El uso de restos de café como acelerador de la restauración de selvas.

Es un hecho bien conocido que la deforestación de las selvas no es tanto producto de personas sin escrúpulos que lo hacen porque sí, como el resultado de grandes plantaciones que exigen el corte y quemado de enormes extensiones de selva para poder cultivar intensivamente productos que luego se venden en países que no son los productores. Uno de los claros efectos de estas políticas es que cada vez queda menos selva que transformar, lo que afecta de manera clara al negocio de la producción agrícola: dependen del rico suelo de la selva para poder usarlo, y tienen un uso muy corto en tiempo; unas décadas, a lo sumo.

Por eso y porque cada vez hay más campos abandonados que pueden volverse a reforestar dentro de los parques naturales y reservas que se establecen en países con grandes selvas tropicales, hay un creciente interés en técnicas que ayuden a reducir el tiempo que la selva necesita para realizar ese proceso de reforestación, que puede ser muy largo.

En el artículo que comento hoy hablan de una técnica que me llamó la atención por sus excelentes resultados y porque me recordó algo que mi abuela hacía. Mi abuela tenía una enredadera en una casa de verano a la que iba, obviamente, sólo en verano. Y para alimentar esa enredadera, echaba las borras del café directamente en la zona de tierra de la planta. El artículo que comento usa residuos vegetales de la producción de productos elaborados para reducir el tiempo de regeneración de la selva. Un grupo de investigadores de la Universidad de Hawai`i (sí: se escribe así) ha comprobado el efecto beneficioso sobre la restauración de la cubierta arbórea de cubrir el suelo con pulpa de café.

Comienzan el artículo con una obviedad. Para alcanzar de alguna manera los objetivos de reforestación previstos en las Naciones Unidas, hay que tratar muchas hectáreas de suelos degradados, lo que es caro. Una forma de minimizar costos y acelerar el proceso es el empleo de residuos de la fabricación de productos vegetales elaborados: cáscaras de naranja, peladuras de piñas, etc. En el artículo comentan que hasta ahora faltaban evidencias significativas del efecto de este tipo de estrategias en los suelos, más allá de un estudio realizado en Costa Rica en tres hectáreas con cáscaras de naranja que presentó resultados muy prometedores, pero que por causas sobre todo políticas no pudo continuar.

Por otra parte, la producción de bagazo de café(1) en países tropicales es muy grande. En el artículo explican que estimaciones fiables indican que por cada millón de sacos de 60 kg de café, se producen unas 218.400 toneladas de este bagazo que deben ser tratadas o procesadas de alguna manera en las plantas productoras del grano, que además suelen estar en los países productores.

Decidieron entonces comprobar hasta qué punto era beneficioso usar este bagazo, para regenerar terrenos degradados que sólo poseen pasto pobre como cubierta vegetal. El bagazo de café es rico en proteínas, carbohidratos y ligninas, por lo que es un compost muy valioso, que además al cubrir las hierbas invasoras que ocupan los suelos degradados, debería apoyar el crecimiento de los árboles que se desea crezcan dado que ahora ya no tienen hierbas altas que les impiden alcanzar la luz del Sol.

En la siguiente sección de su artículo explican los métodos empleados para realizar el estudio. En primer lugar, la hectárea que pretendían estudiar tuvo que ser liberada a machetazos de hierba fina que la ocupaba para permitir el acceso de vehículos pesados. Luego, dividieron una hectárea de control en dos partes, en una de las cuales echaron una capa uniforme de bagazo de café con cerca de medio metro de espesor. En total, 360 m3 de pulpa de frutos del café, que llegaron en 30 camiones de una empresa de café cercana. La otra parcela la dejaron sin nada, e inmediatamente después de realizar la operación de distribuir, a mano, la pulpa del café, midieron las propiedades del suelo en ambas parcelas, actividad que repitieron cada seis meses de los dos años que duró el estudio.

También realizaron controles cada seis meses del tipo y números de plantas en las parcelas, además de medidas adicionales de las propiedades químicas y biológicas del suelo y la cubierta vegetal.

En la sección siguiente del artículo exponen los resultados obtenidos, que se pueden resumir de manera gráfica en la siguiente imagen:

Imagen que muestra la diferencia entre las diversas cubiertas vegetales de las dos parcelas. La parcela tratado con el residuo del café es la inferior. De la figura 1 del artículo citado.
Imagen que muestra la diferencia entre las diversas cubiertas vegetales de las dos parcelas. La parcela tratado con el residuo del café es la inferior. De la figura 1 del artículo citado.

Sus resultados son realmente espectaculares. La parcela rellenada con el bagazo del café está llena de árboles jóvenes, mientras que la otra parcela sigue presentando una enorme cantidad de plantas herbáceas, lo que indica que la selva no se ha recuperado. Pero además, algunas de las medidas que tomaron confirman este resultado, como indica la siguiente tabla.

