En Abril de 1523, Carlos V no había devuelto los créditos que le permitieron conseguir la Corona Imperial que ascendían a 198.121 ducados 308 maravedíes, abonados por los Fuggers.
Con el fin de amortizar esta deuda, se entrega en arriendo las Minas de Almadén a Antonio Fugger en el año 1525.
Tras sucesivos contratos y avatares entre los que se cuenta arriendos provisionales a otros postores y casi 120 años de presencia alemana, las Minas dejan de ser explotadas por los Fugger el 31 de Diciembre de 1645.