Quizás muchos de los que leáis este artículo os sintáis identificados, bien por una parte o por la otra. Es ese mi principal objetivo.
Absolutamente todos los jóvenes que hemos elegido estudiar la carrera de Magisterio, afrontamos prácticamente día a día comentarios que infravaloran nuestro futuro, incluso a nosotros mismos.
¿Por qué debemos soportar que la gente se tome la libertad de juzgar nuestra eleccion?
Desde aquí aprovecho para dejar por escrito que puede que sea cierto que en nuestra carrera haya personas estudiando que no sirvan para ello o que estudien Magisterio por que no sabían qué otra carrera escoger, pero ¿es que acaso en las demás no?
No debéis olvidarnos a aquellos que desde hace mucho sabíamos que lo nuestro era la educación. De que nos gusta, nos llena y nos hace felices.
Acepto que haya gente incapaz de comprenderlo, pero para algunos hacer lo que hacemos significa dedicarnos a los demás, educar, explorar, compartir, dudar y sobre todo aprender.
Por otro lado y en la misma línea, encontramos lo infravalorados que están los maestros en la sociedad actual.
Sin embargo, la mayoría de ellos comienzan su trabajo mucho antes de entrar en el aula y lo acaban mucho después del timbre de salida. Por las noches piensan cómo hacer para que sus alumnos tengan una clase inolvidable y se despiertan pensando en regalarles un día irrepetible. Eligen con cuidado las palabras justas para cada alumno en concreto porque conocen prácticamente a la perfección lo que cada uno de ellos necesita.
Enseñan además de los contenidos específicos de cada asignatura a compartir, superar el fracaso, caminar por el camino adecuado, a soñar… Además educan a sus alumnos en valores como solidaridad, respeto, igualdad, cooperación y amistad.
Por todo esto y miles de cosas más, creo que deberíamos estar orgullosos de lo que hacemos y sentirnos valorados por ello.
Escrito por: Cristina Suárez – Bustamante Almendros
2º B. Grado de Maestro de Eucación Infantil