Variable Parcela de control (Error) Parcela con pulpa (Error)
Carbono (%)7,0 (0,6)23 (0,6)
Nitrógeno (%)0,6 (0,01)3,0 (0,7)
Capacidad de intercambio (meq/ 100 g) (2)11 (1)20 (0,7)
pH6,8 (0,1)4,8 (0,2)
Materia orgánica (%)22,9 (0,7)48 (11)
Variables importantes del suelo en la parcela actuada y la de control.
Adaptado de la tabla 1 del artículo citado.

Es fácil ver que cualquier variable ecológica relevante ha mejorado en la parcela de control, de tal manera que el suelo vuelve a ser un repositorio y sistema de filtrado razonable, frente al suelo de control degradado.

Además, pudieron medir el tipo de suelo que cubría cada parcela, no sólo sacaron fotos. El resultado fundamental está en la gráfica siguiente, donde se observa como en dos años, en suelo tratado con la pulpa del café se convirtió en una parte de selva, puesto que son herbáceas, «herb» en el artículo, no hierba fina, «grass», lo que predomina en el suelo:

Porcentaje cubierto según el tipo de vegetación. La parcela de control esa dibujada en gris. La cantidad de herbáceas y hierba se invierten en los dos suelos. «Litter» es la cantidad de materia orgánica vegetal del suelo, también más alta donde se puso una capa adicional de cerca de medio metro de ancho. De la figura 2 del artículo citado.

Otras medidas de la estructura de la cubierta vegetal son también muy positivas. Al medir la estructura de la canopia o dosel arbóreo(3) de ambas parcelas, encontraron los resultados de la tabla siguiente, que indican una fuerte recuperación de la parcela tratada:

VariableParcela de control (Error)Parcela con pulpa (Error)
Altura de canopia (m)1,4 (1,4)4 (2)
% de altura superior a
2 m
2283
% de altura superior a
5 m
2,339,4
Variables que miden la salud de la canopia después de dos años. Adaptado de la tabla 2 del artículo citado.

En la última sección, donde discuten los resultados presentados, confirman primero lo que ya describí en las líneas anteriores: la diferencia entre colocar o no cerca de medio metro de bagazo de café en el suelo es espectacular. Donde se coloca, la selva se recupera muy rápido y en dos años, hay una selva joven. En el siguiente párrafo se centra en los cambios producidos por el bagazo en la química del suelo, que se traducen en un aumento muy grande de nutrientes varios, incluido el fósforo. Éste último es importante porque los suelos de las selvas húmedas suelen ser muy pobres en fósforo y a menudo en un factor limitante en la regeneración del suelo. Pero es que, en general, los suelos tropicales degradados y ocupados por pasto son muy pobres en minerales, lo que retrasa el crecimiento de la selva durante décadas con lo que el aumento de los minerales en la parcela tratada es muy interesante.

Por otra parte, los autores dedican unas líneas a explicar que en la selva joven de la parcela tratada hay incluso algunos árboles que no son «colonizadores tempranos»(4) de áreas vacías presentes sino que se presentan en zonas de la selva ya colonizadas.

El último párrafo del artículo lo dedican a observar todos los posibles problemas que tendría esta técnica, entre los que nombran la cantidad de pesticidas y demás que puede tener la el bagazo del café, el riesgo de que esas u otras sustancias tóxicas pasen a aguas subterráneas, etc. Pero aún con todos estos problemas, parece que la idea de usar bagazo de café para acelerar la restauración de selvas húmedas degradadas es una alternativa viable.

El artículo se publicó en la revista Ecological Solutions and Evidence, vol.2

Notas:

(1) El artículo habla de «coffe pulp», el subproducto de eliminar del fruto de café que se presenta al consumo todo lo que rodea al grano: cerca del 60% del peso total recolectado. Pero como me recuerda al hecho de que al hacer vino, aparece una pasta húmeda que está compuesta de la pulpa de uva, pequeñas ramas y demás de la vid, que se llama bagazo, he decidido llamarlo así en este resumen aunque lo que se extraiga en este caso es el grano de café.

(2) La capacidad de intercambio es mi traducción de la frase «total exchange capability», que es una medida de la capacidad de un suelo de retener cargas positivas. Es una medida muy relacionada con la fertilidad del suelo y su capacidad de eliminar productos tóxicos, puesto que la concentración de cationes permite que las plantas intercambien con más facilidad los nutrientes que necesitan del suelo y que esas cargas se fijen a tóxicos, inertizándolos. Se suele medir en centimol por kg, aunque en el artículo lo miden en la unidad equivalente meq/ 100 g. La Wikipedia en inglés tiene un buen artículo sobre este concepto: Wiki:Cation-exchange capacity.

(3) El dosel arbóreo o canopia es la zona de un bosque de las copas de los árboles. Cuanto más alto y de mayor superficie, más saludable será la selva tropical, en principio. El artículo en español de la Wikipedia define muy bien este concepto: Wiki:Canopia.

(4) Los «colonizadores tempranos» en ecología son los primeros organismos que aparecen en un determinado lugar para ocupar el nicho ecológico. En el caso de la selva húmeda, según los autores del artículo, son árboles con semillas pequeñas que el viento y pájaros pueden dispersar con facilidad.