Dentro del ciclo de charlas organizadas del 17 al 21 de septiembre en cinco patios de Toledo y que dimos en llamar El patio de los alquimistas, a mi compañera Arantxa Castaño y a mi nos tocó ofrecer al alimón la charla-taller “Alquimistas y alcahuetas” en la que, tomando como hilo conductor a las mujeres, tratamos de eliminar todo misticismo para explicar que la alquimia es la madre de la química y que sin ella no sería posible el mundo que conocemos.
Así descubrimos que la primera persona en ser nombrada química, en una tableta cuneiforme de la Mesopotamia babilónica 1200 años a.C, fue una mujer, Tapputi, y que laboratorios como los que se describen en la Celestina no tenían nada que envidiar a los de los alquimistas de la época. Y así vamos avanzando de siglo en siglo y de mujer en mujer hasta llegar a Maríe Paulze Lavoisier, esposa de Antoine de Lavoisier y madre de la química moderna.