Historia del molino

Este molino conocido en la actualidad como molino de los Ferrera, ha tenido a lo largo de su dilatada historia otros nombres, entre los que cabe destacar el de Peñatejeda o de la Dehesa.

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Plano topográfico 1889 donde se aprecia a la derecha el Molino de la Dehesa

La primera referencia documental que se tiene de este molino, aparece recogida en el Catastro de la Ensenada del año 1.752, donde ya se le nombra con el nombre de “Peñatejeda”, siendo este propiedad de D. José Barea, encontrándose este igualmente recogido en diversos planos topográficos levantados en los años 1.889, 1.953 y 2007, en su actual ubicación, aunque aparece denominado como “Molino de la Dehesa”.

Corresponde a a la microfilmación realizada por el CECOMi sobre las Respuestas Generales depositadas en Simancas e individualizada por pueblos según el Catastro
Corresponde a la microfilmación realizada por el CECOMi sobre las Respuestas Generales depositadas en Simancas e individualizada por pueblos según el Catastro,
Ubicación del molino. Coordenadas
Ubicación del molino. Coordenadas

Este molino estaba formado por dos conjuntos de muelas, realizadas en dura roca de origen volcánico obtenida en canteras de la comarca.

Dependiendo del tipo de molienda que se iba a realizar, se sustituía la piedra superior o volandera, colocándose una que se denominaba “bazo”, cuando el producto que se iba a moler era grano para el consumo de animales y por tanto, de obtención de pienso y en cambio, cuando se iba a fabricar harina destinada al consumo humano y por tanto, a la realización de pan, se sustituía la piedra volandera, colocándose otra destinada a tal fin que se denominaba “blanco”.

A mediados del siglo XVIII, se produjo en la localidad de Almadén un tremendo aumento demográfico, lo que conllevó la necesidad de materias primas necesarias para la vida, en especial la molienda de harina para consumo humano y de grano destinado a pienso para uso ganadero, conllevando todo ello, la creación de nuevos molinos hasta alcanzar casi 30 molinos de agua, en los distintos ríos y arroyos de esta comarca, que sin lugar a dudas han representado un auténtico patrimonio industrial de esta localidad.

El molino fue adquirido por la familia Ferrera de la que tomo su nombre, siendo punto obligado de reunión y de molienda durante muchas generaciones, quedando el mismo casi en desuso a mediados de los años 40 del siglo XX, cuando por cuestiones derivadas de la trágica Guerra Civil Española, se adoptaron por el Gobierno prohibiciones de moler grano de manera libre en muchos de los molinos que existían en la amplia geografía española, supliéndose dicha tarea de molienda por las edificaciones de fábricas de harina, movidas por motores de gasoil o impulsadas por energía eléctrica, con mayor potencial productivo.

Desgraciadamente este y otros muchos molinos, fueron cerrados después de la Guerra Civil Española, concretamente en el año 1.941, por mandato del Gobierno, se cerraron todos los molinos destinados a la molienda de cereales, procediéndose a obligar por Ley, a que todo el trigo que se producía debía ser entregado al Servicio Nacional de Cereales, excepto aquel que iba a ser utilizado para simienza del siguiente ejercicio.

Se fijó a los agricultores la suma de 200 kilos de trigo por persona y año, de los que se entregaban 160 kilos de harina y otros 40 kilos de salvado, para el sustento animal, mayormente de cerdos, con el fin de obtención de carne.

El resto de la cosecha tenía que ser vendida obligatoriamente al Servicio Nacional de Cereales, que era el Organismo encargado de su regulación a nivel legal y por ello y paralelo al mismo se organizó otro comercio ilegal de trigo y de diversos productos, denominado “Estraperlo”.

Detalle interior del molino de la Dehesa
Detalle interior del molino de la Dehesa

Todos estos acontecimientos conllevaron que los molinos de trigo, quedaran cerrados y en desuso, con prohibición legal de molienda, salvo para aquellos que el Gobierno autorizaba para la molienda y posterior regulación por racionamiento de la harina que dependía del Servicio Nacional del Trigo. Este era el caso de este molino.

Muchos de los datos que aquí se exponen han sido obtenidos por declaraciones personales de Doña Isabel Ferrera, Doña Gregoria Ferrera y D. Pedro Saucedo. que han contribuido en gran medida a conocer curiosidades y datos de este molino a lo largo del último siglo.