“Convivir con el miedo es una situación límite que tiene un alto precio para un niño o niña cuya personalidad está en pleno desarrollo.”
La violencia de género es un tipo de violencia física o psicológica ejercida contra cualquier persona sobre la base de su sexo o género que impacta de manera negativa su identidad y bienestar social, físico y psicológico. ¿Esta violencia sólo afecta a la mujer? La respuesta es claramente NO: Todos los que viven en un hogar donde hay violencia de género son víctimas de esa violencia, y como tales han de ser tratados por el sistema. Así, la Ley Orgánica del 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género establece, en su exposición de motivos, que las situaciones de violencia sobre la mujer afectan también a los menores que se encuentran en su entorno familiar, víctimas directas o indirectas de esta violencia. La Ley consigna también su protección no sólo para la tutela de los derechos de los menores, sino para garantizar de forma efectiva las medidas de protección adoptadas respecto de la mujer.
Se ha calculado que unos 840.000 menores han estado expuestos a la violencia de género durante el último año, lo que equivale a un 10% de la población infantil de nuestro país. Son unas cifras aproximadas ya que no aparecen en los informes sobre violencia de género. Son víctimas invisibles.
El miedo y el temor se convierte en un sentimiento permanente en los menores que han vivido en un entorno en el han presenciado el maltrato, lo han sufrido, o simplemente perciben las secuelas del mismo. Vivir en una familia donde la madre es maltratada por su pareja implica la exposición a situaciones de opresión y control y a un modelo de relación basado en el abuso de poder y la desigualdad. Estos niños no pueden escapar de esa violencia, lo único que pueden hacer es esperar a que lo hagan sus madres, que en muchas ocasiones no pueden reaccionar y tomar las riendas de su vida. Éstos pueden pasar por un proceso de resiliencia, para salir fortalecidos de la situación, y mostrar una mayor madurez.
Mientras los más pequeños sufren regresiones y su desarrollo se ralentiza, durante la adolescencia pueden aparecer las actitudes violentas y destructivas. Por ello, se debe trabajar en dos sentidos: en la superación de las secuelas que puedan presentar los niños y niñas expuestos a la violencia de género y la recuperación del vínculo de la madre con sus hijos e hijas, que se ha visto afectado en muchos casos, por el sentimiento de desprotección en que han crecido estos menores. Un problema es que En España aún existen muy pocos recursos especializados en el trabajo con niños y niñas víctimas de violencia de género y son aún menos las instituciones que les atienden desde el momento en que la madre reconoce la existencia de malos tratos por parte de su pareja.
El documental Mamá duérmete que yo vigilo de Documentos TV (TVE), refleja la situación de los hijos de las mujeres que han sufrido la violencia de género a través de diferentes testimonios. Estos niños también son víctimas de estas situaciones. Indaga sobre su realidad, reconstruye el miedo y la indefensión de los menores. Da voz y pone rostro al terror de esos niños y niñas a veces invisibles y a su vez nos muestra la cruda realidad de nuestra sociedad.
Por: laurilaurilla@hotmail.com
Enlaces:http://www.rtve.es/alacarta/videos/documentos-tv/documentos-tv-mama-duermete-yo-vigilo/1445842/
Vídeo: http://youtu.be/79th5_Un41A