Vivimos en una compleja y sobrecargada época de la información. Nos encontramos inmersos en un mundo en el que los contenidos fluyen de forma continuada, a través de ríos de tinta electrónica en miles de sitios Web, redes sociales, grupos de usuarios, gurús tecnológicos y educativos…
La terminología varía tan rápido como la información y los requisitos que la sociedad demanda también cambian de forma vertiginosa: Community Manager, Social Media Manager… Uno de estos últimos perfiles surgidos es «Content curator«(1), que se podría traducir de forma sencilla al castellano como «crítico de contenidos». Un perfil que podría ser muy útil en la selección y adecuación de contenidos educativos digitales, pero que encierra mucho más que la mera selección. También la adecuación a un público en concreto y su capacidad de interacción en el Social Media vigente.
(Bhargava, 2009) aportó las siguientes líneas sobre los contenidos en la Red:
“In the near future, experts predict that content on the web will double every 72 hours. The detached analysis of an algorithm will no longer be enough to find what we are looking for. To satisfy the people’s hunger for great content on any topic imaginable, there will need to be a new category of individual working online.”
En realidad tan sólo son adaptaciones de tareas que ya se venían realizando, de una forma u otra, pero ahora intensificadas por el enorme ruido que genera todo el ámbito de “Social Media” y su infinidad de aplicaciones.
La «obsolescencia programada» de los contenidos digitales
Desde hace tiempo se define la tarea del docente, entre otras muchas, como «selector» de la información que llevará al alumno a un aprendizaje verdaderamente significativo. El Conectivismo, como teoría del aprendizaje (a veces discutida) para la era digital aporta que los aprendizajes suceden en una «ampliga gama de ambientes que no están en ocasiones bajo el control del individuo». El conocimiento, según esta teoría, puede residir en una base de datos, por ejemplo, que puede cambiar de forma frecuente. Una base de datos de contenidos educativos (como podría ser «Agrega» del Ministerio de Educación) en la que hay miles de interesantes recursos para aplicar al aula TIC. De forma continuada nueva información es añadida dejando obsoleta la ya existente (pero no por ello poco útil) Asistimos pues a la «obsolescencia programada» de los contenidos digitales educativos, en parte propiciada por los propios autores que adaptan y reorganizan los contenidos conforme al avance imparable de la tecnología: nuevos sistemas de presentación y diseño, nuevos lenguajes de programación, adaptación a los formatos móviles…
No hace muchos años, el PNTIC ofrecía una colección de CD-ROMs con cientos de recursos digitales para el aula. Ahora la mayoría son poco útiles, debido a que se diseñaron y crearon sin un estándar fijo (como ahora puede ser SCORM, por ejemplo) o para sistemas operativos ya desaparecidos (MS-DOS, Windows 95…) Sin embargo, el «contenido» que ofrecían sigue vigente, pues nos habla de la resolución de fórmulas matemáticas, geografía o literatura. Pero el esfuerzo tecnológico para recuperar estas aplicaciones sería demasiado grande, por muy buenas que fueran. En suma, ahora son contenidos «offline» muy difíciles de utilizar en las actuales aulas virtuales creadas con Moodle. Un buen crítico de contenidos, si hubiera existido en aquellos años, debería además de haber hecho una selección de contenidos, delimitar los que serían reutilizables en el futuro, una característica esencial en el desarrollo de contenidos digitales educativos.
Ya tenemos TIC en el aula ¿y ahora?
Sigue habiendo un fuerte debate social sobre la introducción de las TIC en el aula, el modelo 1×1, Escuela 2.0 (aunque algunos afirmen que está superado no es así)… Tal vez debates inertes si no se toman medidas urgentes y fuertes con respecto a la utilidad de los recursos digitales a aplicar y la metodología a seguir. Los docentes en ocasiones nos encontramos con excelentes materiales, pero que no poseen instrucciones para ser introducidos en el currículo ni para evaluar.
Por tanto, en algún momento alguien se deberá encargar de eliminar toda esta «paja», los debates estériles y las iniciativas pueriles en TIC y comenzar a «criticar» contenidos». Un perfil que no sólo seleccione siguiendo unas pautas claras y estándares, sino que indique cómo utilizar y aplicar contenidos educativos en el aula, no sólo en la red, pero sobre todo «cómo encontrarlos y seleccionarlos» de la multitud de fuentes en constante cambio.
Y además que sea capaz de crear una estrategia de publicidad y visibilidad para dicho contenido siguiendo pautas establecidas. Porque de nada sirve seleccionar si posteriormente lo seleccionado no es visible.
