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Quiropráctica o mueve el esqueleto

En una entrega anterior, hablé de las flores de Bach y decía que no había centro naturópata que se precie que no venda las falsas esencias curativas. Hoy me meto con la quiropráctica, prima de la osteopatía, y es difícil no relacionarlas erróneamente con la fisioterapia. Y en este punto, parte de la culpa la tienen algunos centros de fisioterapia que utilizan a la quiropráctica y a la osteopatía no sé si como reclamo publicitario en sus folletos y carteles, o porque aplican estas peligrosas pseudoterapias, dándole así visibilidad y cierta credibilidad.

La quiropráctica se ha trabajado bien su imagen y se asocia rápidamente, como decía, con la fisioterapia y parece, incluso, una terapia fiable. Pero cuando uno va un poco más allá y comprende los principios de esta pseudoterapia, no debería más que salir huyendo del quiropráctico por mucho que te digan tus vecinos que tiene unas manos que te dejan nuevo. Veamos por qué. El inventor fue el canadiense Daniel Palmer, apicultor y tendero, apasionado del espiritismo y de la anatomía quien, al parecer, a finales del siglo XIX, curó de la sordera a un conserje manipulándole la espalda mediantesubluxaciones para redirigir la ya consabida energía vital.

Esta técnica se apoya en la kinesología, que se vende como el estudio “científico” del movimiento de cuerpo humano desde un punto de vista físico, y se diferencia de la fisioterapia, según los “expertos”, en que el quinesiólogo evalúa el movimiento y actúa en consecuencia, cosa que, al parecer, el fisioterapeuta no. La diferencia fundamental es que el segundo tiene una formación especializada y científica y el primero vende humo. Pues esta kinesiología está más relacionada con la auriculoterapia, la reflexiología y el vudú que con la fisioterapia seria. Existen calcetines de reflexiología que son un mapa de dónde debemos dar los masajes en la planta del pie para conseguir efectos terapéuticos milagrosos. Siempre me pregunto para cuándo unos calzoncillos/bragas/tanga de reflexiología. En el caso de la quiropráctica, la representación del organismo no se ubica ni en la oreja ni en la planta del pie, sino en la columna vertebral. Pues según los quiroprácticos, al manipular la columna se consigue equilibrar al individuo y curar la enfermedad.

No obstante, los riesgos son altos. Si bien un masaje nos hará sentir bien, la manipulación quiropráctica con movimientos violentos, giros de cuello y espalda por personas sin preparación ni conocimientos anatómicos o de fisioterapia, puede llevarnos rápidamente al hospitalcon una luxación, una vértebra rota o, incluso, un derrame cerebral como está documentado en la literatura científica. El caso más famoso es el del actor Kevin Sorbo, que en los noventa protagonizaba la serie de televisión “Hércules”, quien tras una visita a su quiropráctico sufrió un aneurisma y tres trombos. Seguramente tuvo que ir a un médico de verdad a que le arreglaran el desaguisado.

Publicado en Diario Sanitario el 26 de septiembre de 2016.

Flores de Bach, mejor de plástico

Hay pocas pseudoterapias “naturales” que molen tanto como las flores de Bach, por su estupidez, pero por su sencillez y su calado en la sociedad. No hay centro naturópata que se precie que no prometa la curación mediante las archifamosas flores de Bach (pronunciado como “bach” y no como “baj”, el compositor).

Esta terapia “esencial” aplicada por pseudoterapeutas que se dicen “esenciales” se basa en unos “principios” enunciados por el médico inglés Edward Bach a principios del siglo XX. El funcionamiento es extremadamente sencillo: se basa en el efecto de las energías sutiles, estas energías recurrentes que sólo detectan y sienten aquellas mentes preparadas y no los Físicos en el CERN ni ningún dispositivo científico que se precie, y las esencias de las plantas para curar cualquier estado mental negativo. Trabajan sobre nuestro espíritu, transmutando y cambiando aquello que no es bueno para nosotros, creando armonía. No lo digo yo, lo dicen los “expertos esenciales”.

Preparar flores de Bach es sencillo: con agua de manantial, no vale del grifo, se ponen flores en un cuenco al sol y tras un rato, se mezcla el preparado con brandy. Así como con el agua se debe ser cuidadoso, con el brandy no especifican si vale con un Terry o hay que tirarle al Peinado 100. A partir del preparado se hacen diluciones, esas que tan bien hacen los homeópatas, y se depositan unas gotas debajo de la lengua. Esto nos llevará a otro estado de energía, a otro estado vibracional, siempre según los “expertos”, ayudándonos a unir la mente y el alma.

En este anuncio, la fórmula se basa en los remedios “emocionales”.

Un poco de cordura. El preparado no tendrá ningún principio activo, más allá del alcohol, no tendrá ningún efecto más allá del placebo. Y nada tendrá que ver con la fitoterapia o el uso de plantas medicinales. Los expertos en sacarle el dinero al crédulo utilizan un lenguaje místico, casi mágico, atacan generalmente a la Medicina y, como no podría ser de otra manera, a los fármacos basados en la odiosa química.

