Explosiones, su física y la seguridad.

[Actualizado el 12 de noviembre de 2021. Las actualizaciones están de este color.]

Generalmente suelo hablar aquí de artículos que hacen avanzar la ciencia en algún aspecto que me interesa, pero el artículo que quiero resumir hoy trata sólo de unir el conocimiento en una revisión corta sobre dos cosas que me fascinan: explosiones de gases y la seguridad.

No se hasta que punto somos conscientes de la cantidad enorme de gases explosivos que rodean las actual civilización humana: desde gasolinas hasta alcoholes, que dejamos que se evaporen tranquilamente. El problema es que a veces esos vapores se concentran y provocan explosiones accidentales que pueden ser muy graves. El artículo que reviso habla precisamente de eso, de esas explosiones haciendo un recorrido histórico para luego centrarse en la física de esas mismas explosiones.

Empieza haciendo un recorrido histórico de las explosiones de gas antes del año 1920, donde como nota escatológica explica que un riesgo relativamente común en la antigua roma al ir a las letrinas era acabar con el culo chamuscado(1). Yendo a cosas más serias, aunque un culo chamuscado es algo serio, explica que los mayores riesgos se daban en la minas. Por eso hay varias fuentes que hablan del peligro de explosiones en las minas, explicando que las primeras lámparas de seguridad para ser usadas en las minas de carbón se desarrollaron como respuesta a un accidente en el que murieron 92 personas por una explosión de metano. Como sigue explicando, y con el desarrollo de barcos de vapor, las explosiones de los mismos debido a vapores inflamables empezaron a aparecer. El artículo cita dos casos, uno de ellos el primer viaje de un barco a vapor que explotó súbitamente, con investigadores citados en el artículo explicando que la causa más probable era el almacenamiento de aguarrás o aceite de trementina en una sala caliente, cerca del motor del barco. Continua explicando como éste y otros accidentes sobre la misma época, mediados y finales del s. XIX, llevaron a la formación de una ley de manejo de sustancias peligrosas en gran Bretaña en 1875.

Una sección posterior se centra en la explosión de 1920 de una barcaza del transporte de petróleo llamada Warwick donde murieron siete personas, entre ellas el abuelo del autor, el hermano del abuelo y su cuñado(2).

Se puede observar la fuerza de la explosión en las fotos siguientes, donde se ven tanto el diseño del barco como lo que quedó de él.

Arriba, plano del barco y sus bodegas. Abajo, estado en el que quedó el barco tras la explosión. De la fig. 1 del artículo citado.

Después de transportar cerca de 191.000 Litros de petróleo, el barco necesitaba una reparación. Primero hubo que limpiarlo cuidadosamente, porque la reparación incluía soldaduras y ya se sabía que el petróleo y las soldaduras implicaban explosiones. Así pues, lo limpiaron primero con trapos de algodón y luego con vapor de agua aplicado a las paredes. Y el mismo día, lo llevaron a arreglar las tapas del sistema, con los depósitos aún calientes y llenos de vapor de agua mezclado con gases explosivos. Cuando la llama del soplete alcanzó el interior del depósito, explotó inmediatamente.

En otras ocasiones habían hecho el mismo tipo de operación, pero dejando que el barco se ventilara durante algunos días por casualidad. Por la misma casualidad, ese día no se hizo y siete personas murieron. Simultáneamente en Gran Bretaña y otros países se introdujeron nuevas regulaciones y sistemas de seguridad, pero las explosiones y accidentes continuaron sucediendo. Uno de los últimos accidentes que nombra es el de la plataforma petrolífera Deepwater Horizon, que produjo una de los peores derrames de petróleo que se recuerda. La causa del mismo estaba en una explosión de gas inflamable que entró en contacto con los generadores diesel del barco.

Tras esta introducción histórica, comienza con la descripción del fenómeno físico en otra sección. Dice que una explosión es un fenómeno en el que el volumen del cuerpo se incrementa rápidamente, con ondas de presión asociadas por el movimiento del aire. Éstas ondas son las que provocan el sonido de las explosiones, tan característico. El origen de la explosión pueden ser varias cosas, pero es siempre la deposición de una gran cantidad de energía en un tiempo muy corto. Una de las mejores maneras de lograr esto es con la combustión de un gas o sustancia similar, por eso los accidentes con explosiones de gases combustibles son tan comunes.

