El molino hidráulico o molino de agua es aquel que utiliza la energía cinética del movimiento del agua para mover un artilugio mecánicos y que puede ser utilizado para la molienda de cereales, la generación de electricidad o el drenaje de grandes áreas de humedales utilizando la energía potencial que libera el agua al fluir.
Una posible clasificación de estos se puede hacer en función de la posición de la rueda.
- Rueda vertical o «aceñas»
- De rueda vitruviana.
- De rueda gravitatoria o de cangilones.
- Molinos flotantes.
- Rueda horizontal o «rodeznos»
- Molino de canal.
- Molino de cubo.
- Molino de regolfos con cubos.
- Molino de mareas.
- Molino de turbinas.
El molino de rueda vertical se situaba en importantes corrientes de agua dando una gran producción y eficacia en la molienda.
El principal problema técnico de este tipo de molinos, es la transformación de la fuerza que transmite la rueda vertical, a través de su eje en horizontal, a las piedras de la molienda que trabajaban igualmente en posición horizontal.
El molino de rueda vitruviana de paletas, se caracterizaba por su capacidad para dar una gran producción en la molienda de grano, que podía llegar hasta los 200 kilos/hora. Dependiendo de sus características geométricas podía llegar a mover piedras de hasta 1,4 a 2 metros.
El agua movía la rueda empujándola por su parte inferior.
Los molinos de rueda gravitatoria o cangilones, se empleaban en cauces con caudal escaso, aprovechando la fuerza de la gravedad para mover la rueda. El agua alimentaba a la rueda por su parte superior.
Por último, los molinos flotantes, se montaba una rueda de aceña en una o dos barcazas. La fuerza del agua movía la rueda generando la energía para los trabajos necesarios. Su uso fue limitado por la necesidad de un fuerte caudal .
En lo que se refiere a los molinos de rueda horizontal, presentan menor complejidad técnica a la hora de la transmisión del movimiento y por su menor tamaño tenían una mayor versatilidad y adaptación a los cauces y regímenes hidráulicos.
En el de canal, se construía un caz o canal para desviar a través de él la corriente del río. Al principio del canal se podía disponer de una zona de embalse y mediante un sistema de compuertas permitir el acceso del agua al caz. La compuerta también permitía regular el caudal que entraba al canal. El final del canal descargaba al cárcavo o espacio situado bajo el molino, donde se encontraba el rodezno que recibía el chorro de agua y hacía girar toda la maquinaria.
En estos molinos es fundamental el desnivel entre la entrada y punto de descarga, el diseño de los álabes del rodezno, el ángulo de incidencia del chorro de agua y la altura del salto final de agua. El diámetro de los rodeznos, no solía superar 1,5 metros.
En los molinos de cubo, se construía un “cubo de presión” para ganar altura en el salto de agua y aumentar la energía potencial. Se podía conseguir que con una menor cantidad de agua la fuerza con la que incidía el chorro de agua sobre el rodezno fuese mayor y se obtuviese un mayor rendimiento. El cubo solía estar hecho de piedra o ladrillo, variando su altura y diámetro.
En estos casos, la tipología constructiva del molino constaba de una edificación de tres o cuatro alturas, encontrándose en la inferior (semienterrada) el cárcavo y rodezno. En las superiores se encontraba el resto de la maquinaria y zonas de trabajo con los cereales.
Como en los molinos de canales, el agua se hacía llegar al cubo a través de un caz. Algunos de estos molinos a su vez, tenían una presa que acumulaba agua para abastecer el cubo de una forma más regular.
En molino de regolfo, el rodezno trabaja a presión dentro de una cámara, aprovechando la energía cinética y de presión del agua.
Una de las novedades de este tipo de molinos consistía en que la rueda hidráulica que impulsaba el conjunto del molino, ya no se colocaba en un gran cárcavo inferior, sino que esta se encontraba en el interior de un depósito cilíndrico cerrado y así, el agua que chocaba contra los álabes a presión en el interior de la cubeta, imprimía mucha mayor fuerza de empuje, aunque necesitaba un mayor consumo de agua.
En los molinos de mareas se aprovecha el flujo y reflujo del agua del mar durante las mareas. Se ubicaban en lugares específicos de la costa de modo que mediante la construcción de diques de contención se creaban amplias zonas de retención de agua con la pleamar que luega era utilizada cuando se producía la bajamar. Se regulaba la entrada de agua, con unas compuertas situadas a lo largo del dique, que permitía la entrada de agua a los depósitos con la subida de la marea e impidiendo que esta se escapara en la baja mar.