Un punto a su valor es que hacen mucho hincapié en el efecto psicológico de esta estafa, lo cual no les debe dar credibilidad ninguna, pues generalmente son personas sin formación, ni escrúpulos, que se atreven a hacer diagnósticos en lo que debería ser un claro ejemplo de intrusismo. Si aun así te apetece probar esto de las flores de Bach, podrás preparar tus propios “medicamentos” a base de flores, pero conseguirás el mismo efecto si utilizas flores de plástico. Yo recomiendo un buen brandy, con moderación, y diluir lo justo. Como siempre, ante un problema de salud, al médico, que para algo está.

Publicado en DiarioSanitario el 24 de agosto de 2016.

Orinoterapia, por favor, no seas guarro

Continúo esta serie de textos con los que pretendo denunciar las pseudoterapias y la pseudociencia para prevenir al lector y que no le timen. A veces, sólo con un poco de sentido común, ese que es el menos común de todos los sentidos, podemos llegar a la conclusión de que lo que me están contando es un timo, una tontería o, simplemente, una guarrada. Y es que muchas veces, para que estas pseudoterapias tengan algún efecto, más allá de vaciarte el bolsillo y vía efecto placebo, deben incluir términos y cuestiones místicas, extrañas o, como es el caso, escatológicas.

Hoy veremos en qué dicen que consiste la orinoterapia. No sé si esta pseudoterapia está muy extendida, pero el caso es que se encuentra en algunos centros de terapias alternativas y naturales; razón suficiente como para no entrar y huir rápidamente del lugar. Bien, los orinoterapeutas (me encanta este palabro) dicen, como otros pseudoterapeutas, que la enfermedad no existe, que es la desconexión del cuerpo y la mente, que ya hemos tratado en textos anteriores como una falacia terrible que llevamos arrastrando ya miles de años, la responsable de enfermar. Es más, según estos caraduras, este desequilibrio se produce en el momento del nacimiento cuando dejamos de beber nuestra propia orina mezclada con el líquido amniótico. Es por esto que proponen la autocuración mediante el consumo de nuestra propia orina.

Termino. Este tesoro que tiramos por el WC y que es una excelente medicina y alimento natural, según ellos, no es del todo conocido y es por culpa de los científicos, como siempre perversos, que no queremos investigar por los, lógicamente, intereses de las grandes corporaciones. Como podemos comprobar, este tipo de argumentos funcionan y son repetidos por los magufos como un mantra. ¿Magufo? Es un término que no me gusta del todo, porque se usa despectivamente para aquellos que creen en la magia (MAG-ic) y en los ovnis (-UFO), pero que sirve para calificar, en mi opinión, a los crédulos que odian la Ciencia y antes beben su orina que hacer caso al médico.¿Y qué podremos curar? Pues todo, absolutamente todo, desde una uña encarnada, a la diabetes, la celulitis o un cáncer. Según ellos, si todavía no estás flipando del todo, dicen que se debe tomar un vaso de orina al día en ayunas. Si no vomitas, recomiendan hacer ayunos de 2 o 3 días tomando únicamente orina y agua. Si tu enfermedad es grave o crónica, recomiendan ayunos de 15 a 21 días. Las “evidencias” que dicen tener es que ha habido gente que ha sobrevivido tras un naufragio o un terremoto sólo tomando su orina. ¿Y cómo cura? Pues dicen que equilibra nuestro cuerpo químicamente y, sobre todo, mentalmente, si es que beberse su propia orina no es de estar suficientemente desequilibrado. Pero insisten en que bebiendo tu propia orina podrás ver el mundo desde otro punto de vista y nivel espiritual.

Si todavía no te he convencido para beber tu propia orina o hacer un ayuno de 20 días estando enfermo, gracias. No me hagas caso ni a mí, ni a los orinoterapeutas. Haz caso a tu médico.Decía mi padre, anatomopatólogo, “o médico, médico o curandero, curandero”, cuida tu salud y confía en la Ciencia… y por favor, guarradas de este tipo, las justas o sólo en caso de emergencia.

Publicado en Diario Sanitario el 4 de agosto de 2016.

Homeopatía: el azúcar más caro del mundo

He de ser sincero y confesar que hablar de homeopatía, de que es una estafa, de cómo fabrican sus preparados a base del azúcar más cara del mundo, de que no cura nada… me aburre cada día más.

No obstante, cada vez que entro en una farmacia, que debería vender medicinas con base científica, y me encuentro, incluso delante de las cremas, los potitos o los cepillos de dientes de Peppa Pig, una estantería llena de productos homeopáticos, me hierve la sangre y me indigno más que con los recortes en Sanidad y Educación. ¿Por qué? Si no hacen nada (literal), dirá algún alumno aventajado. Pues veamos por qué.

La homeopatía es una pseudoterapia sin base científica que se fundamenta en premisas subjetivas enunciadas por el alemán Samuel Hahnemann en el siglo XVIII. Sin experimentación ni observación que las corrobore, la homeopatía se basa en dos leyes básicas: 1) si una sustancia me produce un efecto, la misma sustancia muy diluida me producirá el efecto contrario. Este es el principio similia que realmente no es un simple “lo similar cura lo similar”. Por ejemplo, si la cafeína me quita el sueño, si yo tomo cafeína muy diluida, me producirá insomnio ¿ridículo? Completamente.

