Hace unos meses leí una noticia en 20minutos.es que hablaba sobre la innovación que estaban llevando a cabo algunos colegios públicos de nuestro país. Estos colegios apuestan por una educación experimental dejando de lado el uso de libros de texto e investigando nuevos recursos y materiales para la enseñanza
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A continuación os dejo la noticia, es muy interesante y nos puede hacer reflexionar tanto a los que llevan trabajando en la docencia muchos años como a los que seremos futuros docentes.
Estos días hay en España cientos de familias con chavales en edad escolar (de 5 a 17 años) que no meten libros de texto en las mochilas de sus hijos ni los han comprado. No es por la crisis, sino porque los colegios e institutos en los que estudian sus hijos apuestan por una educación basada en proyectos experimentales.
Las mochilas pesan poco en el colegio La Navata, el Trabenco o el Palomeras Bajas (Madrid) y en el Norai o el Vallseca, de Palma de Mallorca, el Virgen de Monserrate, de Torremendo (Alicante) o el Amara Berri, de San Sebastián. Son algunos de los centros públicos que han renunciado a los libros de texto. Son poquitos aún, pero representan una experiencia a la que cada vez se suman más centros. Apuestan por un currículum basado en proyectos cooperativos y experimentales que predisponen a los niños al aprendizaje.
Rafael Feito, profesor de sociología de la Educación de la Universidad Complutense, conoce de primera mano el funcionamiento de estos colegios, en especial el de La Navata, sobre el que realizó una exhaustiva investigación. En ese centro de la sierra madrileña, profesores y alumnos negocian el currículum, explica. «Hay cosas innegociables, como que hay que aprender a sumar o a leer, pero los chavales escogen el tema de un proyecto sobre el que investigarán ese curso —como la vida en el fondo del mar, o los dinosaurios— y los profesores organizan a partir de ahí el material escolar. El libro de texto no tiene sentido», cuenta Feito. La Navata es el resultado de la forma de concebir la educación de diez profesoras que hace veinte años decidieron impulsar un proyecto diferente, basado en las experiencias. En su escuela además de que no hay libros, nunca suena el timbre, ni a la entrada ni a la salida, y los padres acompañan a sus hijos hasta la puerta del aula a diario, «momento que da para compartir breves comentarios con la tutora», explica Feito. La implicación de la comunidad educativa —alumnos, padres y profesores— es la clave del buen funcionamiento del centro. Jóvenes con ganas de innovar. «A los profesores de estos centros se les exige una gran implicación, pero es una gozada para un maestro investigar con sus alumnos. Supone más creatividad y más disfrute», dice Feito, que lamenta que una metodología tan exitosa no abunde en más centros públicos.
La explicación es que la fórmula cooperativa de comunidad de aprendizaje «exige equipos docentes sólidos», un grupo de profesores que marque el camino al resto. «Y en la educación hay demasiadas inercias. Aunque llegan profesores jóvenes con ganas de innovar, muchos son interinos que cada año son asignados a un centro escolar diferente». Consideran los libros de texto desfasados y limitadores Estas escuelas no renuncian a los libros de texto por la crisis económica, sino porque consideran dichos materiales desfasados, limitadores y unidireccionales. En su lugar proponen trabajos cooperativos y experimentales que, en su opinión, predisponen a los niños al aprendizaje.
En una clase de cuarto de primaria, por ejemplo, los alumnos trabajan en lengua sobre la acentuación con textos que ellos mismos han escrito. En matemáticas «se aprende mucho con el registro diario de la temperatura que hacen los alumnos, que permite trabajar diferentes conceptos estadísticos, como la moda, la media o la probabilidad, que de este modo no son entelequias matemáticas, sino dispositivos que sirven para comprender el entorno más próximo. Con estos datos se pueden hacer previsiones meteorológicas, calibrar si determinado mes ha sido especialmente caluroso o frío», describe Feito en la investigación que hizo del método de La Navata.
El presidente del sindicato de profesores Anpe, Nicolás Fernández Guisado, cree que estos centros son minoría en España porque «el libro de texto es un buen instrumento que permite llevar a delante el diseño curricular establecido por el Ministerio de Educación». Su sindicato espera que la decisión de educar sin libros de texto se haga en virtud de un proyecto educativo y no por la crisis económica. Además, hay profesores que personalmente optan por no tener libros de texto en sus asignaturas, siendo una excepción en el centro. Es el caso de Ana Robles, profesora de Literatura Universal en el instituto Alpajés de Aranjuez (Madrid). Sus colegas, en general, funcionan con libros de texto pero ella alega que ningún libro se adapta a los contenidos que se exigen en la prueba de Selectividad. De ahí que decidiera crear un blog interactivo y muy visual como guí
a educativa, que cada año amplía y renueva con el trabajo cooperativo de sus alumnos.»Suelo trabajar con nuevas tecnologías, porque creo que es la forma más práctica de relacionar la literatura con el resto de las artes: como el cine, la pintura o la música. Difícilmente un libro de texto me iba a llenar ese hueco», explica Robles.
Un centro sin libros de texto no es un centro sin libros. La biblioteca es la joya de la corona. Los padres de sus alumnos nunca han puesto pegas a su método. «Al revés. Están agradecidos. Se ahorran el dinero que cuesta el libro y casi todo el material que necesitan sus hijos es gratuito». ¿Y los alumnos? «Ellos están encantados, lo encuentran diferente al resto de sus clases, se implican más, participan y el nivel de aprobados en Selectividad es del 100%», presume. La profesora cree que las editoriales de libros de texto no tienen nada que temer. Su asignatura es muy minoritaria y su método «cubre un hueco» que había.
De vuelta a La Navata, Feito desea resaltar que un centro sin libros de texto no es un centro sin libros. «Nunca he visto una biblioteca como la suya en ningún colegio.» Libros de texto colaborativos y gratuitos en la Red.Por otra parte, un grupo de profesores de la enseñanza pública está elaborando materiales curriculares gratuitos y colgándolos en la Red. Crean una especie de libros de texto que ellos prefieren llamar «apuntes del profesor». Son profesores con experiencia en las aulas y su material está adaptado a las características de los alumnos de cada nivel y a los currículos oficiales. Los apuntes ya elaborados (matemáticas, lengua y conocimiento del medio), explican en su web, están ajustados al currículo de la Comunidad Autónoma de Madrid. Y pueden ser descargables en http://www.apuntesmareaverde.org.es/.
¿Qué opináis? ¿Sería un método para aplicar en todas las escuelas? ¿Todos los profesores estarían de acuerdo con llevarlo a cabo? ¿Qué supondría para el aprendizaje de los niños? ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene esta forma de enseñar y aprender? ¿Lo realizaríais en vuestras clases si fuerais docentes?
Marina Martí Pastor
2º A Magisterio de Educación Primaria