Hoy es un día para fomentar la lectura, un día para aprender, para contagiar esas ganas de leer y representar cuentos. Un cuento no se lee, se cuenta, se transmite, intentando que el oyente te preste atención y se quede con la boca abierta, esperando saber lo que va a suceder. Y que mejor manera que hacerlo con los más peques, donde en incontables situaciones son ellos los que nos enseñan a nosotros a contar un cuento.
Ahí estaba yo, junto al resto de mis compañeros escuchando muy atentamente «la leyenda del pozo amargo» mientras Elena, una niña de 5 años hacía los honores.
Y ¿ cuál sería la manera idónea se preguntarán de crear un cuento?, Bienvenido fue el que se encargó de darnos una serie de indicaciones de cómo podemos hacerlo, mediante su experiencia y vivencias. Creo que la inspiración no existe para esto, todos tenemos una historia que contar y es a partir de ahí de donde tenemos que empezar para poder hacer una buena historia, mediante nuestras vivencias, experiencias y otras situaciones de nuestra vida. Podemos moldear la historia a nuestro antojo y romper esa barrera predeterminada de que los malos dan miedo y crear situaciones cómicas a partir de ello, haciéndonos reflexionar de esta manera el por qué de que un vampiro no pueda tomar el sol o una mujer loba esté en una apurada situación de depilación.
Más tarde, pudimos ver representada una pequeña obra de teatro llamada «el traje del rey» compuesta por alumnos del 2º curso de educación infantil donde pudimos aprender de una manera entretenida la importancia del teatro en la etapa infantil, la expresión corporal, y la proyección de voz. Una vez más, recibimos una gran lección, esta vez de cómo representar una obra.
Para finalizar, mis compañeros y yo tuvimos que adentrarnos en la piel de una bruja malvada la cual convertía a los niños en ranas y fanfarroneaba palabras extrañas como si de conjuros se tratase. Con todas estas situaciones, hemos podido observar las distintas perspectivas que nos pueden ofrecer los cuentos, desde ser nosotros mismos los protagonistas, a ser meros oyentes o a poder ver una obra de manera más representativa.
foto 1: Alberto Reolid
webgrafía foto 2: http://terriblescriaturas.blogspot.com.es/
Alberto Reolid Martínez, 2º educación infantil, grupo B.
e-mail: alberto.reolid@alu.uclm.es