Explica que las primeras investigaciones sobre el tema se desarrollaron en Francia en 1880, para acabar con el desarrollo de criterios sobre cuándo un gas combustible explotaría sólo, usando dos posibilidades según que fenómeno domine la dinámica, el movimiento del fluido: la convección, donde los fluidos estén bien mezclados, y fluidos donde la conducción, el transporte de calor, es dominante. El problema es que la mayoría de los casos son una mezcla de ambos factores.

El artículo comenta que en paralelo al desarrollo de estos modelos e ideas, también se desarrollaron las ecuaciones que gobiernan el movimiento de los fluidos, de tal forma que desde los años 50 se pueden resolver numéricamente las mismas usando técnicas de simulación o resolución de ecuaciones de fluidos por ordenador(3). Con ellas, los tres procesos físicos fundamentales para entender estas explosiones, la dinámica de fluidos (cómo se mueven), la termodinámica (cómo intercambian energía) y las reacciones químicas (cómo cambian unos compuestos en otros) pueden combinarse y resolverse en un ordenador. Pero el problema es que las escalas temporales y espaciales de estos tres procesos son muy distintas, lo que implica que introducirlo en un ordenador y hacerlo es un proceso muy complicado que no siempre es posible.

Por otra parte, trabajos posteriores distinguieron dos tipos fundamentales de explosiones: fuertes y débiles. Las fuertes son aquellas en las que un sólo punto tiene tal concentración de energía que inicia la explosión y por lo tanto, el frente de onda que la misma produce. Las explosiones débiles, por el contrario, tienen varias fuentes puntuales que terminan uniéndose en un sólo frente(4).

Partiendo de los tres fenómenos que son importantes en la explosión, trabajos teóricos pudieron delimitar los parámetros de los que depende que una mezcla gaseosa haga explosión o no: el tiempo que tarda la reacción química en calentar el fluido hasta la ignición, el tiempo necesario para la conducción térmica y el tiempo necesario para la convección material del fluido. Sus resultados se pueden resumir según la figura siguiente, donde en función del número adimensional de Rayleigh(5) se observan explosiones o no.

Diagrama adimensional que especifica si se produce o no explosión en función de las escalas adimensionales y el número de Rayleigh. Los puntos negros indican simulaciones que no generaron explosiones y los círculos, que sí. De la figura 1 del artículo citado.

Tras continuar estudiando y modelando el fenómeno, según cuenta el autor, los mismos autores que hicieron el modelo previo añadieron un cuarto factor al mismo: la velocidad de la reacción química en transformar el reactivo en los productos finales. Es decir, la velocidad a la que se consume el generador de la explosión también es un factor importante. Así, el equivalente a la gráfica bidimensional anterior es una nueva gráfica tridimensional que separa las regiones donde las escalas temporales permiten la explosión de las que no.

El diagrama donde se observa la superficie que separa las regiones con explosiones de las que no tienen. Los ejes son relaciones entre escalas temporales: τH/τC, τH/τD y τH/τR para un recipiente esférico y cerrado. τH es la escala temporal del calentamiento por reacción química, τC la escala de la convección, τD la escala de la difusión y finalmente τR la escala temporal de la reacción química. Adaptado de la figura 3 del artículo citado.

Como indica el artículo, es notable que esta gráfica unifica fenómenos que parecen separados: la única diferencia entre una reacción exotérmica que caliente el gas y una que provoque su explosión es las relaciones entre sus escalas temporales, pero la misma descripción termo-cinética se puede aplicar.

Para finalizar la sección, el autor destaca que la revisión y teorías que presentó pasan por alto uno algunos fenómenos muy interesantes, como la transición de deflagración a explosión en un gas y la onda de choque que se produce(6), remitiendo al lector a revisiones reciente de esos temas, antes de comentar una relación entre las explosiones que acaba de revisar y otros fenómenos que parecen muy alejados: las explosiones de estrellas.

Comenta que la distinción fundamental entre una deflagración y una explosión es la velocidad de propagación de la onda sonora. En una deflagración, esa onda se propaga a menor velocidad que el sonido, y en una explosión, a mayor velocidad, siendo por lo tanto lo que se llama una onda de choque. En un artículo citado en esta revisión se demuestra que una combustión termonuclear en una estrella es cualitativamente similar a una onda de combustión química, una deflagración. Esto es así porque los mecanismos físicos que controlan ambos fenómenos son los mismos y no les importa demasiado detalles sobre la ecuación de estado u otros parámetros relevantes.

