El fracaso escolar es un problema que afecta a un gran número de hogares. Se entiende por fracaso escolar cuando un alumno no consigue los objetivos propuestos para su nivel y edad y existe un desaprovechamiento de sus recursos intelectuales. Habitualmente, se refiere a quienes no obtienen el título final de Educación Secundaria Obligatoria.
Este problema no es sólo responsabilidad de los estudiantes sino que también intervienen los profesores, la gestión de los centros educativos, las autoridades educativas, las políticas educativas y las familias.
Según datos estadísticos el fracaso escolar en España es muy superior a la media europea (a excepción de Portugal). Según los datos obtenidos por el Instituto Nacional de Calidad y Evaluación casi un tercio de los alumnos de la E.S.O. obtienen resultados negativos (un 35% no termina con éxito 2º de ESO). En la enseñanza media un 32% de los alumnos repite curso; el 45% no supera el bachiller y alrededor de un 50% de los universitarios no finaliza su carrera.
A juicio de algunos pedagogos, el problema es que buena parte de los alumnos varones se muestran incapaces de cumplir con unas exigencias mínimas. Por cursos y ciclos académicos, por autonomías o redes de titularidad pública o privada, resulta ya innegable que las alumnas obtienen un rendimiento sustancialmente superior al de los chicos a lo largo de todo el sistema educativo.
El desastre del elevado fracaso educativo español y el abandono escolar temprano son un asunto esencialmente masculino. Lo que tenemos, es que más del 36% de los muchachos y el 25% de las chicas salen del sistema escolar sin ni siquiera haber cubierto la Educación Secundaria Obligatoria; jóvenes con una formación académica mínima.
Las chicas lo hacen ya mejor en los primeros años de escolarización y ese rendimiento diferencial superior se mantiene, con altibajos, a lo largo del recorrido educativo hasta desembocar en la Universidad. En los últimos años, el porcentaje de licenciaturas universitarias conseguido por las mujeres se sitúa en torno al 61%. Y eso, pese a que las chicas continúan estando más retrasadas en las asignaturas de matemáticas y física y que, por lo mismo, siguen mostrándose reticentes ante las carreras científico-técnicas.
A falta de datos oficiales y sin pretensiones científicas mayores, algunos pedagogos han optado por confeccionar sus particulares estadísticas para poder calibrar el alcance del fenómeno, siquiera en el plano doméstico. La de un pedagogo, que en este caso cubre los cuatro cursos de la E.S.O. y los dos de Bachillerato, muestra que en los seis ejercicios académicos el número de varones suspendidos en más de tres asignaturas superó siempre al de las chicas. Los propios estudios del Ministerio de Educación establecen que entre los estudiantes que acaban la E.S.O. el porcentaje de varones repetidores (49%) dobla, prácticamente, al de las mujeres (26%).
El porcentaje de chicas que se gradúan en la enseñanza postobligatoria (Bachillerato) supera en 12 puntos al de los hombres. El 58,25 % de los alumnos que se matricularon en la Universidad en 2007 fueron mujeres.
Este fenómeno está afectando a España de forma muy acusada y,aceptando que el nivel de inteligencia es igual entre los sexos y que la escuela tiene vocación igualitaria (a diferencia en, muchos casos, de la familia y del mercado de trabajo) las explicaciones se centran, sobre todo, en la más temprana maduración psíquica y física de las mujeres.
Encuestas llevadas a cabo en una serie de institutos muestran que en la E.S.O. y el Bachillerato los chicos estudian una media de tres horas semanales, mientras que las chicas dedican a esa tarea alrededor de ocho. A la vista de estos datos, está claro que demasiados niños pasan demasiado tiempo con los videojuegos y matan las horas ante el televisor en lugar de hacer sus deberes y también que las chicas trabajan y se esfuerzan más.
Los estudios de un colegio y la experiencia de otros centros muestran que más del 80% de los alumnos conflictivos suelen ser chicos. Ellos acaparan los partes de incidencia y las expulsiones, protagonizan la gran mayoría de los actos de indisciplina y las agresiones. Las niñas, presentan también una agresividad psicológica.
Lo que parece claro es que el dominio temprano de la lectura y la escritura, contribuye poderosamente al mejor rendimiento continuado. Según el Informe PISA 2006, las alumnas españolas aventajan en 35 puntos a los chicos en el área de escritura, lengua y comprensión lectora, frente a los nueve puntos de retraso que arrastran en matemáticas.