Arco Iris o Arcobaleno en Italiano. Así he titulado lo que va a ser ésta entrada, que será mi modo de compartir lo que fue mi experiencia Erasmus en la Liguria, exactamente en Génova.
Ya han pasado dos meses y medio desde que llegué de uno de los lugares más mágicos que he visitado. Se llama Génova y ha sido mágico para mi porque es allí donde he recordado la magia del Universo, o lo que algunos llamarán buena suerte. ¿Es magia o es realidad? yo diría que es magia real, ahora sé que existe algo más de lo que nuestra visión puede percibir y sé que la vida te va llevando por los caminos adecuados para tu aprendizaje en este planeta Tierra.
Ahora, con la melancolía empiezo a acordarme del primer momento en el que subí al avión rumbo a lo desconocido, fue una sensación de emoción extraña, de incertidumbre que me hacía llorar mientras veía a “mi gente” hacerse cada vez más pequeña y la entrada del avión, poco a poco, se topaba con la punta de mis pies.
Subí al avión y allá arriba, cerré los ojos y pensé que cuando llegase estaría esperando un chico de la Universidad de Génova que se ocupaba de recibir a los alumnos Erasmus. Pero yo no iría al Ostello como la mayoría de chicos y chicas que se enrolan en esta experiencia inquietante, yo iría a casa de una pareja, de mediana edad, que había contactado mediante la página Web Couchsurfing, donde gente desconocida te ofrece un lugar donde dormir de forma gratuita, en su casa, por unos días, normalmente dos o tres.
El avión bajaba, se veía el inmenso mar oscuro, era de noche. A lo lejos unas luces rodeaban las playas. Estaba llegando. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Tenía que bajar y afrontar la realidad.
Allí estaba Ilario, el chico Italiano que os he comentado, el cual me llevó a la casa de Moreno y Luisa, la pareja de Couchsurfing. Yo no sabía hablar apenas una palabra de Italiano, la verdad es que no había estudiado mucho, tan sólo unas guías para turistas que me habían regalado unos amigos, estaba nerviosa, en una casa desconocida y que sabía tendría que dejar en pocos días sin tener un lugar fijo donde ir.
Moreno cocinaba excelentemente, esa noche había cocinado coniglio, esa fue la primera palabra que aprendi, a la ligure, es decir conejo con una salsa de aceitunas negras. También hizo tiramisú, el mejor que he probado en mi vida, aún me relamo al recordarlo. Con ellos hablaba lo que podía, un poco en italiano, otro en español,otro en inglés, otras veces con mímica… era un popurrí de lenguajes con los que lográbamos entendernos a duras penas.
Aunque esos días en la casa de Moreno y Luisa, fueron algo agobiantes, pues no encontraba una casa de alquiler económica, todas superaban los 250 Euros y mi beca era de 525 euros en total, me habían pagado sólo 450 y el resto de dinero con el contaba era de haber trabajado en verano, y no era mucho. El tiempo pasaba y ya iba a hacer una semana de estar con esta pareja, encantadora, pero que mostraban indicios de querer que me fuese de su espacio.
Yo me sentía de prestado en un lugar que no era mi casa y pese a la buena cocina de Moreno, no estaba del todo agusto, por un lado por lo que ya he dicho y por otro porque vivía en lo alto del monte muy lejos de la Universidad. sabía que me tenía que marchar, pero no adonde.
**Aquí acaba la primera parte de mi experiencia, quiero ir poco a poco para no saturar al lector. Muy pronto seguiré contándoos más.