La Maldición de los Negros Blancos.

Tanzania nombra a una diputada albina para frenar los ataques a este colectivo, víctima de asesinatos rituales

Nada más nacer, ya son rechazados. Generalmente por sus padres, que los abandonan, a ellos y a sus madres, a las que se culpa de la condición. Tienen dificultades en la escuela para ver la pizarra. Profesores y compañeros los discriminan e insultan. Encontrar trabajo es difícil, se les margina. Sufren problemas ópticos y el sol africano, inclemente, les provoca ulceraciones y quemaduras. Muchos mueren jóvenes, de cáncer en la piel. No es fácil ser albino en la gran mayoría de los países africanos, en muchos de los cuales, especialmente en las zonas rurales, se explica su falta de pigmentación por una maldición cernida sobre la familia.

En zonas pesqueras y mineras de Tanzania, donde la pobreza se conjuga con la superstición, ya no se trata de marginación, sino de asesinato. 20 personas con albinismo fueron asesinadas y mutiladas en el pasado año. Corre la creencia de que pócimas confeccionadas por brujos con extremidades de albinos propician el hacerse rico. El presidente de Tanzania, Jakaya Kikwete, está decidido a acabar con la superstición y aseguró en un discurso televisado el pasado mes que se mostrará inflexible para con los brujos. Por el momento se han detenido a más de cien personas involucradas en los asesinatos y se ha nombrado a la primera parlamentaria albina, Al Shaymaa Kwegyr, para luchar contra la discriminación que padecen las personas con esta condición genética.

Muchos africanos todavía relacionan el albinismo con la brujería
Samuel Mluge es el perfecto ejemplo de la marginación que sufren los albinos. Nació hace 49 años en la zona rural del Morogoro, en Tanzania. No conoció a su padre, que se marchó culpando a su madre por la maldición de parir a un niño blanco. En ocasiones, se acusa a las madres de haberse acostado con blancos, en otras, de haber mantenido relaciones con tokoloshes, espíritus malignos. “Me cuidó mi abuela, mientras mi madre trabajaba”, dice Mluge. En la escuela, “hasta el maestro tenía miedo y, en vez de ayudar me recomendó quedarme en casa”. Mluge se trasladó a Dar es Salaam, donde la situación de discriminación no es tan acusada. “En las áreas urbanas la gente sabe que el albinismo es una condición genética, el problema sigue arraigado en las áreas rurales”. Aún así, el único salario que entra en su casa es el de su mujer, también albina, que trabaja en un servicio de comidas.

“Nunca he tenido trabajo, nunca me han contratado”, se lamenta Mluge, que se ha responsabilizado de organizar la Sociedad de Albinos de Tanzania (TAS, en inglés). “Hace falta mucha educación, esto no lo habíamos visto nunca”, explica en referencia a los asesinatos. De igual manera opina Theodory Mwalongo, director de Acción en Discapacitación y Desarrollo, que colabora con TAS. “Antes, había episodios de muertes de albinos acusados de brujería, pero esto es un fenómeno nuevo, muy preocupante”. ADD y TAS trabajan para que se reconozca el albinismo como una minusvalía.

El trabajo de la parlamentaria Al-Shaymaa Kwegyr, de 48 años, será luchar contra la discriminación de los albinos, algo que ella ha conocido en sus carnes. “Cuando iba a la escuela los niños me perseguían llamándome fantasma”, dijo a la BBC. El nombramiento de Kwegyr el pasado mes, que fue retransmitido por televisión, es una muestra de la seriedad con la que el gobierno de Kikwete se está tomando la discriminación contra los albinos y los ataques a los que son sometidos. El propio Kikwete, en uno de sus discursos televisados, se mostró horrorizado ante los asesinatos: “Es una crueldad sin sentido, debe pararse inmediatamente”.

Entre las primeras tareas de Kwegyr se encuentra la de realizar un censo de personas con albinismo para posibilitar su educación y acceso a tratamientos sanitarios. “Muchos albinos son pobres y el gobierno debe ayudarles”. Se calcula que hay más de 200.000 albinos en Tanzania.

Suráfrica es de los pocos países que sí reconoce la condición genética como una discapacidad. “Las cosas han mejorado mucho, podemos obtener cremas protectoras para el sol en las clínicas, tratamientos oftalmológicos y subsidios, tenemos buena relación con el Departamento de Salud y organizamos campañas de educación cada año”, explica Nomasonto Mazibuko, que ocupa la dirección de la Asociación de Albinismo de Suráfrica.

Mazibuko reconoce que todavía queda mucho por hacer, especialmente en el terreno laboral, donde todavía se es reluctante a la contratación de personas con albinismo. “Las excusas son muy fáciles, como muchos no vemos bien, no podemos conducir y con eso ya se valen para no contratarnos”.

