Época Romana

Las primeras noticias documentadas sobre las minas de Almadén vienen dadas por Teofrastro de Ereso (372-287 a C.).

Vitrubio nos dice que “las oficinas de bermellón que antes estaban en las minas de Efeso, ahora se han trasladado a Roma, por haberse hallado venas del mismo en España”. Confirmándonos la importancia que debió dársele a este producto en el Imperio Romano.

Plinio
Plinio

Sin embargo la descripción más completa la realiza Plinio el Viejo, escritor erudito latino (muerto hacia el año 79 a C.) el que refuta la antigüedad de las explotaciones, señalando que ya se conocía y explotaba aquel producto en España en el siglo IV a . C. Pero lo más importante es que localiza la mina en la región de Sisapo, en la Bética, de donde, afirma, se extrae el mejor bermellón de todo el imperio.

Plinio relata que no estaba permitido el procesado ni la extracción del metal en las Minas, sino que la mena se conducía sellada a Roma el Gobernador de las Minas guardaba cuidadosamente las llaves de los subterráneos, lo cual significaba que el arranque era periódico y limitado. Cada vez que era necesario obtener cinabrio, el Emperador debía emitir la orden correspondiente, volviéndose a cerrar una vez obtenido el producto.

El mismo autor nos explica que el mineral se extraía mediante un procedimiento metalúrgico un producto de poco consumo, colocando el mineral triturado en cazuelas, se recoge el sudor del vaso, el cual es de color de la plata líquido como el agua, al cual se denomina hidrargrum.

Debido a las escasas, pero muy apreciadas, aplicaciones del azogue, considerado veneno en aquellos tiempos, el monopolio que el Estado hacía de este producto, provocaba un consumo muy restringido a un precio muy elevado, promoviendo en ocasiones el contrabando falsificado o adulterando el bermellón con minio o colcótar.

Villa de los Misterios. Pompeya
Villa de los Misterios. Pompeya