Desde hace unas temporadas la Real Federación Española de Atletismo (RFEA) obliga a que sus atletas clasificados por ranking mundial a competiciones internacionales, como por ejemplo los campeonatos del Mundo de Tokio 2025 terminados recientemente, hayan batido una marca que establece la propia federación. La justificación que alude la RFEA para la existencia de estas marcas es evitar que atletas que no van a ser competitivos, es decir, que tienen pocas posibilidades de pasar ronda compitan para motivar la “excelencia” de sus atletas.
Esta política en algunos casos da lugar a situaciones como poco pintorescas pues atletas clasificadas por el World Ranking pero que no hayan cumplido la mínima RFEA no van a competir en una prueba ni estando en el propio estadio ya sea costeado por sus medios o incluso formando parte de los equipos de relevos.
Así, el atletismo español lleva varias temporadas con el debate se si las conocidas como mínimas de competitividad son necesarias o no. En este breve artículo no voy ni a intentar responder esta pregunta, aunque tengo mi opinión, sino que voy a analizar si las mínimas RFEA estaban bien ajustadas en el sentido que si no se cumplía era garantía de ausencia de competitividad. Para ello voy a analizar los resultados de las series de 100, 200, 400 y 800 metros femenino.
Los puntos de los gráficos muestran la mejor marca de la temporada antes de los mundiales. Si se clasificó para semifinales el punto estará en la parte de arriba del gráfico y si no se clasificó en la parte de abajo. La interpretación de la línea roja es un poco más compleja pero esencialmente indica cuál es la probabilidad de que los atletas que rondan cierta SB de clasificarse para semifinales. Por ejemplo, en 200 femenino si se había bajado de 22.25 la probabilidad de estar en semifinales era 1, es decir, del 100%.

En 100 metros sólo una atleta con una SB superior a 11.15 logró clasificarse para semifinales. Interesante es el valor de la línea roja en 11.15. En este caso es de 0,3. En 200 metros puede verse como hasta cinco atletas con una marca por encima de 22.75 lograron clasificarse para semifinales. Lo que es peor, Esperança Cladera tenía una marca de 22.80. Pues bien hubo cuatro atletas con marcas acreditas entre 22.75 y 22.80, dos se metieron en semifinales y dos no. Es decir, que con una marca de 22.80 la probabilidad de clasificarse para semifinales estaba cerca del 50%. Esperança Cladera estaba en el estadio y la RFEA le privó de competir y es posible que de una semifinal mundialista. La línea roja tiene un valor de 0,4 en 22.75, la más alta de las cuatro competiciones analizadas.
En 400 metros sólo una atleta se clasificó para semifinales con un SB peor de 51.1. Es decir, que Blanca Hervás hubiese tenido que mejorar muchos sus prestaciones para poder aspirar a las semifinales. El valor de la línea roja es 0,2. Por último, en 800 metros dónde se quedó fuera Daniela García para que entrase Marta Mitjans ninguna atleta por encima de los 2 minutos logró clasificarse para semifinales. Puede verse como la línea roja toma el valor más bajo de todas próximo a 0,1. Además, los 800 metros lo disputaron tres españolas.
Si se quiere seguir usando las mínimas RFEA lo mínimo es que estén bien puestas. Si se pone como objetivo que la línea roja tome un valor de 0,2 las mínimas RFEA deberían haber sido: 11.20, 23.00, 51.1 y 1:59.8. Obviamente es muy fácil ver que la mínima de 200 ha sido desproporcionada a posteriori, pero esto tiene fácil solución, que las mínimas de competitividad se sitúen en dónde la curva roja comienza a elevarse: 11.25, 23.20, 51.7 y 2:00.5.
Así que espero que de seguir con esta normativa, al menos estén bien puestas y no se prive a un atleta competir si tiene alguna opción de superar ronda y mucho menos si ya está en el estadio.
Aquí debajo se muestran dichas marcas.

PD: Los datos los he puesto en Excel con ayuda de IA que ha puesto en Excel el pdf de los resultados y startlist.