Así encontramos falsos remedios basados en cangrejo (para el cáncer, por lo del horóscopo y que cáncer es un cangrejo, así de insultante), cebolla (para la depresión) o caca de perro (no sé para qué). He aquí una muestra de por qué digo que este principio va más allá. Y 2) el otro principio es el de la dilución, diluir mucho la supuesta sustancia sanadora, de manera que cuanto más diluida, más potente. Si quiere emborracharse, de acuerdo a estos principios, debería diluir mucho alguna sustancia que le quite la borrachera, por ejemplo, se me ocurre agua o, por qué no, cafeína, que vale para todo en homeopatía. ¿Y cuánto es diluir mucho? Hay remedios que diluyen el equivalente a un grano de arroz en el volumen de agua que ocuparía una esfera del tamaño del sistema solar.

Además, recuerda, que cuanto más diluido más potente. ¿Tiene sentido? A lo mejor en el siglo XVIII sí, ahora no, pues entre otras cosas va en contra de todo lo que hoy sabemos sobre la Farmacología, Bioquímica, Fisiología… Así en nuestro caso práctico para emborracharnos, podríamosdiluir una gota de café en el océano atlántico y esperar un efecto homeopático, pero como siempre, bebe con moderación. Y recuerda que Hahnemann decía que para que el preparado sea efectivo, había que golpear la mezcla con una biblia.

En los últimos tiempos, gracias fundamentalmente a las redes sociales y la gran difusión, rápida y efectiva, de información, los homeópatas (nunca diré médico homeópata porque es un oxímoron), han denunciado una campaña contra ellos. La verdad es que lo único que se les pide es que demuestren que sus preparados que, actuarían de forma mágica, tienen algún efecto más allá del placebo o de sacarle el dinero a la gente.

Hasta el principal fabricante de estos productos, Boiron ha reconocido recientemente que no sabe cómo “funcionan”. Es más, en la clasificación que recogen en su web tienen un tipo de “medicamentos” que no saben ni para qué sirven, o insinúan que sirven un poco para todo. Y es que unos mínimos conocimientos de química básica, muchos recordarán el Número de Avogadro, nos llevarán a entender que una dilución homeopática de 12CH supone que en el preparado no queda ni una molécula del supuesto principio activo, ¿entonces por qué se vende?

Suena ridículo y es que lo es. Pero deja de serlo cuando vas a una farmacia y el farmacéutico obvia su código ético y te recomienda uno de esos tubitos con bolitas de azúcar que no te harán nada, pero que te venderá a precio de oro. Así que ya lo sabes, dile que no te engañe y que te dé medicinas de verdad, las que funcionan.

Publicado en Diario Sanitario el 18 de julio de 2016.

Medicina cuántica, ayurvédica y holística

Tras explicar el porqué de estos textos, en qué se fundamentan las mal llamadas terapias alternativas y poner de manifiesto la estafa del Reiki, hoy trataré de explicar en qué consisten varias pseudomedicinas “con apellidos”. Dice mi amigo José Miguel Mulet, autor del libro “Medicina sin engaños” de lectura muy recomendada e inspirador de estas modestias aportaciones, que la Medicina que funciona se llama simplemente Medicina. Es aquella que los homeópatas mal llaman “alopática” y que ha demostrado su eficacia científicamente; no necesita de apellidos más o menos llamativos o mercantilistas como cuántica, ayurveda u holística.

Lo que hace pocos años era “ir al curandero”, ahora es ir al terapeuta natural, alternativo o complementario con cualquiera de los apellidos anteriormente indicados. Aunque casi todas estas pseudoterapias tienen en común que no hacen nada, que no tienen efectos secundarios ni primarios más allá del placebo, pueden llegar a ser muy peligrosas cuando el paciente abandona su tratamiento médico convencional o llamémoslo “científico”. Es verdad que la Medicina no lo cura todo, pero también es claro que estas pseudoterapias no han demostrado curar nada de forma controlada, objetiva y sistemática, que es lo mínimo que le debemos exigir a un tratamiento.

Veamos entonces en qué consisten o en qué se diferencian las pseudomedicinas ayurveda, cuántica y holística. Pues lo primero es comprobar que las tres tienen en común una cosa, además de la falta de evidencia que las avale, y que dicen tratar al paciente como un todo, la unión de la mente y el cuerpo. En la pseudomedicina holística entran en juego otras pseudoterapias como la homeopatía, la acupuntura, la fitoterapia, las flores de Bach o la aromaterapia, de las que hablaremos en futuros textos. La pseudomedicina ayurveda es la más divertida por todos los términos, doshas o tattwas que utiliza para marear la perdiz. Los doshas hacen referencia a los humores (como los griegos y los romanos; imagino que nadie querría para sí un tratamiento de hace 2000 años basado en elementos, cualidades o estaciones). Los tattwas son 24 principios cósmicos entre los que se encuentra el éter, el ano o la inteligencia cósmica. Todo, cual cuento chino, mejor dicho indio, para engañar a incautos con lenguaje oriental que vende mucho y cura poco o más bien nada.

