¿Un niño que no juega? ¿Podemos encontrarlo en alguna parte? Difícil, ¿verdad? El juego es una parte natural del desarrollo infantil que le ayudará a adquirir las destrezas que necesitará para su vida adulta.
Existen juegos típicos de acuerdo a la edad y maduración del niño. Uno de estos juegos es el de la » sábana» considerado como un divertimento universal. El hecho de esconderse, desaparecer y aparecer, tiene un significado profundo para manejar las ansiedades de pérdida de la madre, pues en ese momento el niño atraviesa por una étapa llamada » posición depresiva » en la que elabora la necesidad de desprenderse de la relación única con la madre, para relacionarse con el padre. De este modo, se establece el triángulo madre-padre-hijo que es la base de las futuras relaciones del individuo con el mundo que le rodea.
Al desprenderse de la relación única con la madre y acercarse al padre, se abre el camino a múltiples intereses con el entorno, a la vez que se conecta con personas y objetos cada vez más variados y numerosos. ¡ Aparecer y desaparecer ! No es concebible un aula de infantil sin juegos. A través del juego el niño asimila su entorno, imita al adulto y va comprendiendo poco a poco la realidad que le rodea. Hasta los dos años el juego sirve para explorar el mundo y formar las bases de su pensamiento que se da con la madre y personas cercanas. En esta etapa se desarrolla la parte «sensorio-motor » que se inicia con llevarse todo a la boca, a través de este acto el niño va adquiriendo conocimientos de su entorno. Luego empieza la manipulación de objetos con el mismo fin.
El niño adquiere las bases de su pensamiento, lo que luego devendrá en la adquisición de las bases del lenguaje y funciones más estructuradas. Si bien el juego empieza con el descubrimiento de lo que el niño puede hacer con su propio cuerpo -tocar, manipular, acariciar, movilizar…etc – progresivamente el pequeño empieza a desarrollar otro tipo de juegos conocidos como el » juego de roles » de manera natural el niño se convierte en un pequeño actor imitando a los padres.
El juego también es usado en psicoterapia de niños porque a traves de este el niño manifiesta sus conflictos y temores y también se le ayuda a superarlo. El valor de compartir
Hasta los 3 y 4 años el tipo de juego entre niñas y niños es muy similar. A partir de esta edad que empiezan a diferenciarse. Una de las partes más importantes del juego es poder compartir, ser empático con el amigo que juega nuestro hijo pues lo ayuda a ponerse en el lugar de otros. Más adelante a la edad de 6 años, el juego del niño cambia y las letras y los números se convierten en juguetes para ellos. La curiosidad por el conocimiento es la continuación de la curiosidad que sintieron por el mundo circundante hasta los 5 ó 6 años. Con el aprendizaje escolar aparecen nuevos juegos en los que se combinan las capacidades intelectuales con el azar, » El niño aprende a competir y compartir roles mediante múltiples juegos que van desde el azar hasta la pericia». El ajedrez, las damas o el dominó le abren un mundo nuevo. En su mundo, competir significa en un principio aniquilar; se triunfa sobre alguien pero no con alguien. Será necesario un largo aprendizaje hasta llegar a una nueva forma de competencia en la que se incluye y admite el posible triunfo de dos con iguales valores. Para los adolescentes desprenderse de sus juguetes representa un duelo, a muchos les cuesta dejar su niñez-juguetes- e ingresar a una etapa menos lúdica. Pero finalmente todos lo logran, sobre todo cuando se inicia las experiencias amorosas que sustituyen al juego infantil.
Eva María Orgaz Pérez