Termina el artículo con una sección un tanto pesimista, pero realista. Explica que gracias al avance en el conocimiento de las razones de las explosiones y como evitarlas, a lo largo del siglo XX se han desarrollado sistemas que permiten transportar líquidos inflamables sin grandes riesgos, mediante la inertización de la atmósfera donde está el líquido. Es decir, eliminando el oxígeno de esa atmósfera, es posible retardar la combustión hasta que no pueda ser explosiva. La pregunta entonces es porqué no están más generalizados estos métodos de seguridad en barcos, si en otras infraestructuras donde un incendio no es deseable se emplean sin problemas. De hecho, se puede comprobar que el número de accidentes de barcos en general y de víctimas en accidentes en barcos han disminuido con el tiempo, incluyendo todo tipo de barcos de carga, no sólo los que gaseros. La figura siguiente, del documento «Annual Overview of Marine Casualties and Incidents» de la Agencia europea de Seguridad Marítima(7) lo deja claro:

Número de muertes por tipo de barco y año recientemente. Excepto para el año 2015, el número de víctimas (afortunadamente) tiene una tendencia a la baja.

Cita por ejemplo archivos, subestaciones eléctricas, incluso coches de carreras. La respuesta es muy triste: porque a los dueños de los barcos les resulta más barato pagar las indemnizaciones y usando el dinero que el seguro les paga en caso de accidente, comprar un barco nuevo.

Lo que escribí cuando publiqué esta entrada no es verdad. Más bien hay un fuerte interés en evitar los accidentes, y las cifras demuestran que tanto su número como su gravedad descienden con el tiempo, a pesar de los problemas que hay en cuanto a banderas de buques, etc.

Concluye esta sección y el artículo comentando si la labor del científico debería incluir aspectos sociales sobre la investigación que realiza diciendo, y estoy de acuerdo, en que un científico tiene que pensar en los aspectos sociales del trabajo que hace, y como esos aspectos deberían o podrían ser insertados en la sociedad. A fin de cuentas, la persona que hace ciencia vive con otras personas en una sociedad.

El artículo se publicó en la revista Physics of Fluids, en el vol. 33: Thermo-kinetic explosions: Safety first or safety last?.

Notas:

(1) La expresión que emplea es «singed bottom», que traduzco como culo chamuscado.

(2) Está claro que el autor del artículo tiene un interés personal en la seguridad y las explosiones de volátiles.

(3) En inglés se suelen llamar estas técnicas CFD: Computational Fluid Dynamics.

(4) Según explican en el artículo, un tipo de explosión débil muy buscada es la que se produce en los motores de los coches, camiones y demás, que mueven el pistón debido a una explosión del combustible que empuja los pistones.

(5) El número de Rayleigh es un parámetro adimensional que especifica qué es más importante en la transferencia de calor de un fluido, si la conducción de energía o la convección de masa del fluido. Una muy buena definición esa en la Wikipedia en español: Wiki:Rayleigh.

(6) El autor, poéticamente, llama a esta onda de choque «bang».

(7) El enlace del documento: Revisión de la EMSA 2020.

El uso de restos de café como acelerador de la restauración de selvas.

Es un hecho bien conocido que la deforestación de las selvas no es tanto producto de personas sin escrúpulos que lo hacen porque sí, como el resultado de grandes plantaciones que exigen el corte y quemado de enormes extensiones de selva para poder cultivar intensivamente productos que luego se venden en países que no son los productores. Uno de los claros efectos de estas políticas es que cada vez queda menos selva que transformar, lo que afecta de manera clara al negocio de la producción agrícola: dependen del rico suelo de la selva para poder usarlo, y tienen un uso muy corto en tiempo; unas décadas, a lo sumo.

Por eso y porque cada vez hay más campos abandonados que pueden volverse a reforestar dentro de los parques naturales y reservas que se establecen en países con grandes selvas tropicales, hay un creciente interés en técnicas que ayuden a reducir el tiempo que la selva necesita para realizar ese proceso de reforestación, que puede ser muy largo.

En el artículo que comento hoy hablan de una técnica que me llamó la atención por sus excelentes resultados y porque me recordó algo que mi abuela hacía. Mi abuela tenía una enredadera en una casa de verano a la que iba, obviamente, sólo en verano. Y para alimentar esa enredadera, echaba las borras del café directamente en la zona de tierra de la planta. El artículo que comento usa residuos vegetales de la producción de productos elaborados para reducir el tiempo de regeneración de la selva. Un grupo de investigadores de la Universidad de Hawai`i (sí: se escribe así) ha comprobado el efecto beneficioso sobre la restauración de la cubierta arbórea de cubrir el suelo con pulpa de café.

