Es llamativo ver cómo las nuevas tecnologías influyen en nuestra vida y en la sociedad. Hace cuatro años nadie podía imaginarse por qué iba a tener una tarifa de datos de internet en el móvil, y nadie concebía en su mente el tener un chat abierto las 24 horas del día. Hoy en día esto es un hecho, y ha provocado increíbles cambios sociales.
Whatsapp, Line, Facebook, Twitter o Instagram se han convertido en parte de nuestro día a día y han modificado nuestra forma de percibir la sociedad. Han configurado nuestra manera de ser y nuestra manera de actuar. Esto lo podemos llevar, por supuesto, al ámbito educativo. Recientemente se ha escuchado la noticia de que Finlandia pretende dejar de enseñar a escribir manualmente a los niños, sino que este método será sustituido por la mecanografía.
Esta noticia ha supuesto un boom en la sociedad educativa y nos ha hecho replantearnos hasta qué punto es beneficioso o perjudicial esto. Es cierto que la tecnología avanza mucho más rápida que nuestra sociedad. Ésta, aun siguiendo su propio ritmo, también avanza con el tiempo. Nuestros padres no aprendieron a escribir como lo hicieron nuestros abuelos, ni nosotros como lo hicieron nuestros padres. La escuela intenta adaptarse a la sociedad y enseña lo que se necesita en ese momento.
En este artículo no hablaremos sobre el hecho de dejar de escribir a mano, sino el hecho de cómo la red modifica el ámbito educativo. Vivimos en una época en que estamos enseñando aspectos que probablemente se queden rápidamente obsoletos. Enseñar a manejar un programa, mostrar una aplicación educativa,… probablemente dentro de pocos años dejen de existir o se creen otras versiones mejores. Un ejemplo puede ser perfectamente el auge que tuvo Tuenti y el estado en que se encuentra ahora.
Por lo tanto, creo que tenemos que enseñar competencias. Que el niño sea competente para aprender por sí mismo, que sea competente para investigar, tener herramientas para buscar sus propias soluciones. El maestro no puede ya reproducir el modelo tradicional de enseñanza, sino que debe redimensionar el proceso de aprendizaje para adaptarnos a las sociedades futuras. Es, de esta forma, más probable que logremos el éxito educativo.
Muy bueno Sandra