Hay más albinos en África que en cualquier otra parte del mundo. De hecho, los primeros colonizadores portugueses los designaron como una raza aparte. Si en Europa la ratio de albinismo es de uno por cada 17.000 personas, en África asciende a uno entre 2.000 o 5.000 habitantes, dependiendo del país. Uno de cada 70 habitantes es portador del gen. Si su pareja también es portadora, sus descendientes tendrán muchas posi
bilidades de ser albinos.


http://elpais.com/diario/2008/05/06/sociedad/1210024806_850215.html

En este comentario nos encontramos con algunas de las versiones de cómo se ve a los albinos en África, especialmente en Tanzania. El primer artículo nos muestra cómo los albinos son rechazados nada más nacer. Éstos son considerados malditos. Esta maldición que se les atribuye llega a ser tal, que muchos de ellos son sacrificados y maltratados durante toda su vida. Algunos los “capturan” para realizar pócimas con su cuerpo, porque creen que de esta forma las demás personas podrán llegar a ser ricas o tener un buen futuro. Todos los artículos recogen una idea común, la marginación de los albinos en África. En estos países hay muy poca información acerca de esta mutación genética, sólo se guían por las supersticiones. Pero no todos los países de África tienen miedo a los albinos, en Suráfrica, es donde los albinos pueden sentirse bien consigo mismos y reciben ayudas de otros países. África es el continente que tiene más albinos.

No todos hemos tenido la suerte de conocer a un albino, puede ser debido a que la mayoría de los casos se encuentran con frecuencia en el continente africano. Pero si viésemos un albino que pasea tranquilamente por nuestras calles, la primera impresión sería de rechazo, pero poco a poco sería parte de nuestras vidas, es decir, le aceptaríamos tal y como es, una persona más de nuestro entorno. Sin embargo, los países subdesarrollados no llegarían a considerarlo uno más sin antes haberles hablado de lo que les pasa realmente. Las personas no albinas de estos países piensan que están malditos por el simple hecho de nacer blancos y por ese motivo, al ser diferentes que ellos, deciden perseguirlo y matarlo para que les de suerte en su vida. Las personas albinas son diferentes a las demás físicamente, pero moralmente son como todos los demás, con unos sentimientos iguales a los otros. Pero esto no se tiene en cuenta a la hora de ser sacrificados para tener una pócima que les haga más ricos que antes. La cuestión está en que, nosotros que sabemos la situación que viven estas personas y lo que luchan para poder sobrevivir, ¿por qué no ayudamos? Puede que tengamos miedo a enfrentarnos a la realidad, porque a nosotros no nos afecta y no somos conscientes de lo que estas personas sufren.

Por lo que la idea principal que nos intentan transmitir, después de haber leído los tres artículos es pensar en todas las consecuencias que tiene nacer albino en un país subdesarrollado como Tanzania.

Hay muchas personas que vienen para ser protegidas de los brujos, de los que los quieren convertir en pócimas. Es el caso de Moszy, un chico de 18 años que vino a España para sobrevivir a los ataques de sus vecinos. Llego atemorizado porque ya no era una persona para los demás, era como un animal de ganado que se vende y se compra a su antojo, ponían precio a su piel, a todo su cuerpo. Él se puedo salvar, pero otros mucho siguen sufriendo en silencio. Éste chico nos ha hecho abrir los ojos. Esta situación que vivía, viven y espero que no vivan en un futuro los albinos en África era desconocida para mí. Por eso creo que deberíamos de estar informados de estas circunstancias, porque hoy les toca a ello, pero ¿quién niega que el día de mañana no te pueda ocurrir a ti? Si los países de Suráfrica han conseguido que los albinos sean considerados iguales y además tengan las ayudas necesarias para poder sobrevivir, ¿por qué los demás países siguen teniendo esa visión? Todos, en la medida de lo posible deberíamos de ponernos en la piel de cada uno de los albinos para comprender sus miedos.

Los albinos en África, al no tener la protección suficiente en los ojos, la piel, etc mueren a los 20 ó 30 años de vida de cáncer de piel. El mayor enemigo en todos los casos no son los brujos que los persiguen, si no el Sol, esa estrella que está presente en cada instante del día, esa estrella que hace que muchos de ellos mueran por falta de protección. Por lo tanto, además de luchar contra la violencia y las matanzas que se llevan a cabo en los países africanos, debemos ayudarles a protegerse de su enemigo mayor: el Sol.

Mi conclusión final es que todos somos iguales, seamos de la raza que seamos y vivamos donde vivamos todos tenemos un mismo corazón que late. Por todo ello, tenemos que aprender a luchar para que a todas las personas se las trate del mismo modo y que ninguna se sienta desplazada por sufrir un albinismo, puesto que ser albino ya es un problema para los que lo poseen, si le añadimos la falta de un padre al nacer, una madre y no tener el apoyo de nadie no es una buena forma de vivir y desarrollarse como personas.

CRISTINA GALÁN SOLÍS. 

EDUCACIÓN PRIMARIA (UCLM).