Niklas Elmehed. © Nobel Media
El día 3 de octubre se ha anunciado el premio Nobel de Química 2018. El galardón ha recaído en los bioquímicos Frances Arnold, George Smith y Gregory Winter. Una mitad del premio para Arnold “por la evolución dirigida de enzimas”, y compartiendo el otro medio entre Smith y Winter “por colocar péptidos y anticuerpos en la superficie de virus bacteriófagos”.
Como no soy bioquímico, no me quiero meter en charcos de los que no voy a saber salir. En mi página de infografías favoritas de todos los tiempos, Compound Interest, puedes encontrar una explicación sencilla del trabajo por el que estos científicos han sido destacados de entre toda la comunidad mundial por haber “tomado el control de la evolución y haber usado sus mismos principios para desarrollar proteínas que resuelven muchos problemas de la humanidad”, en palabras de la Real Academia de sueca de Ciencias que es la responsable de esta herencia de Alfred Nobel. Resumiendo, y ya me meto un poco en el agua, han usado los principios evolutivos de selección para la mejora en el funcionamiento de enzimas, catalizadores biológicos, y modificando virus para que poder ser reconocidos más fácilmente por anticuerpos.
Pero sí quiero señalar que Frances Arnold, profesora en el famoso Caltech de Pasadena, es la quinta mujer que recibe el premio desde sus comienzos en 1901. Antes que ella, las mujeres que lo habían recibido fueron Marie Curie y su hija Irène Joliot-Curie, en 1911 y 1935, respectivamente, por sus trabajos en el descubrimiento y la obtención de nuevos elementos; Dorothy Crowfoot Hodgkin, en 1964, por sus trabajos en difracción de rayos X de proteínas; y Ada E. Yonath, en 2009, también por sus estudios de determinación estructural mediante difracción, de estructuras tan complejas como los ribosomas.
En este mismo año 2018, el premio Nobel de Física también ha recaído, en parte, en una mujer: la canadiense Donna Strickland, por su trabajo el campo de los láser y sus aplicaciones. Si el escaso número de antes ya era llamativo, Strickland es solo la tercera mujer en la historia ganadora del Premio Nobel de Física, tras Marie Curie en 1903 y Maria Goeppert-Mayer en 1963.
Se puede entender la situación en gran parte del s. XX, pero terminando ya el 2018, la diferencia entre hombres y mujeres en Ciencia que consiguen esta distinción es llamativa, cuando la proporción de científicos vs. científicas está casi seguro vencida hacia estas últimas.