Trastornos alimentarios: ANOREXIA NERVIOSA y BULIMIA NERVIOSA.

En la actualidad, el hecho de comer es un acto de comunicación social que se produce de forma grupal. Podríamos decir que la publicidad y los medios de comunicación mediante la aparición de modelos o prototipos perfectos de hombre y mujer, donde predomina la cultura de la delgadez y el rechazo de la gordura, han promovido la aparición de un grupo de enfermedades que se catalogarían dentro de los trastornos alimenticios y que sufren, sobre todo, adolescentes que no tienen aún formada ni su personalidad ni su identidad; y en una mayor proporción de mujeres, aunque cada vez más hombres.
Los trastornos alimentarios son un grupo de enfermedades psicológicas, que se caracterizan por implicar alteraciones graves de la conducta alimentaria y requerir un abordaje multidisciplinar (psiquiátrico, psicológico, nutricional, medicina de familia…). Los más conocidos son: la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa.
-La persona con “Anorexia Nerviosa” tiene rechazo a mantener un peso corporal mínimo por una falta de aceptación de sí misma y suele aparecer en gente con un buen nivel intelectual, perfeccionista, autocontroladora e introvertida; donde el deseo por mantenerse en un peso extremadamente bajo para su edad, altura y constitución; las lleva a hacer regímenes muy severos y ejercicio físico de manera excesiva, todo ello entremezclado con periodos de “atracones”, uso masivo de adelgazantes y laxantes o diuréticos; que conllevan a un gran deterioro psíquico, físico y orgánico. Una vez avanzada la enfermedad se produce una deformación de la imagen corporal: “la persona se ve gorda aunque no sea así”; se preocupa por lo que opinen los demás de ella y tienden aislarse.
-En la “Bulimia Nerviosa” el aspecto central es la presencia de “atracones”, donde la persona tiene la sensación de haber perdido el control sobre la comida consumiendo grandes cantidades de ésta en un periodo muy corto de tiempo, suele aparecer en gente insegura, insatisfecha consigo misma, impulsiva, intolerante, con un elevado grado de frustración y con riesgo tanto de depresión como de ansiedad, todo ello se acompaña de sentimientos de culpa, vergüenza y fracaso, que intenta compensar mediante la provocación de vómitos, utilizando laxantes, diuréticos, la hiperactividad e incluso dejando de comer durante varios días. Este trastorno alimentario, al contrario que en la anorexia, es muy difícil de detectar porque aparentemente la persona parece saludable, el peso es normal e incluso hay sobrepeso; así mismo, la persona bulímica tiene más conciencia de que está enferma y suele acabar solicitando ayuda.
Ambos trastornos, se caracterizan por:
– Un comportamiento alimentario anómalo como consecuencia de los problemas con su Imagen Corporal y la forma en que creen que los demás les ven; que conllevan a alteraciones en el funcionamiento normal del organismo y que en casos extremos donde no son intervenidos a tiempo pueden conducir incluso a la muerte.
– La presencia de un carácter obsesivo, que les conduce a angustiarse constantemente por su peso y dieta y en consecuencia la comida se convierte en el eje central de todas sus preocupaciones, esto hace que los atracones y vómitos se produzcan a escondidas, y también es la razón por la que se acude o no a una fiesta o reunión, se evita la visita a los amigos en las horas de comida e incluso se deja de salir a comer a restaurantes, todo ello junto con la fobia a la gordura y los sentimientos de culpa y vergüenza hacen que la persona lleve una “doble vida”.
La anorexia y la bulimia son la síntesis o el final de un proceso en el que confluyen muchos malestares o problemas, por ello, lo más importante es prevenir su aparición desde todos los contextos sociales (escuela, profesores, padres, amigos, sanitarios, etc) y estar alerta a cualquier alteración. Cuando la persona no encuentra palabras para expresar los conflictos internos, es el cuerpo el que habla y lo hace a través de una serie de comportamientos o actitudes que se dan con frecuencia en estas patologías:
· Actitudes de aislamiento.
· Cambio en sus hábitos relacionados con la comida.
· Aumento de forma exagerada de la práctica de ejercicio físico.
· Quejas múltiples sobre su aspecto físico.
· Cambio de carácter llamativo.

Si piensas que en tu familia, entre tus amigos o en tu entorno próximo hay una persona que pueda estar afectada por un trastorno de este tipo, ADOPTA UNA ACTITUD DECIDIDA, HÁBLALO CON ELLA y CON LAS PERSONAS DE SU CONFIANZA.

Si eres tú quien padeces alguno de estos problemas, NO TE ENCIERRES EN TI MISMO, SE TRATA DE UNA ENFERMEDAD: BUSCA AYUDA PROFESIONAL; “NO TE AUTODESTRUYAS, TU IMAGEN NO LO ES TODO, CUIDA TU SALUD”.