Crímenes contra la humanidad.

Anoche vi un vídeo terrible. Me impactó tanto que no lo pondré aquí.

En él, un grupo de voluntarios busca supervivientes entre las ruinas de Gaza el 20 de julio. La imagen es apocalíptica y muestra el estado en el que está la zona: edificios desguazados son el testigo mudo que permiten imaginar las terribles explosiones que allí han sucedido. Ruinas de edificios completos colapsados en medio de la calle. Cascotes de lo que alguna vez fueron hogares. La calle es impracticable.

El grupo avanza con dificultad llamando a posibles supervivientes con el ruido de los drones sobrevolando la zona. De repente se escucha un tiro y uno de los hombres cae al suelo retorciéndose de dolor. El resto, no puede reaccionar cuando se escucha un segundo disparo que hace retorcerse al hombre abatido que yace entre las ruinas indefenso. Una tercera detonación, que lo remata, termina prácticamente con su vida; los reflejos nerviosos hacen que el cuerpo convulsione entre los cascotes. Los gritos desesperados de sus compañeros son desgarradores.

De repente me vienen a la imagen escenas de películas como La lista de Schindler o El Pianista. Pienso en aquellos que sufrieron la barbarie nazi, en lo que pensarían acerca de lo que hacen sus descendientes en el territorio ocupado por un ejército y un estado que ha demostrado que lo único que aprendemos de la Historia es que no aprendemos nada de la Historia.

La connivencia del resto de naciones, la falta de reacción contundente ante esta violación sistemática de los Derechos Humanos, me repugna, me duele, me indigna. La manipulación de los medios de comunicación es aún peor. Miserables que describen el conflicto como un “intercambio de cohetes” o ilustran la noticia de 100 civiles palestinos muertos con la de un soldado israelí sediento, bebiendo agua.

No, no me olvido del resto de conflictos que asolan el planeta. Donde siempre son las mismas víctimas. Casi siempre gracias a las armas que se fabrican en los países democráticos, modernos, desarrollados que lo permiten con su silencio o sus tenues críticas. Pero este conflicto es especialmente triste. Sólo nos lo recuerdan cuando la situación es insoportable. Y es que este conflicto lleva así desde 1947, es algo que ya hemos visto infinidad de veces. En él millones de personas viven como animales encerrados tras un muro de la vergüenza, en condiciones miserables, sin derechos, prácticamente sin agua y sin comida. No parece que a Israel le interese acabar con esta situación. Por el contrario, estas escaladas de violencia, nos dicen, van acompañadas de un incremento de la popularidad del gobierno israelí de turno. Es indecente. No es humano.

Y sueño con el día en que los gobernantes israelíes y los de Hamas, que también recurren a la violencia (legítima defensa o no, pero también violencia), sean sentados en un tribunal y juzgados por crímenes contra la Humanidad.

Parad la guerra.

Al final he decidido ponerlo, el vídeo está en: http://youtu.be/sBakqLUBWP0