Ante un periodo poco documentado con los visigodos, los musulmanes dominaron las minas durante los siglo VII al XIII, de hecho fueron ellos lo que dieron a este pueblo su nombre actual Hins-Al-Madem (Almadén).
Las condiciones y restos dejados por los musulmanes demuestran que no sólo explotaron la mina, sino que desarrollaron e inventaron diversos procesos metalúrgicos como el horno de xabecas.
En la descripción del escritor Mohamed Al Idrisi (s. XII) en su “Descripción de España” nos relata del siguiente modo:
“…A partir de la primera de estas villas (Córdoba), dirigiéndose hacia el norte, se encuentra a una jornada el Fuerte Abal; cerca del cual están situadas las minas de mercurio de donde se extrae este metal así como el cinabrio, destinado a ser exportado a todos los países del mundo. La explotación se hace por medio de más de mil obreros, unos de los cuales descienden a los pozos y trabajan en arrancar el mineral; otros son empleados en el transporte de leña para la combustión del mineral; otros en la fabricación de vasijas, otros, por último en el servicio de los hornos donde se funde sublima el mercurio”.
En esta época, el uso del mercurio se restringía a experimentos preparados medicinales de los alquimistas médicos islámicos. Incluso se dice que se utilizó como adorno en la fuente de pórfido de los jardines del palacio de Medina Azahara, mansión campestre de los califas cordobeses, en la que el Gran Abderrahaman III “contemplar solía la imagen pura de la noble esclava”.
Otros trabajos en los cuales apareció un nuevo uso del mercurio y que hasta ese momento se desconocía en España, son los sobredorados al fuego, técnica de la cual el mercurio es un elemento fundamental (adornos de jaez, correaje, etc) y de los cuales se han encontrado piezas en las excavaciones arqueológicas de Calatrava La Vieja o en Alarcos.
Durante este periodo las labores mineras se reducían a explotaciones a cielo abierto pequeños pozos de corto desarrollo. Para evitar hundimientos se cruzaban troncos de un lado a otro. La dotación de un trozo de esta madera de cerca de la mina de El Entredicho arrojó una edad de 800 años, situable en la época final de la dominación árabe.