Ensayo sobre Palabras Ajenas, de León Ferrari. Publicado en The Words of Others: León Ferrari and Rhetoric in Times of War, editado por Ruth Estévez, Agustín Diez Fischer y Miguel A. López, REDCAT / JRP-RINGIER, pp. 61-86.ISBN : 978-3037645086.
La guerra de Vietnam no está tan lejos. Desde Buenos Aires, León Ferrari pudo escuchar las bombas y dejarse afectar por las torturas. El dolor no ha desaparecido, sigue activo en millones de cuerpos, víctimas de otras guerras y modos más sofisticados de colonización. Palabras Ajenas no es un drama histórico, es un drama del presente. Y ese presente es el nuestro.
Hay lugares que son al mismo tiempo realidades y mitos, es decir, concreción sensible de un relato: Guernica, Auschwitz, Kigali, Sarajevo o Gaza. Vietnam fue en los años sesenta una realidad y una metáfora en la que se hacía dolorosamente visible el Imperialismo. LF no podía adivinar, cuando escribió su obra, que Estados Unidos sería derrotado; tampoco que la amable dictadura anticomunista presidida por Onganía, sería relevada unos años más tarde por la mucho más cruenta de la Junta Militar. El Imperialismo anticomunista había aprendido la lección en Vietnam, y actuó de manera mucho más efectiva en Argentina, y en toda América Latina, con ayuda de los militares locales.
& 21/11/ 66 C. Lodge: Estamos aprendiendo (195
Yo ya estaba ahí cuando LF escribió PA: mi cuerpo existía, mi corazón latía, mis pulmones se expandían y mis músculos faciales articulaban palabras, llantos y sonrisas. Podría haber sido uno de aquellos niños quemados por el napalm. Pero, entonces, yo sí estaba lejos: no escuché las bombas. Tampoco escuché los lamentos de los presos políticos del franquismo, ni fui consciente del duelo quebrado de decenas de miles de españoles por sus familiares desaparecidos, enterrados en fosas comunes, ni del terror de los represaliados y ejecutados en nombre del anticomunismo y para mayor gloria del Dios católico. Ese Dios que es un padre para los suyos y un verdugo para todos los demás. Yo era de los suyos, así había sido decidido. Y ser de los suyos implicaba tener los ojos cerrados, la boca callada y las manos quietas.
H 134 Hitler: Ninguno de nosotros es, sin duda, completamente normal. (182)
En mi casa, se hablaba muy mal de “Pablo VI”; en algún momento se le llegó a llamar “comunista”. Comprendí mucho más tarde que mis familiares se limitaban a reproducir los mensajes dictados por la propaganda del régimen. Roma, que había apoyado sin disimulos el golpe de Estado, y había perdonado todos los crímenes cometidos por el régimen fascista, cambió de política y moderó su doctrina con la llegada de Juan XXIII. Paulo VI fue también crítico con el régimen, pero no hasta el punto de perder los privilegios económicos de la Iglesia en España. Con paciencia vaticana, el Pontífice supo esperar la muerte del dictador. España se liberó del fascismo, pero no del catolicismo, ni de las familias poderosas que siguen dominando las estructuras de nuestra democracia débil, heredera, como la mayoría de las democracias actuales, de aquella democracias formales que fueron inventadas precisamente gracias a los aprendizajes de la derrota en Vietnam, en los años en que el imperialismo militarista se convirtió en neoliberalismo.
M 25/11/65 Reuter: El Papa Paulo VI ha prevenido a los 400 prelados latinoamericanos que asisten al concilio Vaticano contra las “peligrosas fuerzas” del ateísmo en América del Sur. (44)
PA es un teatro del presente porque se confronta con el poder del presente. El poder es el de quien controla la fuerza (el presidente Johnson), el de quienes controlan la información (los medios de comunicación, aunque hoy habría que añadir la televisión y las redes) y el de quienes controlan las conciencias (el Papa y sus cardenales, aunque hoy hablaríamos de subjetividades y tendríamos que incluir numerosas variedades de la industria publicitaria y del entretenimiento, pero también el diseño de las estructuras y relaciones de trabajo). Finalmente, hay figuras que funcionan como referentes míticos, que justifican el mantenimiento de este poder patriarcal, tanto en la versión histórica de Hitler, como en la versión trascendente de Dios. Del otro lado quedan las víctimas, subyugadas, abusados, silenciadas, agredidos, reducidos a nombre o a dato, a veces a imágenes de cuerpos sin identidad. Frente a ese poder, LF organizó un teatro para hablar con Dios.
BB 854 Ez. 21/9. Dios: La espada, la espada está afilada y aún acicalada; / Para degollar víctimas está afilada, acicalada está para que relumbre. (109)
[Fragmento: inicio del texto]
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