Autora: Esther Nieto Moreno de Diezmas
En las últimas décadas, la era internet ha supuesto profundas transformaciones en la forma en la que nos comunicamos, trabajamos y accedemos al conocimiento. Las nuevas tecnologías ponen a nuestra disposición nuevos mundos y nos abren nuevas fronteras a golpe de clic, de manera que múltiples facetas del ámbito laboral, social, comercial y de ocio no pueden concebirse sin ellas. Skype, Teams, Meet, Zoom, nos proporcionan espacios de conexión, mientras que las redes sociales, como Instagram, Facebook, Telegram, o Twiter nos permiten compartir, aficiones, intereses y ocio con personas que ni siquiera conocemos en el mundo físico, con las que nos comunicamos, y aprendemos.
Sin embargo, la inmersión tecnológica puede contribuir a desinformar más que a informar, debido a las dificultades que podemos encontrar para procesar la ingente cantidad de información y diferenciar entre las noticias falsas de las verdaderas. Es preciso aprender a hacer un uso crítico y responsable de los medios digitales: un uso crítico, para poder distinguir las informaciones relevantes y veraces y un uso responsable, que evite las prácticas perjudiciales para uno mismo y para los demás, incluyendo la tecnodependencia, el síndrome FOMO, el ningufoneo, la nomofobia, la incitación al odio, y otros trastornos que afectan a la salud.