BIORREMEDIACIÓN

En la actualidad, muchas actuaciones humanas como el uso de pesticidas y otros productos químicos para incrementar los rendimientos agrícolas, la actividad minera o industrial o el vertido de residuos urbanos sin tratamientos previos, conducen a la acumulación de contaminantes en el medio ambiente. Esta acumulación puede llegar a ser especialmente grave en los suelos o los ambientes acuáticos como lagunas o acuíferos, donde los contaminantes llegan arrastrados por el agua de lluvia o los regadíos. Algunos de estos contaminantes son especialmente peligrosos, puesto que son persistentes y pueden permanecer durante largos periodos de tiempo en el medio ambiente. Además, pueden ser bioacumulativos, es decir, se van acumulando en los tejidos de los animales que los van consumiendo, lo que puede conllevar una concentración extrema en los niveles más altos de la cadena trófica, originando incluso problemas de salud al ser humano.
Uno de los principales objetivos de nuestro grupo está relacionado con el estudio de los procesos de atenuación de contaminantes, principalmente de aquellos derivados de las actividades agrícolas que pueden acumularse en ambientes acuáticos. En este sentido, en las últimas décadas está cobrando especial relevancia el estudio de los procesos de limpieza de contaminantes por medio de la biorremediación.
El término biorremediación se acuñó a principios de los 80 y surgió de las técnicas físico-químicas usadas para revertir el daño causado en el ambiente debido a la incesable contaminación por parte de la sociedad. Hoy en día queda definida como los procesos biotecnológicos dirigidos a lograr el saneamiento ambiental, haciendo uso de la potencialidad metabólica de los microorganismos (bacterias, algas, hongos…) y algunas plantas para atenuar o remover las sustancias contaminantes en aguas, suelos y sedimentos.
En términos más sencillos, la biorremediación consiste en el empleo de organismos vivos, con la capacidad de degradar contaminantes para convertirlos en moléculas más sencillas, que puedan ser utilizados por las plantas para incorporarlas a sus tejidos en un proceso conocido como reciclaje de nutrientes. De esta manera se consigue revertir el efecto tóxico de estos contaminantes, restableciendo las condiciones naturales del ecosistema.