En este molino estaba formado por dos conjuntos de molienda que se encontraban en la misma sala en la planta baja del edificio. Uno de ellos se destinaba a la molienda de trigo y el otro a la molienda de cebada.
Debido a que su funcionamiento se tenía que restringir al período que existía suficiente fuerza hidráulica para la molienda, el uso se acomodaba a las necesidades de molienda de trigo o cebada que tenían los vecinos del lugar, que guardaban el grano de la siega en los graneros o cámaras que tenían en sus propias viviendas, procediendo a la molienda cuando necesitaban harina o salvado.
Uno de los hijos de D. Silvestre Ferrera, transportista de la MIna de Almadén, D. Jerónimo Ferrera Donaire, adquiere el molino. Ostenta el cargo de Inspector de Hacienda después de la Guerra Civil. Existen razones para pensar que en aquélla difícil época del estraperlo y cartillas de racionamiento para la población, este molino harinero fue utilizado por la gente de la comarca fuera del horario y período establecido por ley, con el consentimiento del dueño y de las autoridades de la zona, todo esto impulsado por las enormes carencias que se tenían y la necesidad de poder disponer de alimentos básicos de subsistencia.
Después de los tratados militares realizados por el Gobierno de España con Estados Unidos en los años 1.953 y 1.955, se acabó con el problema del pan y algunos de los molinos que se habían cerrado en la anterior década volvieron a su uso originario y otros fueron transformados, para usarlos con otras fuentes de energías y ubicaciones y así obtener el producto terminado en el propio lugar donde iba a ser consumido, con un mejor aprovechamiento, no sólo en el proceso de molienda, sino también en el transporte y comercialización de la harina que del mismo se obtenía.
En el molino, en una amplía sala en la planta baja, se puede apreciar la configuración original que ocupan los dos conjuntos y donde se observa el espacio dejado por el traslado del segundo conjunto a Almadén. Todo ello se encuentra en buen estado de conservación.
Destaca en la sala molinera, la presencia de la cabria ubicada entre los conjuntos de molienda y que permitía que fuese utilizada indistintamente para los trabajos propios en cada una de las piedras, auxiliada con unas pinzas que se denominaban torillos y que servían para sujetar las piedras que eran levantadas con el torno o husillo que se encontraba en la parte anterior de la cabria.
En el molino existente se aprecia una magnifica tolva realizada en madera de estructura piramidal invertida de cuatro lados y todo ello montado sobre una estructura también de madera, conocida como castillete, que se asienta sobre unos refuerzos que existen sobre el guardapolvo cilíndrico que cubría las muelas o piedras de molienda. El guardapolvo está realizado también en madera del mismo tipo que el conjunto, unido todo ello a la tolva con una canaleta por la que se introducía el trigo en el ojo de la piedra volandera, con una boquilla o piquera por donde salía la harina una vez triturada entre las dos muelas. La harina era recogida en un cajón de madera existente a tal fin con una terminación en cuña para facilitar el llenado de los sacos donde la harina finalmente se recogía, montado todo el conjunto sobre tres soportes que forman el conjunto de la denominada bancada o mesa que es la estructura donde se apoyaba el conjunto de molienda.
En la sala existe una estructura de madera móvil de tres peldaños con una base superior más amplia que era utilizada para poder subir el grano más cómodamente y descargarlo en la tolva para su posterior molienda, pudiendo ser colocada esta en cada momento concreto en el lugar, donde más cómodamente pudieran necesitar su utilización.
Existía una en el conjunto una palanca metálica, denominada palanca de alivio y destinada para regular la distancia entre las dos muelas del molino, y que servía en gran medida para conseguir distintos grados de molienda de los cereales, además de otra palanca que regulaba la cantidad de trigo que entraba a las muelas.
Se distinguen también unas palancas denominadas llaves del saetín que era el mecanismo por el cual se regulaba el caudal de agua que hace girar cada uno de los rodetes.
En el lugar donde se encontraba ubicado el conjunto del molienda que fue trasladado a Almadén, se aprecia colocado de manera invertida el árbol realizado en hierro ( eje vertical que transmite el movimiento del rodete a la piedra volandera ) y parte de la base de sujeción del rodete que tenía aquel conjunto de molienda, y todo ello colocado sobre una piedra de molino con aros metálicos de refuerzo.
La sala es bastante luminosa y en la parte contraria a donde se ubicaban los conjuntos de molienda existe una gran chimenea colocada junto a una esquina de la sala para poder calentar de alguna manera la estancia y hacer este más habitable para el uso cotidiano de sus moradores al igual que de las personas que allí se desplazaban para obtener la molienda de sus productos siendo de especial mención una bomba manual de agua realizada en hierro forjado y que servía para elevar agua desde el río a la sala de molienda para las necesidades propias del trabajo y de sus moradores.
Quedan aún antiguos restos de la adaptación de la finca a las nuevas tecnologías de la primera mitad del siglo XX cuando por fin llego la energía eléctrica al lugar siendo digno de mención los restos de un cuadro eléctrico de aquella época con tres cuchillas coronado con un voltímetro con una escala de 0 a 130 voltios, que sin lugar a dudas representó un enorme salto técnico en aquellos tiempos