En este rincón de opinión que me brinda Diario Sanitario, he venido denunciando diferentes pseudoterapias, alguna sumamente peligrosa. Hoy no me centraré en una de ellas, sino en la manera en la que éstas encuentran espacios en Internet para promocionarse y, así, llegar al lector no preparado o crédulo que caerá en las garras de cuestionables “profesionales” de muchos ámbitos diferentes.
Si realizas en Google la siguiente búsqueda “antenas móviles salud”, el primer resultado te dirigirá a un conocido pseudodiario de salud, a un artículo titulado “Las antenas de telefonía móvil sí son peligrosas” (corrijo la falta de ortografía). En ese artículo se dice que las radiaciones electromagnéticas (se entiende que sólo hablan de las radiofrecuencias de antenas y móviles, seguramente también de las WiFi, pero no de la FM o la TV) pueden afectar gravemente a la salud por mucho que algunos nos empeñemos en negarlo y que sí está demostrada la causa por la que decenas de miles de personas han enfermado o muerto por culpa de ellas. En ese enlace se detallan casos y “numerosas investigaciones con datos concluyentes”, incluso relacionados con abortos, “estrés electromagnético” precursor de la hipersensibilidad electromagnética y un largo etcétera de patologías más o menos graves. El portal cuenta incluso con una sección específica titulada “El peligro de la radiaciones” donde recogen numerosas “publicaciones” sobre este tema que asustarán al más pintado. ¿Cuál es el objetivo? Pues está claro que no es el de informar pues con la evidencia científica disponible, no es posible confirmar lo que en ella se dice, más bien lo que sabemos a día de hoy, es lo contrario. No, las antenas de telefonía no producen cáncer ni alteran la salud de quienes viven a su alrededor, al menos en la manera que se indica en este pseudoartículo sumamente peligroso. ¿Qué están haciendo? Pues están irradiando miedo, generando miedo, difundiendo falsas creencias. ¿Por qué lo hacen? ¿Quién lo hace? ¿Cuál es el fin?
Este es sólo un apartado de una web que, entre otras cosas, también cuestiona la utilidad y seguridad de las vacunas, ofrece falsos y peligrosos tratamientos contra el cáncer, contra problemas cardiovasculares o gastrointestinales o cuestiona la existencia del virus del SIDA. Su consejo asesor está formado por médicos, biólogos, psiquiatras, bioquímicos, farmacéuticos, psicólogos, abogados, ingenieros, incluso un profesor de música, de numerosos y variados países, muchos de ellos españoles. Sus breves currículos incluyen formaciones y especialidades de lo más variado: homeopatía (cómo no), reiki (tampoco podía faltar), naturopatía (no podía faltar), quiroprácticos (mueve e esqueleto pero cuidado no te lo rompan), nutricionistas ortomoleculares (estos términos molan, dicen curar con un principio contrario al de la homeopatía), medicina antroposófica (con el mismo origen que la agricultura biodinámina o las escuelas Waldorf promovidas por el filósofo alemán Rudolph Steiner considerado precursor de la antroposofía, considerada una secta en algunos países y con cuestionables lazos con Triodos Bank), sintergética (una paja mental digna de estudio donde incluyen cosas como teoría de fractales, del caos y biocibernética), biorregulación (dicen controlar mentalmente las enfermedades, similar a la bioneuroemoción), electrólisis electrocelular (me he cansado de leer términos pseudocientíficos que no tienen ningún sentido), psicoanálisis (pseudoterapia que sigue gustando aunque, a pesar de Freud, tenga poca o nula base científica), acupuntura (dicen curar cualquier cosa poniendo agujas), terapia neural procaínica (dicen que eliminando recuerdos nocivos, curan cualquier enfermedad), uso de sarcodes y nosodes (me parto, homeopatía hecha con tejidos sanos y con tejidos enfermos, ni puta gracia), masaje tailandés (esto parece que sirve también para todo), terapias antihomotóxicas (pretenden recuperar la salud eliminando toxinas), auriculomedicina (acupuntura en la oreja), iridiología (dicen ser capaces de diagnosticar cualquier enfermedad mirando las diferencias de color del iris, me encantaría que estos pseudoterapeutas renunciaran a los análisis de sangre, la radiografía o la resonancia magnética en favor de esta tontá), bioelectromagnetismo (pretenden curar con imanes), medicina integrativa (la trampa ya clásica de tratar al paciente con medicina que funciona y, también, venderles pseudotratmientos alternativos, ahora llamados complementarios, que no funcionan, para cubrirse las espaldas), bioterapia (ofrecen tomar sustancias vivas o inmunoterapia, debe ser divertida una reunión de esta gente con los antivacunas), medicina holística (como si la Medicina no lo fuera), chamanismo (y curanderismo), medicina china (de dónde si no vienen ahora las cosas), etc. Es un completo catálogo de terapias pseudicientíficas y movimientos anticientíficos. Ante tal elenco de “profesionales”, ¿quién puede dudar de las cosas que se dicen en esta web? Además, entre ellos hay profesores titulares, catedráticos, doctores, directores y médicos de universidades públicas y hospitales públicos, “asesorando” a este portal de una manera más que cuestionable.
Insisto en dos de mis preguntas ¿por qué lo hacen? ¿cuál es el fin? No sé si será por dinero o por los enlaces con otras webs desde las que se ofrecen pseudotratamientos de este tipo, no lo sé. Lo que está claro es que sirven para alimentar los miedos y la ignorancia de la gente con textos pseudocientíficos, plagados de falsedades, para promover sus falsas terapias y enlazar con centros y “pofresionales” que se enriquecen de la manera más miserable y ruin posible: con el dolor del enfermo. Y, por desgracia, lo hacen bien, hasta el punto de que a veces es difícil saber si no se trata de “vulgares estafadores”.
Recientemente en una Jornada organizada por el Instituto de Salud Carlos III y el Centro Nacional de Sanidad Ambiental denuncié este tipo de aval que algunos profesionales dan a estas páginas en las que parece increíble que un profesor de una Facultad de Medicina de una Universidad pública, avale la inexistencia del virus del SIDA, por ejemplo. En la línea de lo que José M. López Nicolas, autor de Scientia, denunciaba poco después en esta charla en la Universidad del País Vasco. Uno no sabe si por desconocimiento de lo que avalan o porque realmente se creen esta sarta de mentiras peligrosas, pero el caso es que alimentan a una audiencia irracional en unas creencias ridículas para, aprovechándose de su desconocimiento y sus miedos, enriquecerse. No me cabe otra hipótesis.
Esta web es una más de las muchas que existen en castellano. Ésta en particular enlaza y colabora con otras del grupo Silver Salud que también promueven y venden creencias anticientíficas y miedos irracionales para, según ellos, no obtener ningún beneficio pues se autodefinen como organizaciones sin ánimo de lucro, en lo que Rocío P. Benavente tituló “el círculo del miedo“. Curioso no tener ánimo de lucro pero vender cursos, tratamientos, mediciones, etc.
Por suerte, hace unas semanas, la Organización Médica Colegial creó un Observatorio contra las Pseudociencias, Pseudoterapias, Intrusismo y Sectas Sanitarias que ya ha trasladado al Ministerio de Sanidad y al Defensor del Pueblo un listado de 90 webs que publican y promueven pseudoterapias peligrosas. Desconozco si éstas que comento están en el listado, pero deberían. Termino, ¿acaso no se debería actuar también contra esos científicos que sabiéndolo o no, colaboran con estos medios avalando las barbaridades que en ellos se dicen?