Revista Dramática, CDN, Madrid, 2020: 28-33
La dialéctica de presencia y ausencia forma parte de la naturaleza misma del teatro en cuanto representación. Asumimos que el teatro evoca lo ausente mediante la presencia (en el presente) de cuerpos y cosas que representan, con palabras, imágenes y sonidos, lo que no está (y en muchos casos, literalmente, no existe). La discusión sobre qué es lo más importante, si lo ausente (lo representado: la trama, el mito…) o lo presente (los medios de representación, incluida la vivencia de los actores o intérpretes: lo ritual o lo lúdico) ha dado lugar a lo largo de la historia a posicionamientos extremos que han puesto en cuestión, con diferentes intenciones, el concepto mismo de representación: de un lado el teatro puro (sin espectáculo y sin cuerpo); del otro, el teatro radical (o performativo, de la vivencia presente).