Publicado en DiarioAB el 7 de noviembre de 2013.
El enésimo ataque a la Educación por parte del gobierno, de la mano del ministro José Ignacio Wert, ha tenido lugar esta semana. Una vez más, con argumentos de austeridad, sacrificio y crisis, han intentado justificar un robo a mano armada a los 40.000 estudiantes que aprovechan este curso el programa de intercambio ERAMUS (EuRopean CommunityAction Scheme for the Mobility of University Students).
La indignación ha entrado en efervescencia por muchos motivos. No sólo por la eliminación de una cuantía mínima que no da para mucho en cualquier país europeo, con nivel de vida europeo. Han sido sin duda las formas, la hipocresía, la prepotencia o el desprecio absoluto que una vez más demuestra el ministro Wert hacia la comunidad educativa, los catalizadores de una respuesta sin precedentes. Laindignación y la movilización, y no la cúpula del PP, han obligado a rectificar esta medida absurda y que suponía, sin duda, el chocolate del loro.
Se pedía sacrificio a quienes ya sufren una injusta subida de tasas que en algunas universidades alcanza el 68% en tan solo dos años; medida de austeridad que está vaciando los campus. Sacrifico a quienes ven cómo las ayudas a los bancos alcanzan el equivalente a más de 12.000€ por persona, al tiempo que se destinan ingentes cantidades de dinero a la compra de armas (con incrementos de más del 20%) o al adelgazamiento de submarinos (200 millones para el S-80). Es la demostración de las prioridades de un gobierno que prometió por activa y por pasiva, durante la campaña de 2011, que no tocarían ni la Educación ni la Sanidad ni las Pensiones. Es consecuencia de sacar a pasear el plumero neoliberal que está destruyendo aquello que es de todos, para que sea de unos pocos y que pueda ser aprovechado por muchos menos.
En el curso 98-99 estudié el 4º año de mi Licenciatura en Ciencias Físicas en la Universidad de Liverpool, en el Reino Unido, junto a unos 30 ó 50 españoles de otras titulaciones y muy diversas procedencias, gracias a una beca ERAMUS que obtuve tras la baremación de mi expediente y de un exigente examen de idioma. La ayuda económica en aquellos años no daba ni para pagar el billete de avión, en un momento en que el número de líneas de bajo coste era muy reducido. 10 meses en Liverpool, en el 215 de Prescot Rd (hoy demolido), en la ciudad de los Beatles, donde pasamos frío, mucho frío, estudiamos en otro idioma, donde no solo las bestias cruzan los puentes, cientos de vivencias, el super lamb banana, fiestas, amigos, hasta de perfil, convivimos con diferentes culturas, los productos No Frills, maduramos, vivimos, aprendimos, Internet, el chat nescafib por telnet, Hayman, from lost to the river… y nos volvimos con un buen expediente y el curso limpio, con amistades que todavía perduran.
Hoy día recomiendo a
mis alumnos, casi como una obligación, esta experiencia vital para la formación de todo universitario, que da razón de ser al término “universitario”. Para mí, 1998-99 supuso un antes y un después en mi vida, me hice aún más si cabía entonces, ciudadano del mundo, sin miedo al cambio. Y todo gracias a un programa para el cual hoy existe en Europa una iniciativa ciudadana para que se destinen más recursos y que puedes firmar aquí, mientras nuestros gobernantes, una vez más, recortes
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