La última que desgrano brevísimamente es la pseudomedicina cuántica que es la que más me indigna. Como Físico y sufridor de varias asignaturas de Física y Mecánica Cuántica y Nucleardurante mi licenciatura, cuando escucho el uso del término “cuántico”, no puedo más que enfadarme y sentir una increíble rabia interior. Dudo que esos mal llamados terapeutas sepan qué quiere decir “cuántico” o ni mucho menos entender una simple descripción de la naturaleza en términos cuánticos, obviemos aquí la ecuación de Schrödinger o la interacción débil. Pero claramente usan el desconocimiento generalizado de algo que, de primeras, suena a que es difícil o incomprensible, casi mágico, para como el resto, aprovecharse del dolor de la gente.

Pues bien, la pseudomedicina cuántica es el colmo de la paja mental en la que los términos pseducientífícos como energía vibratoria, paquetes de energía o cuantos, orden cuántico o resonancia forman la base de su descripción como “nuevo paradigma” para entender la unión del cuerpo humano y el universo: las células o las moléculas interactuando con estos campos universales que nada tienen que ver con los campos gravitatorios o el bosón de Giggs y su relación con las enfermedades como un juanete o una fístula; dónde vamos a parar.

En definitiva, estas pseudoterapias utilizan un lenguaje más o menos místico, o más o menos pseudofísico, para, aprovechándose del desconocimiento de la gente, utilizar la falta de tiempo que el médico le puede dedicar a su paciente en su consulta, para venderles pseudotratamientos que lo único que consiguen es vaciarles el bolsillo a base de mamarrachadas. La hiperespecialización de la profesión médica, que en mi opinión creo que es buena, genera a veces en el paciente ese desconcierto del “ni me han mirado” y sea ahí, por culpa del estrés, las listas de espera, la falta de tiempo, en mi opinión, donde se encuentra el principal problema y caladero de porqué los vendedores de humo tienen éxito.

Publicado en Diario Sanitario el 1 de julio de 2016.

Reiki: otra milonga con nombre japonés

Publicado en DiarioSanitario el 6 de junio de 2016.

Esto de las energías invisibles es un recurso recurrente en muchas terapias alternativas pesudocientíficas. Esas que no han demostrado que funcionen más allá del efecto placebo, como por ejemplo la que hoy nos ocupa: el Reiki. Esta pseudoterapia consiste en desbloquear el flujo de energía vital por medio de la imposición de manos. Energía que sólo quien cree en estas cosas es capaz de detectar y que está fuera del alcance de la Ciencia y la Tecnología actuales.

Bien, ¿qué pasaría si un médico en su consulta, para curar un catarro, una alergia o incluso un cáncer impusiera las manos y mandara a casa a sus pacientes? Pues que probablemente sería inhabilitado. Pero, ¿qué pasa si dice que lo que está haciendo es Reiki? ¿Qué pasaría si, para cubrirse las espaldas dijera que es un tratamiento “complementario” y “compatible” con la medicina “tradicional” o alopática? Pues que es una simple y peligrosa estafa y, para que no nos timen con cuentos, lo mejor es el Conocimiento. Veamos.

Esta pseudoterapia “milenaria” surge en Japón, pero de milenaria tiene poco. Se la inventó Mikao Usui en 1922 tras una peregrinación al monte Kurama de Kioto donde adquirió los conocimientos de esta milagrosa técnica por medio de una revelación. Mágicamente adquirió la capacidad de manipular “la energía vital universal”. Además, su revelación era clara: se trataba una técnica milenaria, pero de la que no se ha encontrado constancia anterior al siglo XX. Pequeños detalles sin importancia.

Según los practicantes de Reiki, mediante la imposición de manos, los maestros, son capaces de desbloquear ese flujo de energía vital, que lógicamente sólo pueden detectar ellos. Ese bloqueo es el causante de un desequilibrio y, por tanto, promotor de enfermedades, entre ellas el cáncer, que, al parecer, tendría un origen emocional. Y se quedan tan anchos.

A día de hoy, sigue sin existir ninguna evidencia de la existencia de esa energía vital, pero lo mejor es que en 1998, una niña de 11 años, Emily Rosa, publicó junto a sus padres un artículo titulado “A close look at therapeutic touch”, en el Journal of the American Medical Association (JAMA). El diseño del estudio era sencillo. Los expertos en Reiki, alguno con más de 35 años de experiencia, que decían tener el don de detectar la energía vital debían decir, sin ver, si el investigador ponía su mano a pocos centímetros de su mano derecha o izquierda.

Si un médico impusiera las manos para curar, sería inhabilitado

Lo lógico es que alguien que no sólo es capaz de detectar la energía vital, sino que además es capaz de reconducirla y desbloquearla, fuera capaz de sentirla en la mano del investigador a pocos centímetros de la suya y acertar más del 50% de las veces. Los resultados fueron demoledores. De 280 intentos, sólo acertaron 128 veces (el 44%) y las conclusiones fueron igualmente demoledoras: La incapacidad de expertos practicantes del toque terapéutico de demostrar la base fundamental de su terapia, es la evidencia irrefutable de que dicha técnica no tiene fundamento y que el uso profesional adicional o complementario está totalmente injustificado.

