Yo no dejo de quitar importancia a las nuevas tecnologías pero voy a mostrar mi desacuerdo con ellas. Aunque han supuesto un gran avance no sólo en el contexto tecnológico sino también cultural, social y educativo, es cierto que han dado lugar a una transformación importante en la forma de operar y actuar de nuestro cerebro, ya que con Internet y además con ordenadores más a mano que nunca, nuestro cerebro se está volviendo de alguna manera «perezoso» debido a que por mínima duda que cualquier persona tenga, la web siempre está ahí disponible para cualquier pregunta y eso hace que ejercitemos menos la memoria porque las nuevas tecnologías ya lo hacen por nosotros.
Y en relación al tema que todo el mundo trata, de si es perjudicial el uso de Internet en los alumnos, no considero que sea adecuado el hecho de entregarle a niños de 5 de primaria un portátil, es cierto que aprenderán a utilizar correctamente los programas de éste, pero no conseguirán terminar de leerse un libro ya que serán incapaces de analizar, reflexionar y prestar atención debido al uso inadecuado de las nuevas tecnologías.
No creo que sea ni mucho menos una renegada de la informática, ni mucho menos, ya que reconozco la extraordinaria aportación que servicios como el de Google, Twitter, Facebook o Skype prestan a la información y a la comunicación, el tiempo que ahorran, la facilidad con que una inmensa cantidad de seres humanos pueden compartir experiencias. Los beneficios que todo esto acarrea a las empresas, a la investigación científica y al desarrollo económico de las naciones.
No es verdad que Internet sea sólo una herramienta. Es un utensilio que pasa a ser una prolongación de nuestro propio cerebro, el que, se va adaptando poco a poco a ese nuevo sistema de informarse y de pensar, renunciando poco a poco a las funciones que este sistema hace por él y, a veces, mejor que él. No es una metáfora poética decir que la «inteligencia artificial» que está a su servicio, los que se van volviendo, de manera paulatina, dependientes de aquellas herramientas, y, por fin, en sus esclavos. ¿Para qué mantener fresca y activa la memoria si toda ella está almacenada en algo que un programador de sistemas ha llamado «la mejor y más grande biblioteca del mundo»?
De ahí mi desacuerdo con el uso de Internet desde tan pequeños, los niños no van a ser capaces de terminar de leerse El Quijote ya que están acostumbrados a buscar información y estar el menos tiempo posible concentrados en memorizar un par de párrafos. Con esto hago una llamada de atención, para que desde pequeños nos acostumbremos a leer más libros, y menos páginas webs.
María Caboblanco Manzanares