Vinculada a los sentidos, una ilusión es una distorsión de la percepción, es decir, que podemos hablar de ilusiones ópticas (las más usuales), ilusiones olfativas, ilusiones auditivas, ilusiones gustativas o ilusiones táctiles.
Las ilusiones ópticas son ilusiones del sentido de la vista que nos llevan a percibir la realidad de manera distorsionada o ver cosas diferentes en una misma imagen. Esa distorsión puede ocasionarse por cuestiones fisiológicas (mediante una estimulación excesiva en los ojos o en el cerebro, como por ejemplo brillo, color, movimiento,…) o cognitivas (según la forma en que percibimos el mundo, es decir, en las que interviene nuestro conocimiento del mundo).
Es importante conocer también que las ilusiones ópticas no están sometidas a un acto de voluntad o de aprendizaje por parte del sujeto, un conocimiento posterior del hecho no las modifica, actuando por tanto directa y misteriosamente sobre el mecanismo visual, pudiendo variar entre una persona y otra dependiendo de factores como: agudeza visual, daltonismo, astigmatismo,….
Algunos autores afirman que todo lo que vemos son ilusiones ópticas, ya que la visión es una reconstrucción que la mente hace de la realidad. Según parece, el cerebro, programado para esperar ciertas cosas de la realidad, compara todo lo que ve con el conocimiento innato que posee y luego saca sus conclusiones. Además, continuamente van adquiriéndose otros conocimientos que, junto con el innato, el cerebro utiliza para analizar lo que percibe conseguir así una mayor comprensión de la realidad. Pero ¿qué sucede cuando el cerebro saca conclusiones falsas? ¿Cometió algún error? No forzosamente. En la mayoría de los casos, el cerebro procesó bien los datos visuales, pero éstos eran equívocos.
Ana Quintanar Braojos.
Grado Educación Infantil.
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