La operación Galgo realizada recientemente ha vuelto a traer la sombra del dopaje al deporte español. Algunos atletas de gran prestigio como la palentina Marta Rodríguez han visto manchado su nombre y están pendientes de las investigaciones que revelarán su culpabilidad o no. Llueve sobre mojado, por los recientes casos de positivo del ciclista pinteño Alberto Contador y otros más antiguos como la Operación Puerto contra el dopaje en el ciclismo. Es, por tanto, una trágica noticia para el deporte español, que queda irremediablemente bajo la sombra de la duda independientemente de los resultados. Y, además, es especialmente nefasta para el atletismo, que andaba en horas bajas de popularidad y resultados en nuestro país tras los Europeos de Barcelona de este verano.
Por tanto, el atletismo español queda en entredicho y parece que necesitará un largo periodo de recuperación. Un camino arduo que recorrer en nuestro país donde no abundan las instalaciones, las infraestructuras, ni las becas y ayudas. Los jóvenes hoy prefieren el deporte mayoritario, el fútbol, y es difícil en este panorama entrenar grandes deportistas que lleguen a la cima. El dopaje y las trampas deben ser erradicados desde hoy mismo. Los deportistas de élite son referentes para los niños y deben ofrecer un ejemplo con su imagen de honestidad y limpieza. Todos aquellos que rechazan las trampas y atajos deben ser el espejo en el que mirarse, el modelo para los jóvenes que empiezan en este deporte. Situaciones como la actual son negativas porque irremediablemente pueden conducir a la desconfianza y a la desmotivación por parte de los niños. Es difícil enseñar a los jóvenes el camino que hay que recorrer para llegar a lo más alto. Es mediante la educación como deben aprender los valores del deporte, honestidad, valor, juego limpio, respeto, trabajo en equipo. Compromiso, etc. Los entrenadores y educadores deben transmitir estos valores y enseñar que el dopaje es un atajo equivocado, que reduce los tiempos de entrenamiento y ayuda a superar lesiones pero que pone en riesgo la salud y la carrera del deportista. Se debe educar desde pequeños en una cultura de superación y capacidad de sufrimiento.
La limpieza debe empezar desde abajo. A los entrenadores, padres y educadores, corresponde ahora la tarea de motivar a los niños e inculcarles los valores correctos, con la dificultad que ello supondrá, para luchar por un deporte limpio. No hay excusas para el dopaje. Hay que borrarle del vocabulario y de la competición. Y sobretodo padres y entrenadores no deben presionar a los jóvenes. El deporte es mucho más que simplemente ganar, es afán de superación y cooperación. El esfuerzo siempre será recompensado. No hay que olvidar que juzgamos no solo por el resultado sino por cómo se compite.
LUCÍA VÁZQUEZ SÁNCHEZ (3º EDUCACIÓN FISICA)
Foto realizada con cámara propia, en las instalaciones del campus de Toledo