Entonces ¿por qué hay gente a la que le funciona? ¿por qué algunos centros públicos dan cobertura a esta terapia pseudocientífica sin evidencia de curar absolutamente nada? Lo primero que debe quedar claro es que el Reiki no equilibra la energía vital ni ninguna mamarrachada de esas. Pero ¿acaso una simple atención más personalizada y cercana no mejora a los pacientes? El efecto placebo, relajador, el saberse atendido y otros factores emocionales podrán hacer que el paciente se sienta mejor. El Reiki no hará que la quimioterapia sea más efectiva o que un paciente se cure de cáncer, pero es posible que al menos esté entretenido en su habitación mientras le ponen las manos por el cuerpo y le dan conversación.

Así podríamos llegar al debate de si es ético dar cobertura a este fraude o no. Y es que ahora está de moda eso de que las pseudoterapias alternativas son complementarias, de que no hacen ningún mal. Pero da lugar a que el paciente crea que lo que le cura no es la quimioterapia, la radioterapia o la intervención que le hicieron, dando cabida a vulgares estafadores que ponen sus manos y su cara dura al mismo nivel que la Medicina de verdad, la que funciona.

Entrevista en La Tribuna de Albacete sobre la homeopatía…

La Tribuna de Albacete recortó mínimamente mi entrevista y la publicó en: http://www.latribunadealbacete.es/Noticia/ZE6E2B760-9FF2-5CD3-D1A392567E4D44E0/Pensar-que-la-homeopatia-es-una-alternativa-es-un-suicidio-

A continuación, adjunto las respuestas que yo envié por escrito:

-¿Qué cree es que la homeopatía?

No lo creo, la homeopatía ES una pseudoterapia sin base científica que se fundamenta en una serie de premisas subjetivas enunciadas por el alemán Samuel Hahnemann en el siglo XVIII. Sin ningún tipo de experimentación ni observación al respecto que las corrobore, la homeopatía se basa en “leyes” como que si una sustancia me produce un mal, la misma sustancia muy diluida me producirá el efecto contrario. Este es el principio “similia” que realmente va más allá. Por ejemplo, si la cafeína me quita el sueño, si yo tomo cafeína muy diluida, me producirá insomnio ¿ridículo? Completamente. Así encontramos falsos remedios basados en cangrejo (para el cáncer, por lo del horóscopo y que cáncer es un cangrejo, así de insultante), cebolla (para la depresión) o caca de perro (no tengo ni idea para qué). He aquí una muestra de por qué digo que este principio “va más allá”. El otro principio es el de la dilución, diluir mucho la supuesta sustancia sanadora. ¿Y cuánto es mucho? Pues hay remedios que diluyen el equivalente a un grano de arroz en el volumen de agua que ocuparía una esfera del tamaño del sistema solar o incluso de nuestra galaxia. Además, dicen, que cuanto más diluido más potente. ¿Tiene algún sentido? A lo mejor en el S.XVIII sí, ahora ninguno, pues entre otras cosas va en contra de todo lo que hoy sabemos sobre la Farmacología, Bioquímica, Fisiología, etc.

-¿Cree que hay una campaña de descalificación sobre esta alternativa médica?

No creo que haya una campaña de descalificación sobre esta estafa, que para nada se puede llamar “alternativa médica” pues no cura y lo mínimo que se le puede pedir a un medicamento es que cure. A los productos homeopáticos sólo se les exige que sean inocuos, vaya, que no hagan nada. Y es fácil, pues son azúcar y nada más. Como decía no hay campaña alguna. Durante décadas estas pseudoterapias han campado a sus anchas en medios de comunicación sin que la respuesta de la Ciencia, que tiene también décadas, se escuchara. Hoy en día, contar qué es la homeopatía resulta fácil y llegar a la gente a través de medios digitales y explicarlo es muy sencillo. Cada vez más gente está aprendiendo que detrás de una bolita de homeopatía hay una industria que se aprovecha del dolor de la gente vendiendo productos que no hacen nada.

-Los homeópatas sostienen que este ataque no es un problema que verse sobre la cientificidad del medicamento homeopático, sino a que su consumo se está extendiendo y, por tanto, existen miedos por parte de otras industrias involucradas en los tratamientos convencionales.

No lo había escuchado nunca. Antes de responder, no se puede llamar “medicamento” a algo que no ha demostrado objetivamente que funcione, llamémoslo “producto o preparado”, pero no “medicamento”, sería como comparar el último libro de Belén Esteban con el Quijote. Bien, los homeópatas deben estar preocupados porque se les acabe el chollo de vender pastillas de azúcar sin principio activo alguno. Sorprende que esas mismas personas que atacan a las farmacéuticas, no se cuestionen los millones que está ganando la industria homeopática produciendo pastillas que no hacen nada. Entiendo que quieren evitar el debate sobre si científicamente sus productos curan o no, porque a día de hoy, no lo han demostrado más allá del efecto placebo.

