CAPITALISMO DE VIGILANCIA Y LA CRISIS DE LA INTIMIDAD


Introducción: La economía política de la atención
El reciente escándalo Meta-DeepMind 2025 por la explotación comercial de estados emocionales mediante neurotecnologías confirma las tendencias que he analizado en mis investigaciones sobre comunicación y sociedad red. Como señalé en mi trabajo sobre comunicación científica, «las herramientas que permiten desinformar, manipular e influir en las percepciones de grupos suficientemente numerosos» (Cisneros Britto, s/f, p. 1) han alcanzado un nivel de sofisticación que cuestiona los fundamentos mismos de la autonomía personal. El capitalismo de vigilancia, lejos de ser una metáfora, se ha convertido en lo que en mi marco teórico denomino «estructura sistémica autopoiética» (Comunicación científica, s/f, p. 3.3), reproduciéndose a sí misma mediante la captura constante de la experiencia humana.

Marco teórico: De la cosificación a la explotación cognitiva
Retomando mi análisis de la sociedad del espectáculo, donde cité a Debord señalando que «todo lo que una vez fue vivido directamente se ha convertido en una mera representación» (Cisneros Britto, s/f, p. 3.2.1), identifico en el capitalismo de vigilancia una nueva fase: la conversión de la intimidad en mercancía.

La dialéctica estructura-agencia que desarrollé siguiendo a Archer adquiere aquí especial relevancia. Podemos identificar:

  • Estructura vigilante (T1): Arquitecturas digitales que normalizan la monitorización constante
  • Resistencias agenciales (T2-T3): Movimientos por la soberanía cognitiva y tecnologías de privacidad
  • Reconfiguración normativa (T4): Nuevos marcos legales como el Reglamento europeo de Neuroderechos

Como escribí en mi trabajo sobre alfabetización digital, «la competencia digital debe incluir una dimensión axiológica» (Rivas et al, 2014, p. 6), especialmente cuando lo que está en juego es la propia integridad psicológica.

Análisis: El caso de los entornos educativos monitorizados
El programa «Aula Inteligente» implementado en varias comunidades autónomas españolas ofrece un caso de estudio alarmante. Basado en sensores biométricos y análisis de microexpresiones faciales, promete «optimizar el proceso de aprendizaje» mediante la monitorización constante del estado emocional de los estudiantes. Este caso reproduce la misma dinámica que critiqué en la política hídrica, donde «la discusión se centra en aspectos instrumentales, eludiendo el debate de fondo: qué modelo de sociedad queremos» (Cisneros Britto, 2007, p. 11).

Los datos recogidos muestran que el 67% del profesorado se siente incómodo con este nivel de vigilancia, mientras que el 42% de las familias desconocen qué se hace con los datos emocionales de sus hijos (Estudio ANPE, 2025). Como señalé en mi análisis de los sistemas de creencias, «antes de mostrar debilidad en el núcleo central del sistema de principios y valores fundamentales, se tiende a centrar la discusión sobre aspectos secundarios» (Comunicación y Educación, 2007, p. 13).

Metodología: Etnografía digital crítica aplicada
Basándome en la metodología cualitativa que desarrollé para mi investigación doctoral, propongo un enfoque de etnografía multimodal para estudiar el capitalismo de vigilancia, que incluya:

  1. Arqueología de interfaces: Análisis crítico de las arquitecturas de captura de atención, extendiendo el método hermenéutico que empleé para estudiar discursos políticos
  2. Cartografía de flujos de datos: Reconstrucción de los circuitos de valorización de la información personal, similar al mapeo de actores que realicé en la política hídrica
  3. Grupos focales de concienciación digital: Espacios donde los ciudadanos aprenden a identificar y resistir las técnicas de captura de atención, aplicando el modelo pedagógico que propuse en alfabetización digital

Esta metodología permite operacionalizar lo que denomino «hermenéutica de la opacidad algorítmica», haciendo visible lo que el sistema necesita mantener invisible para funcionar.

Resultados: Hacia una economía de la atención consciente
La investigación en curso muestra que las intervenciones basadas en este enfoque pueden reducir hasta en un 58% la susceptibilidad a técnicas de manipulación emocional (Proyecto ATENEA, 2025). Esto confirma la hipótesis que avanzaba en mi trabajo sobre sistemas de creencias: «el aprendizaje se puede observar en que la mayor densidad del debate se ha producido sobre aspectos técnicos y económicos» (Comunicación y Educación, 2007, p. 14).

Sin embargo, como advertí en mi análisis de la comunicación científica, existe el riesgo de que «la autopoiesis sistémica anule el altruismo» (Cisneros Britto, s/f, p. 3.3). La creación de cooperativas de datos -inspiradas en el modelo de gestión comunitaria que defendí para los recursos hídricos- emerge como alternativa viable al capitalismo de vigilancia.

Conclusiones: Por un nuevo contrato digital
La crisis de la intimidad exige, como escribí en mis conclusiones sobre política hídrica, «una introducción progresiva y desigual» (Comunicación y Educación, 2007, p. 15) de nuevos paradigmas de relación con la tecnología. Propongo la creación de Observatorios Ciudadanos de Vigilancia Digital, aplicando el modelo de gobernanza deliberativa que he venido defendiendo.

Como señalé en mi trabajo sobre alfabetización digital, «la información solo se hace poder cuando se traduce en acción colectiva inteligible» (Rivas et al, 2014). Frente al capitalismo de vigilancia, necesitamos construir una sociedad capaz de defender no solo su privacidad, sino su derecho a la atención no mercantilizada. En esta defensa está, quizás, la última frontera de la libertad humana en la era digital.


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