La revolución cognitiva tiene lugar en los años 50 y surge en contra del encorsetamiento impuesto por el conductismo, que no permite ir más allá de lo observable. En esta época, los avances en la informática y la computación, en la que se crean máquinas programables, la cibernética, en la que se crean mecanismos capaces de realizar acciones planteándose objetivos y recibiendo retroalimentación, y la teoría de la información, dan lugar a un interés por el estudio de la mente humana.
Las primeras propuestas abordan el estudio de los procesos implicados en el lenguaje, por parte de Chomsky, el estudio de la memoria a corto plazo, por parte de Miller, la programación de computadoras para realizar complejos procesos de razonamiento, por parte de Newell y Simon o el estudio de procesos de pensamiento complejos, como la categorización, desde un punto de vista computacional, como hicieron Bruner y sus colaboradores.
Dentro de la categoría de Psicología Cognitiva podemos incluir todas aquellas orientaciones teóricas que abordan el funcionamiento de la mente humana, la construcción del conocimiento por parte de la misma, su desarrollo y naturaleza. Por tanto, también podríamos calificar de Psicología Cognitiva la teoría piagetiana sobre la inteligencia humana o la teoría Vygotskiana. Sin embargo, en este tema nos vamos a centrar en la Psicología del Procesamiento de la Información, que es aquella orientación que surge en EEUU y que plantea el estudio de la mente humana partiendo de la metáfora del ordenador.
Tomemos un ejemplo concreto para comprender lo que implica este cambio de orientación en la intervención logopédica. Imaginemos que tenemos que trabajar con un niño o niña con dislexia. Desde una aproximación conductista, intentaríamos partir de las conductas lectoescritoras que ya tiene el sujeto y, a partir del refuerzo, el moldeado y el modelado, vamos intentando reconducirla hacia objetivos propuestos en un programa de modificación de conducta. Desde esta perspectiva, no nos preguntamos sobre los procesos de pensamiento implicados en las dificultades que presenta el niño o la niña en sus tareas de escritura y de lectura. Desde una orientación cognitiva, planteamos un modelo teórico de cuáles son los procesos de pensamiento implicados en la lectura normal e hipótesis sobre cuáles son los procesos que fallan en las personas con dislexia. Una vez constatado a partir de experimentos cuáles son estos procesos, diseñaremos intervenciones dirigidas a paliar estos fallos en los procesos de procesamiento de estas personas.
Por tanto, desde una aproximación cognitiva, hablaremos de fenómenos que se producen dentro de la caja negra. Ya no nos limitamos a describir la conducta visible como producto de los estímulos del entorno (que pasa a ser considerada como un síntoma de algo que está pasando en nuestro cerebro), sino que hablamos de elementos no visibles que están detrás de nuestro comportamiento. En este sentido, el sujeto deja de ser un agente pasivo que reacciona ante los estímulos, pasando a ser considerado como un constructor activo del conocimiento que elabora representaciones de la realidad y ejecuta acciones mentales sobre estas representaciones. Por otra parte, la intervención en las dificultades del aprendizaje va más allá de los estímulos presentados a la persona, partiendo de sus peculiaridades de procesamiento y trabajando a partir del conocimiento de las mismas.