El impulso del e-Learning
También el e-Learning está impulsando este «mercado». Instituciones educativas y empresas buscan contenidos de calidad, o los crean siguiendo sus propias pautas. No dentro de mucho tiempo se buscarán profesionales que tengan las suficientes capacidades para la selección y crítica de contenidos publicados en la Red, que puedan ser útiles a sus intereses. Y no sólo desde un punto estrictamente pedagógico, sino también técnico, de calidad y de adecuación.
Las redes sociales, ¿todos creando y nadie escuchando?
La llegada de sistemas de blog muy sencillos de utilizar, las redes sociales como Facebook y Twitter (no siendo propiamente una red social, pero con importantes elementos de las mismas) ha supuesto un incremento sustancial del ruido en la Red: nadie escucha lo que los demás dicen, todos publicamos, todos aportamos y creamos millones de contenidos al día: fotos, sonidos, videos, textos… Se hace necesario el perfil de una persona que analice y filtre este ruido, despejando lo realmente útil de lo que sólo sirve para pasar el rato. En Educación, se requerirá de contenidos que incrementen el valor de un elemento TIC, que lo hagan «significativo» para el aprendizaje y que se pueda integrar en el currículum. En suma, que el docente pueda utilizarlo en el aula sin tener que estudiar una ingeniería informática o pasar más tiempo aprendiendo en su casa sobre cómo arrancar el programa.
En la actualidad están surgiendo ciertas herramien
tas que facilitarán la tarea a estos nuevos selectores de la información: scoop.it (2) ya es una de las más utilizadas, permitiendo además reutilizar los contenidos seleccionados de nuevo en Facebook, Twitter o en nuestro propio blog. Hay otras como la conocida paper.li, Storify o Magnify.net. Herramientas que pertenecen al amplio mundo del Marketing pero bien podrían aplicarse a cualquier ámbito educativo.
Se busca «crítico de contenidos»
¿Y mientras tanto qué hacemos los profesionales de la educación? Serios problemas en la formación permanente del profesorado provocan que la capacidad crítica para seleccionar contenidos digitales educativos realmente útiles se esté aplicando desde las propias aulas. El docente medio no está capacitado para elegir entre los cientos de canales que proporcionan contenidos en la actualidad (ni tienen por qué hacerlo) Y en ocasiones simplemente «se encuentra con ellos» por casualidad, navegando por la red, por recomendaciones de compañeros o en ciertas páginas que suele seguir (algunas con intenciones exclusivamente lucrativas)
¿Cómo podría invertir un docente parte de su valioso tiempo a navegar por Google, acceder a páginas de Facebook, participar en grupos, hacer un seguimiento en Twitter o descargar e instalar en todos los ordenadores de un aula una aplicación interesante sobre Geografía?. Es prácticamente imposible (aunque ahora algunos lo hagan, dedicando horas útiles que podrían emplear en el beneficio de sus alumnos)
Es necesario abrir un debate fructífero y esencial para que «alguien» haga algo al respecto. Los alumnos, en una sociedad hiperconectada ya no requieren una memorización estricta de apuntes. Lo tienen al alcance de un «clic» en su smartphone. La Administración debe asimilar de una vez por todas que los métodos empleados en el siglo XX no son los del XXI, que un niño que maneja en casa Google Earth ya no cree en un papel con un mapa pintado…
Ya tenemos TIC en el aula. Ahora es necesario enseñar a seleccionar, a adecuar y a emplear la tecnología en el aula. Y sólo avanzamos lentamente, mientras que nuestros alumnos lo harán rápida y malamente.
Notas:
1. Fue Rohit Bhargava, en 2009, el primero que definió y puso nombre a esta nueva competencia. Lo hizo en el Manifesto For The Content Curator: The Next Big Social Media Job Of The Future?
2. Puedes visitar un ejemplo de selección de contenidos relacionados con Educación y TIC en http://www.scoop.it/t/educacion-en-castilla-la-mancha/, creado por el Portal de Educación de Castilla-La Mancha.
Referencias:
Bhargava, R. (30 de 09 de 2009). Manifesto For The Content Curator: The Next Big Social Media Job Of The Future ? Recuperado el 10 de 10 de 2011, de http://rohitbhargava.typepad.com/weblog/2009/09/manifesto-for-the-content-curator-the-next-big-social-media-job-of-the-future-.html
Linde, P. (10 de 10 de 2011). Los ordenadores están en las aulas. ¿Y ahora qué? El País, pág. http://www.elpais.com/articulo/sociedad/ordenadores/estan/aulas/ahora/elpepisoc/20111010elpepisoc_1/Tes.
Paniagua, S. (s.f.). No me llames periodista, ahora soy content curator. Recuperado el 10 de 10 de 2011, de http://www.sorayapaniagua.com/2011/10/10/no-me-llames-periodista-ahora-soy-content-curator/
Juan Luis Alonso Oliva
10 de octubre de 2011.