Comienzan el artículo con una obviedad. Para alcanzar de alguna manera los objetivos de reforestación previstos en las Naciones Unidas, hay que tratar muchas hectáreas de suelos degradados, lo que es caro. Una forma de minimizar costos y acelerar el proceso es el empleo de residuos de la fabricación de productos vegetales elaborados: cáscaras de naranja, peladuras de piñas, etc. En el artículo comentan que hasta ahora faltaban evidencias significativas del efecto de este tipo de estrategias en los suelos, más allá de un estudio realizado en Costa Rica en tres hectáreas con cáscaras de naranja que presentó resultados muy prometedores, pero que por causas sobre todo políticas no pudo continuar.

Por otra parte, la producción de bagazo de café(1) en países tropicales es muy grande. En el artículo explican que estimaciones fiables indican que por cada millón de sacos de 60 kg de café, se producen unas 218.400 toneladas de este bagazo que deben ser tratadas o procesadas de alguna manera en las plantas productoras del grano, que además suelen estar en los países productores.

Decidieron entonces comprobar hasta qué punto era beneficioso usar este bagazo, para regenerar terrenos degradados que sólo poseen pasto pobre como cubierta vegetal. El bagazo de café es rico en proteínas, carbohidratos y ligninas, por lo que es un compost muy valioso, que además al cubrir las hierbas invasoras que ocupan los suelos degradados, debería apoyar el crecimiento de los árboles que se desea crezcan dado que ahora ya no tienen hierbas altas que les impiden alcanzar la luz del Sol.

En la siguiente sección de su artículo explican los métodos empleados para realizar el estudio. En primer lugar, la hectárea que pretendían estudiar tuvo que ser liberada a machetazos de hierba fina que la ocupaba para permitir el acceso de vehículos pesados. Luego, dividieron una hectárea de control en dos partes, en una de las cuales echaron una capa uniforme de bagazo de café con cerca de medio metro de espesor. En total, 360 m3 de pulpa de frutos del café, que llegaron en 30 camiones de una empresa de café cercana. La otra parcela la dejaron sin nada, e inmediatamente después de realizar la operación de distribuir, a mano, la pulpa del café, midieron las propiedades del suelo en ambas parcelas, actividad que repitieron cada seis meses de los dos años que duró el estudio.

También realizaron controles cada seis meses del tipo y números de plantas en las parcelas, además de medidas adicionales de las propiedades químicas y biológicas del suelo y la cubierta vegetal.

En la sección siguiente del artículo exponen los resultados obtenidos, que se pueden resumir de manera gráfica en la siguiente imagen:

Imagen que muestra la diferencia entre las diversas cubiertas vegetales de las dos parcelas. La parcela tratado con el residuo del café es la inferior. De la figura 1 del artículo citado.
Imagen que muestra la diferencia entre las diversas cubiertas vegetales de las dos parcelas. La parcela tratado con el residuo del café es la inferior. De la figura 1 del artículo citado.

Sus resultados son realmente espectaculares. La parcela rellenada con el bagazo del café está llena de árboles jóvenes, mientras que la otra parcela sigue presentando una enorme cantidad de plantas herbáceas, lo que indica que la selva no se ha recuperado. Pero además, algunas de las medidas que tomaron confirman este resultado, como indica la siguiente tabla.

Variable Parcela de control (Error) Parcela con pulpa (Error)
Carbono (%)7,0 (0,6)23 (0,6)
Nitrógeno (%)0,6 (0,01)3,0 (0,7)
Capacidad de intercambio (meq/ 100 g) (2)11 (1)20 (0,7)
pH6,8 (0,1)4,8 (0,2)
Materia orgánica (%)22,9 (0,7)48 (11)
Variables importantes del suelo en la parcela actuada y la de control.
Adaptado de la tabla 1 del artículo citado.

Es fácil ver que cualquier variable ecológica relevante ha mejorado en la parcela de control, de tal manera que el suelo vuelve a ser un repositorio y sistema de filtrado razonable, frente al suelo de control degradado.