-Los escépticos achacan a la homeopatía el efecto placebo, pero los homeópatas defiende que también se usa en animales y plantas, incluso en enfermos en coma, y que ha funcionado. ¿Cómo es posible que el efecto placebo se dé en estos casos?

No entiendo muy bien el concepto de “escéptico”. Se puede ser tajante: La CIENCIA ha demostrado que la homeopatía no tiene más efecto que el efecto placebo. No es una opinión o una corriente escéptica, se ha demostrado objetivamente, científicamente. En cambio lo que no ha sido capaz de demostrar la industria homeopática es que sus productos tengan más efecto que una pata de conejo o una estampita. El efecto placebo es algo extremadamente complejo. No obstante, gracias a la Ciencia, hoy en día sabemos que nuestro sistema nervioso es capaz de interaccionar con nuestro sistema inmune, limitando su efectividad si las condiciones tras terminar con una infección, que supondrá una pérdida de recursos importante para el organismo, serán o no favorables. Esto es, evitamos curarnos controlando la enfermedad hasta que las condiciones sean mejores o podamos garantizar que sobreviviremos y podremos alimentarme, por ejemplo. No sabemos qué estímulos son los que se tienen en cuenta en estas situaciones, pero está claro que si yo a mi hijo le digo “sana, sana, culito de rana” y le doy un beso o un abrazo, le estoy transmitiendo esa seguridad, esa necesidad de sentirse arropado. Sobre el efecto placebo en plantas, animales y, añado, bebés, la homeopatía no ha sido capaz de superar ningún ensayo clínico serio y, por cierto, ¿acaso el placebo no se da en animales? Por supuesto que sí. Y añado también que el “a mí me funciona” no es un criterio científicamente válido para demostrar que un medicamento funciona.

-¿Opina que la medicina convencional podría ser compatible y no competencia con la homeopatía?

La Medicina que funciona se llama simplemente Medicina. Es aquella que ha demostrado su eficacia. La propia industria homeopática en su página web, admiten que ni ellos saben para qué pueden funcionar sus productos, pensar que son una alternativa a la Medicina, es un suicidio. Y lo es. Cada día conocemos casos de personas que han abandonado sus terapias “convencionales” para tratarse no sólo con homeopatía, sino con otras alternativas pseudocientíficas, y el desenlace suele ser fatal. Casos recientes como el de Manolo Tena o el de Steve Jobs, o el del niño que falleció en enero porque sus padres le trataban con productos homeopáticos, pueden darnos una idea del riesgo que supone en determinadas patologías. Ahora el truco de la industria homeopática es decir que son terapias “complementarias”, pero eso es como decir que la misión Apolo XI llegó a la luna gracias a que había una mosca subida en el cohete que agitaba sus alas con mucha fuerza. Te curará la Medicina, la homeopatía sólo te engañará y si quieres creer que la homeopatía potencia o mejora los resultados, puede llegar a ser ridículo, como lo es que alguien nos intente convencer de que la Tierra es plana.

-Médicos homeópatas también señalan que en los últimos años, estudios de investigación muestran que las ultradiluciones utilizadas en homeopatía son algo más que agua.

Médico homeópata es un oxímoron, esto es, dos términos contrapuestos como “silencio atronador” o “universidad católica”. Un médico de verdad no se puede decirse homeópata, es una contradicción. Las ultradiluciones son agua. Si diluyo 1g de principio activo en 99g de agua, tendré 1 parte por cada 100. Esto es una dilución de 1CH en términos homeopáticos. Si lo hago 2 veces, esto es 2CH, cogeré 1g de la disolución anterior y lo diluiré en otros 99g de agua, ahora tendré 1 parte por cada 10.000. Si lo hago otra vez, tendré 1 parte por cada 1.000.000. Si lo hago 10 veces, esto es 10CH, tendré una parte por cada 1.000.000.0000.000.000.0000. Una ultradilución es de hasta 1000CH o 1500CH, que sería el equivalente a diluir un grano de arroz en el volumen que ocupa toda nuestra galaxia. No, no queda absolutamente nada y ya se demostró hace años que lo de la “memoria del agua” fue una patraña. James Randi es un escéptico canadiense que depositó 1 millón de dólares en una cuenta bancaria para aquel que demostrara la existencia de “algo más que agua”. El dinero y James Randi siguen esperando.

-Finalmente, si la homeopatía es un timo, ¿por qué no la prohíben?

Muy buena pregunta. Es una pregunta que habría que hacérsela a los Colegios de Farmacéuticos que permiten que los productos homeopáticos ocupen un espacio especial en las farmacias, que los farmacéuticos te los recomienden porque no tienen efectos secundarios (pero obvian decir que tampoco los tienen primarios). También a la ministra Ana Mato que les dio soporte legal. O a aquellos médicos que recetan con o sin conocimiento de causa, productos homeopáticos. Con conocimiento de causa sería que recetaran estos productos porque necesitan mandar placebo ¿sería ético?. Una revisión de más de 100 estudios publicado en The Lancet en 2005 decía que el tiempo de hacer más estudios se había acabado. La evidencia era suficiente y pedía a los médicos valentía y honestidad para indicar que la homeopatía no servía para nada. Así que deberíamos achacarlo al puro desconocimiento o a otros intereses. Y es que para que no te timen, lo único que tienes que saber es que lo que te intentan vender es un timo.

