Según Goleman, es evidente que en la sociedad actual existe una creciente pérdida de control sobre las emociones que tienen lugar en nuestras vidas y en las de quienes nos rodean.
A diario, los periódicos nos bombardean con noticias que hablan del aumento de la inseguridad y de la degradación de la vida ciudadana, fruto de una irrupción descontrolada de los impulsos.
La inteligencia emocional ha pasado a ser de gran importancia en una época en la que el egoísmo, la mezquindad y la violencia parecen socavar la bondad de nuestra vida colectiva. Esta inteligencia constituye el vínculo entre los sentimientos, el carácter y los impulsos morales.
El libro de Goleman pretende dar a conocer las visiones científicas sobre la emoción, comprender el significado de dotar de inteligencia a la emoción, de tomar conciencia del dominio de los sentimientos. En la actualidad dejamos al azar la educación emocional de nuestros hijos con consecuencias más que desastrosas; y una posible solución puede ser concebir una nueva visión sobre el papel que debe desempeñar la escuela en la educación integral del estudiante, reconciliando en las aulas la mente y el corazón. Algún día, la educación incluirá en su programa de estudios habilidades como el autoconocimiento, el autocontrol, la empatía o el arte de escuchar, resolver conflictos y colaborar con los demás.
La enseñanza de Sócrates, «conócete a ti mismo», es la piedra angular de la inteligencia emocional. Y según Goleman, la conciencia de uno mismo es la atención continua a los propios estados internos, y constituye una actividad neutra que mantiene la atención aun en medio de la más tremenda agitación emocional.
Por tanto, para Goleman es fundamental conocernos a nosotros mismos, saber que sentimos en cada momento y saber expresarlo, saber hablar de ello. Y así seremos capaces de conectar con los que nos rodean, identificar lo que sienten y saber escucharles.
Por eso es fundamental educar en las emociones. La infancia es la etapa más importante puesto que es la base de la educación integral de una persona; y por ello es fundamental educar en sentimientos, puesto que es un aspecto que forma parte de nuestra inteligencia emocional y por tanto de nuestra psique.
Gema García Soto