Además, pudieron medir el tipo de suelo que cubría cada parcela, no sólo sacaron fotos. El resultado fundamental está en la gráfica siguiente, donde se observa como en dos años, en suelo tratado con la pulpa del café se convirtió en una parte de selva, puesto que son herbáceas, «herb» en el artículo, no hierba fina, «grass», lo que predomina en el suelo:

Porcentaje cubierto según el tipo de vegetación. La parcela de control esa dibujada en gris. La cantidad de herbáceas y hierba se invierten en los dos suelos. «Litter» es la cantidad de materia orgánica vegetal del suelo, también más alta donde se puso una capa adicional de cerca de medio metro de ancho. De la figura 2 del artículo citado.

Otras medidas de la estructura de la cubierta vegetal son también muy positivas. Al medir la estructura de la canopia o dosel arbóreo(3) de ambas parcelas, encontraron los resultados de la tabla siguiente, que indican una fuerte recuperación de la parcela tratada:

VariableParcela de control (Error)Parcela con pulpa (Error)
Altura de canopia (m)1,4 (1,4)4 (2)
% de altura superior a
2 m
2283
% de altura superior a
5 m
2,339,4
Variables que miden la salud de la canopia después de dos años. Adaptado de la tabla 2 del artículo citado.

En la última sección, donde discuten los resultados presentados, confirman primero lo que ya describí en las líneas anteriores: la diferencia entre colocar o no cerca de medio metro de bagazo de café en el suelo es espectacular. Donde se coloca, la selva se recupera muy rápido y en dos años, hay una selva joven. En el siguiente párrafo se centra en los cambios producidos por el bagazo en la química del suelo, que se traducen en un aumento muy grande de nutrientes varios, incluido el fósforo. Éste último es importante porque los suelos de las selvas húmedas suelen ser muy pobres en fósforo y a menudo en un factor limitante en la regeneración del suelo. Pero es que, en general, los suelos tropicales degradados y ocupados por pasto son muy pobres en minerales, lo que retrasa el crecimiento de la selva durante décadas con lo que el aumento de los minerales en la parcela tratada es muy interesante.

Por otra parte, los autores dedican unas líneas a explicar que en la selva joven de la parcela tratada hay incluso algunos árboles que no son «colonizadores tempranos»(4) de áreas vacías presentes sino que se presentan en zonas de la selva ya colonizadas.

El último párrafo del artículo lo dedican a observar todos los posibles problemas que tendría esta técnica, entre los que nombran la cantidad de pesticidas y demás que puede tener la el bagazo del café, el riesgo de que esas u otras sustancias tóxicas pasen a aguas subterráneas, etc. Pero aún con todos estos problemas, parece que la idea de usar bagazo de café para acelerar la restauración de selvas húmedas degradadas es una alternativa viable.

El artículo se publicó en la revista Ecological Solutions and Evidence, vol.2

Notas:

(1) El artículo habla de «coffe pulp», el subproducto de eliminar del fruto de café que se presenta al consumo todo lo que rodea al grano: cerca del 60% del peso total recolectado. Pero como me recuerda al hecho de que al hacer vino, aparece una pasta húmeda que está compuesta de la pulpa de uva, pequeñas ramas y demás de la vid, que se llama bagazo, he decidido llamarlo así en este resumen aunque lo que se extraiga en este caso es el grano de café.

(2) La capacidad de intercambio es mi traducción de la frase «total exchange capability», que es una medida de la capacidad de un suelo de retener cargas positivas. Es una medida muy relacionada con la fertilidad del suelo y su capacidad de eliminar productos tóxicos, puesto que la concentración de cationes permite que las plantas intercambien con más facilidad los nutrientes que necesitan del suelo y que esas cargas se fijen a tóxicos, inertizándolos. Se suele medir en centimol por kg, aunque en el artículo lo miden en la unidad equivalente meq/ 100 g. La Wikipedia en inglés tiene un buen artículo sobre este concepto: Wiki:Cation-exchange capacity.

(3) El dosel arbóreo o canopia es la zona de un bosque de las copas de los árboles. Cuanto más alto y de mayor superficie, más saludable será la selva tropical, en principio. El artículo en español de la Wikipedia define muy bien este concepto: Wiki:Canopia.

(4) Los «colonizadores tempranos» en ecología son los primeros organismos que aparecen en un determinado lugar para ocupar el nicho ecológico. En el caso de la selva húmeda, según los autores del artículo, son árboles con semillas pequeñas que el viento y pájaros pueden dispersar con facilidad.