 

Junto a esta entrevista se publicó otra a quien dice ser “médico homeópata”: http://www.latribunadealbacete.es/Noticia/ZE6FB53CE-063B-AC95-3E9FBAD2CC620681/La-medicina-convencional-olvida-que-respondemos-a-estimulos

Sana, sana, culito de rana

Publicado en DiarioSanitario el 24 de mayo de 2016.

Desde hace miles de años, el ser humano, probablemente para protegerse de su vacío existencial, ha alimentado e inculcado, adoctrinando a su progenie, la falsa idea de la separación entre lo material y lo espiritual en cuanto, al menos, a la consciencia, a los sentimientos y al razonamiento se refiere. Llámelo alma si prefiere. Hoy sabemos que nuestra identidad deriva de las reacciones físico-químicas que ocurren en las diferentes regiones de nuestro cerebro.

Sabemos que no hay separación entre cuerpo y alma, pues eso que llamamos alma o consciencia, no depende sino de miles de millones de neurotransmisores reaccionando a toda velocidad en las sinapsis entre las neuronas de nuestro sistema nervioso. El amor, la amistad, el miedo o la nostalgia no son más que consecuencia de reacciones químicas que nuestro cuerpo produce.

También sabemos que podemos controlar esas emociones actuando molecularmente, físicamente, químicamente sobre el sistema nervioso y que, por tanto, no somos un ser especial en el universo. Ya dejamos de creer que la Tierra era el centro del universo, después asumimos, no sin dificultad, que el ser humano no es centro de la creación, incluso algunos han asumido que no ha habido creación, que no hay un Dios creador, pero nos resistimos a ser un animal más, que antes o después desaparecerá sin dejar ninguna huella especial en la evolución de las cosas.

A lo largo de millones de años, la evolución, la selección natural, ha ido cribando aquellas cualidades que suponían una ventaja. Probablemente, la automatización de muchos procesos en nuestro cuerpo para darnos mayor consciencia y control sobre aquellas cuestiones que podrían salvarnos la vida, ha sido un elemento clave en el desarrollo de las capacidades racionales de las que hoy disponemos. Así, el ser humano, y el resto de animales más evolucionados, se pueden concentrar más en buscar comida o en evitar que los predadores se los coman en vez de estar pendientes de la respiración, la digestión o los procesos inmunitarios internos.

Hoy sabemos que nuestro cerebro, al margen de lo que nosotros opinemos, toma decisiones por nosotros; es más, las propias decisiones que “nosotros” tomamos son elegidas por el cerebro antes incluso de que seamos conscientes de la decisión que “hemos” tomado. Pues, como decía, hoy sabemos que, ante una infección, los animales no ponemos todos los recursos necesarios para acabar con ella rápidamente hasta que no tenemos la seguridad de contar con los recursos nutritivos o el apoyo del grupo social que garanticen nuestra supervivencia.

Una vez que tenemos esa seguridad, el cerebro envía la orden al sistema inmune para que éste ataque con todo su arsenal. Esta podría ser una explicación naturalista y basada en la evolución del efecto placebo, que se ha demostrado tiene un poder importante para afectar a la potencialidad de curación de nuestro cuerpo. Al parecer, estaríamos limitando nuestra capacidad curativa, o incluso el efecto de algunos fármacos, hasta que nuestro cerebro no evalúe y decida de manera inconsciente que contamos con un entorno favorable para la curación.

Se han realizado y se realizan innumerables experimentos sobre el efecto placebo. Sabemos que este efecto existe, que la gente se cura de ciertas enfermedades gracias a él. Incluso si le decimos al paciente que le vamos a dar una píldora que es sólo placebo y que no tendrá efecto, este puede mejorar. El mero contacto con otro ser humano que parece preocuparse por nosotros ya ejerce un efecto curativo.

Por eso, cuando a un niño que se ha hecho daño le decimos “sana, sana, culito de rana” le estamos dando placebo, le estamos dando la seguridad de que estamos ahí, que cubriremos sus necesidades en caso de complicaciones. Y esta es la única manera en que se ha demostrado científicamente que actúan las pseudoterapias. No, no interaccionan con nuestra energía vital inexistente, no recolocan los chacras imaginarios, no existe una espiritualidad inmaterial que ayude en la sanación material y, por tanto, tenemos que tener claro que la Medicina que funciona se llama simplemente Medicina y que, si existe algún mecanismo aún desconocido, que potencia nuestra capacidad de curación, este no será explicado de ninguna otra manera que no sea mediante la aplicación del método científico.

Nota final. Este texto es fruto de una conversación con mi amigo Jorge Laborda (@jorlab), catedrático de Bioquímica de la UCLM, quien me contó muchas de las evidencias que aquí comento y quien ha revisado y colaborado activamente en la elaboración de este texto.

