Nos gusté o no, está claro que el desarrollo de una carrera docente e investigadora en la Universidad Pública Española pasa por la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA para los amigos). Creo que su existencia es necesaria pues permite garantizar unos mínimos de calidad y dedicación docente e investigadora y, aunque no impide que siga existiendo la endogamia, al menos quien llegue a hacer el paripé en oposiciones entre amigos, habrá pasado por dicho filtro.
Pero este filtro ha llevado a algunos a sufrir “anequitis”, esto es, desarrollar su carrera profesional exclusivamente a golpe de “mérito necesario” o evaluable por ANECA. Que dar cursos de innovación se valora positivamente, pues todos a hacer cursos de innovación, que atender a los alumnos adecuadamente no cuenta para nada, pues que follen a los alumnos, que lo que importa es publicar, publicar y publicar, pues a la mierda todo lo demás y a centrarse en eso exclusivamente.
Y ésta ha sido la dinámica de los últimos 15 años marcada fundamentalmente por los cambios y la indefensión, la falta de transparencia y lo que, en algunos casos, debería ser una evaluación objetiva, parece más una lotería. En mi caso he recibido varias evaluaciones negativas con informes de “expertos” completamente contradictorios hasta el punto de demostrar no haberse leído mi CV, tal cual. Además, hay que tener en cuenta que no es lo mismo una evaluación para Contratado Doctor que para Titular de Universidad, aunque en esencia se supone que en la Universidad harán lo mismo y que, por tanto, se deberían valorar de forma similar. Y de similar nada, pues son aplicaciones on-line diferentes, presentación de méritos de manera diferente, criterios diferentes y, como decía, muchos cambios sobre todo para la acreditación del personal funcionario (olvidado el proceso por tribunales que resultó una locura)… lo que al final se traduce en una auténtica pérdida de tiempo.
Los últimos cambios han llevado a un parón de las acreditaciones que, más o menos dura ya, entre pitos y flautas, unos 2 años. Desde la publicación en junio de 2015 del RD del nuevo sistema de acreditación para profesorado universitario, no fue hasta el año siguiente cuando se puso en marcha el programa Academia 3.0 y hasta noviembre cuando se publicaron los criterios de evaluación para cada rama de conocimiento. Criterios que rozan lo demencial y que provocaron un fuerte rechazo de todas las partes implicadas. En la actualidad el sistema de acreditaciones al cuerpo de funcionarios (Titulares y Catedráticos) está parado a la espera de la publicación de nuevos criterios de evaluación. A pesar del compromiso del Ministerio de negociar con todas las partes, las noticias que llegan no son nada halagüeñas y parece que todo quedará en agua de borrajas, el mismo perro con distinto collar o cambiarlo todo para no cambiar nada.
¿Y mientras tanto? La vida sigue. Está claro que una carrera docente e investigadora no se construye en un año, ni en dos ni en tres. El profesorado que desea acreditarse no sabe qué se le evaluará ni qué criterios se utilizarán más allá del “publicar, publicar y publicar”. Parece claro, una vez más, que el peso de la calidad de la docencia será ridículo frente al de la investigación, facilitando el acceso a los cuerpos de profesores de personas con escasa experiencia o pésimas valoraciones por parte de sus alumnos (pues éstas no valen para mucho). Así que como decía en el título, si ni ANECA lo tiene claro, como para saberlo nosotros. Lo que supone un desprecio absoluto a todos los que esperamos saber qué es lo que quieren.