibles para amigos.

En este curso me he divertido mucho en las dos materias que he impartido en el primer cuatrimestre: Procesadores de Lenguajes y Comercio Electrónico. En la primera he visto como los alumnos responden ante los retos y son capaces de solucionar problemas empleando los conocimientos de la materia. Y en la segunda he continuado realizando mis experiencias de aprendizaje basado en problemas y aprendizaje servicio, y ya van 5 maravillosas experiencias. En esta ocasión hemos colaborado con la Asociación de padres de niños prematuros «Pequeños Luchadores» de Ciudad Real. En siguientes entradas del blog contaré brevemente ambas experiencias y lo que han aportado.

A nivel profesional, he podido alcanzar un gran logro profesional, conseguí una plaza de Catedrático en la Universidad de Castilla La Mancha. Sin duda alguna un gran éxito que me anima a seguir trabajando como hasta ahora o más.

Unos meses después de haberlo conseguido he podido sentarme a pensar en todas aquellas personas que de alguna manera me han ayudado a alcanzar esta meta. Y como no hay nada que aporte más felicidad en la vida que el agradecimiento, y además tengo la obligación moral de darles las gracias públicamente, y de reconocerles todo lo que han hecho por mí, en los siguientes párrafos voy a ser inmensamente feliz mencionando a personas que quiero. A algunos ya se las he dado personalmente pero «lo escrito, escrito está».

En primer lugar quiero agradecer a mis padres, Juan y Paqui, todo lo que han hecho/hacen por mí desde el día en que nací hasta ahora mismo que yo estoy escribiendo este texto o incluso cuando tú lo estés leyendo. El amor de unos padres es incondicional y atemporal. Mi padre me inculcó el amor a la docencia, él era maestro, y no un maestro cualquiera, el mejor. Estoy seguro de que allá en lo alto, él habrá disfrutado de todo este momento, yo sé que él está siempre a mi lado. Mis padres me animaron a trabajar en lo que me gustaba y me permitieron hacerlo, financiando mis primeros pasos en este mundo, económicamente y con viandas materiales y espirituales. Gracias por inculcarme los valores que rigen mi forma de ser.

A mis hermanos, Juanma y Yeyes, siempre fueron para mí un ejemplo de constancia, de trabajo, de esfuerzo… Ellos me enseñaron con su ejemplo muchos valores. Además, continuamente han estado a mi lado, arropándome y cuidando de mí, que para eso soy el pequeño de la casa.

A mis directores de tesis y amigos, sí amigos, porque al final se crea un gran vínculo personal, se pasan muy buenos, regulares y malos momentos juntos, y eso une. Juan Luis Castro y José Manuel Zurita, ellos fueron los primeros académicos/investigadores que creyeron en mi y me dieron la oportunidad de trabajar con ellos, me enseñaron a dar los primeros pasos de investigación, me dirigieron la tesis, y me orientaron en mi primeros pasos profesionales dentro de la universidad. Al final los pasos, que se debían dar, cambiaron un poco a como estaba previsto, pero para bien mío, y ellos lo entendieron. Siempre les tendré un inmenso cariño y guardaré un gran recuerdo de ellos y de esos momentos que pasamos juntos.

A mis profesores, algunos de ellos dejaron una gran huella en mí.

A mis compañeros de investigación, de grupos en los que he trabajado/colaborado, e incluso de otros grupos que, aunque nunca llegue a «producir» con ellos, me aportaron grandes cosas, a veces simplemente una sonrisa que llegó en el momento adecuado. Especial mención en este apartado tienen Luis Jiménez, Ester del Castillo y Juan Giralt, las primeras personas que me acogieron por estas tierras manchegas.

A mis compañeros de la Escuela Superior de Informática, y de la Universidad de Castilla La Mancha que he conocido gracias al Máster Universitario en Profesor de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanza de Idiomas, a vuestro lado he aprendido mucho.

También quiero mencionar a mis doctorandos, Javier Albusac y Raul Miguel, simplemente intenté hacer con vosotros lo que hicieron conmigo y espero haber provocado los mismos sentimientos que yo siento por mis directores de tesis. ¡Espero haberlo logrado!

Y por supuesto a los alumnos a los que he impartido clase durante estos 22 años, y de los que he aprendido mucho. A lo largo de un curso siempre intento dejar huella en vosotros. ¡Espero haberlo conseguido! Espero haber aportado algo más que conocimientos a vuestras vidas, y que en algún momento me recordéis, a ser posible con una sonrisa en la cara.

Para finalizar, y como no puede ser de otra forma, quiero dar las gracias a mi mujer Mila y mi hijo Samuel. Ellos son los que me dan la fortaleza del día a día. Las alegrías y las tristezas de la vida con vosotros siempre. Esto fue una meta alcanzada por la familia.