Paracaidista a la vista

El anuncio de la coalición entre Izquierda Unida y Podemos para las Generales del próximo 26 de junio, nos ha devuelto la ilusión a muchos. Esta segunda vuelta es una oportunidad que no podemos dejar escapar. Es por ello que no se pueden cometer los errores que han caracterizado la constitución y elaboración de listas por parte de Podemos, en los diferentes procesos constituyentes y de primarias que se han ido sucediendo en estos poco más de dos años de intensa y corta vida.

A estas alturas no nos debe importar tanto el cómo harán las listas, pues tengo la firme convicción de que las necesidades de cambio en este país, de cambio y sobre todo de limpieza, de la necesidad de devolver las instituciones a la gente y de ponerlas al servicio de la gente, está por encima de mi consabido rechazo frontal a las dichosas listas. Pero, como decía, Podemos debe evitar esos errores que, entre otras cosas, le llevó al nefasto resultado en Castilla-La Mancha (el peor del territorio nacional sin consecuencias para los responsables). Debe pensar un poco en a quién pone, al menos, de cabeza de cartel en cada provincia. Lo ideal serían primarias abiertas por circunscripción provincial (en ese caso hasta me replantearía volver a Podemos), pues ¿alguien recuerda el nombre de quien encabezaba la lista por Albacete el 20D? Tranquilo, probablemente esa persona, paracaidista como no hubo otro, cunero sin igual, tampoco recuerde por cuál de las provincias se presentaba. Pero me temo que el tiempo, una vez más, juega en contra de la participación interna y habrá candidatura impuesta.

En Albacete, y seguramente en otros lugares, la confluencia entre Izquierda Unida y Podemos será, cuanto menos, complicada. Por eso, al final, me temo que la única solución será una lista impuesta desde arriba, aunque, como decía, espero que no se cometa el error de traer o mantener a un cunero o cunera paracaidista. Y es que los ínclitos García Molina y Francis Gil, éste último muy cercano a Pablo Iglesias, quien debería preocuparse de qué personajes le rodean pues aparece al fondo en el vídeo de la Puerta del Sol, son los máximos responsables del desastre del resultado el 20D y ahí siguen. Y es que recordemos que Podemos no tiene estructura provincial, craso error, y, por tanto, es muy probable que sean ellos y sus elegidos, quienes se carguen, otra vez, la ilusión en Albacete. Una pena.

Publicado en Tu Albacete el 10 de mayo de 2016: http://tualbacete.com/paracaidista-a-la-vista-por-alberto-najera-najera2000/

No sin Evidencia

Me estreno en Diario Sanitario de Albacete con esta declaración de intenciones de lo que espero pueda ser un espacio periódico de divulgación y denuncia de las pseudociencias. El objetivo será describir lo que me he atrevido en llamar “La Ciencia de las pseudoterapias”. ¿Y qué es una pseudociencia o una pseudoterapia? Pues dice el diccionario de la Real Academia que el elemento compositivo “-pseudo” significa “falso”. Veremos qué hay de falso o, por qué no, de cierto, en algunas pseudoterapias cada vez más extendidas como la homeopatía, el reiki, la reflexología, la acupuntura o las flores de Bach.

La Ciencia, basada en el método científico, constituye el pilar básico del desarrollo tecnológico y del conocimiento. Desde el siglo XVII se fundamenta en dos pilares básicos: reproducibilidad y refutabilidad. El primero exige que un experimento debe poder ser reproducido en cualquier lugar y por cualquier persona. El segundo que, si un experimento proporciona resultados distintos a los predichos, negaría la hipótesis propuesta. Son sencillos ¿verdad?

Si yo te digo que tengo un burro que vuela, hablo con los muertos o curo con las manos, aplicando estos dos sencillos principios, podrás rápidamente comprobar que soy un simple charlatán, un embustero o un vulgar estafador. Decía Carl Sagan en su serie Cosmos, parafraseando a Marcelo Truzzi, que extraordinary claims require extraordinary evidence, esto es, que cuanto más asombrosa sea una afirmación, mayores serán las pruebas exigibles y más escéptico me presentaré ante ellas.

Y es que, en mi casa, lo de cuestionarnos las cosas con espíritu crítico viene de lejos. Nos contaba nuestro padre, anatomopatólogo, que hacía muchos años, un hombre en un pueblo lejano, justo antes del alba, tocaba un tambor. Así estuvo durante décadas y convenció a toda su comunidad de que, si él no tocaba el tambor, no saldría el Sol. Terminaba siempre su exposición con un “y así nació el primer cura”. Y es que a nadie se le ocurrió investigar qué pasaría en otros lugares, si otra persona tocara el tambor o, si una mañana, nadie lo tocara.

Intentaré que el objetivo de este espacio sea eso, explicar la necesidad de cuestionarse las cosas, sobre todo cuando van acompañadas de afirmaciones extraordinarias. En otras palabras, qué pasaría si una mañana, nadie toca el tambor de las pseudoterapias más extendidas. Y es que el artículo 26 del Código de Deontología Médica, desaprueba a los facultativos que prescriben tratamientos sin evidencia científica demostrada.

Publicado en Diario Sanitario de Albacete el 9 de mayo de 2016: http://diariosanitario.com/no-sin-evidencia/