Últimamente no paro de escuchar noticias sobre las nuevas tecnologías y la globalización. Ya no solo en clase, sino también en los informativos, periódicos y revistas, en donde nos hablan de las ventajas que éstas tienen, especialmente en el ámbito de la educación. Indudablemente son más atractivos, pues están llenos de colores, sonidos o personajes que se mueven, por lo que motivan al alumnado. Además, gracias a ellas el alumno es el protagonista de su propio aprendizaje, ya que aprenden a buscar y a contrastar información. También podemos acercar la realidad a los niños, ya que pueden ver animales o paisajes que se encuentran a miles de kilómetros con un solo clic. Pero estas son sólo algunas de sus muchas ventajas, aunque para mí la más importante es que el niño aprende mientras se divierte.
Todo parece apuntar que las nuevas tecnologías son un recurso educativo muy importante y que deben incorporarse al aula, pues serán beneficiosas tanto para los alumnos como para el propio profesor. Sin embargo, no puedo evitar realizarme una pregunta ¿están realmente los profesores preparados para la escuela del siglo XXI?
Desde mi propia experiencia he podido comprobar que el aula ALTHIA sólo se utiliza en la asignatura de Informática, en la que se enseña a los alumnos a manejar Word, Excel y algún que otro programa, pero en ningún momento se ha utilizado como herramienta para buscar información sobre Historia u otra asignatura, y mucho menos para buscar cuentos interactivos o juegos educativos online. Por parte del maestro el ordenador sólo era usado para mostrarnos videos de algún tema concreto y poco más.
Es verdad que hace tiempo que deje atrás el colegio y esta situación puede que haya cambiado un poco, pues ahora existen más recursos tecnológicos. Por ejemplo, ahora hay pizarras digitales, un proyector en cada clase, ordenadores más modernos, etc. Sin embargo, no hace falta recordar mis años de colegio para comprobar que las nuevas tecnologías no se usan tanto como se piensa. En la Facultad de Educación las pizarras digitales adornan literalmente las paredes e incluso en algunas aulas son un estorbo, ya que se colocan encima de las pizarras tradicionales, las cuales si se siguen usando día a día. Algunos profesores han llegado a admitirnos que no saben cómo se usan pero reconocen que son muy útiles. El material tecnológico por excelencia es el Power Point. Estoy segura de que muchos profesores no encenderían el ordenador ni la mitad de los días si no fuera porque van a utilizar uno de éstos.
Desde mi punto de vista, es muy difícil que las nuevas generaciones de maestros apliquen nuevas metodologías innovadoras en el aula si a ellos les enseñaron con el método tradicional. No basta con nombrarnos los recursos tecnológicos que podemos utilizar con los niños, necesitamos que nos muestren qué podemos hacer con ellas y si de verdad funcionan y motivan tanto al alumnado como nos hacen creer. Sólo si despiertan nuestra curiosidad y motivación por ellas, tenderemos a considerarlas en nuestro futuro docente como un recurso educativo muy importante y de gran valor.
Patricia Barrios González
2º Educación Infantil