miércoles, 11 de mayo de 1994
diez de la mañana. sobre la mesa de mi despacho hay un montón de llaves. se las he pedido hace un rato a los conserjes para no tener que andar molestándoles a cada momento, pues vamos a estar abriendo y cerrando puertas por toda la facultad. llegué algo después de las nueve; javier ya estaba allí, cómo no. poco a poco mi despacho se va llenando de proyectores, retroproyectores, alargadores eléctricos, equipos de sonido, focos, magnetoscopios y monitores, que emilia, pilar, carlos y antonio van trayendo de acuerdo a lo previsto. concha y maría del mar se encargarán de distribuirlos y controlarlos, al igual que las llaves. ya tenía que haber empezado el taller de papel reciclado, y ana y susana tendrían que estar trabajando en su instalación. era previsible que las primeras acciones se retrasaran, hasta gonzalo llega tarde y sin ninguna intención de implicarse en la organización final, como dando a entender que su trabajo ya está hecho. las 40 horas las inaugura perona, que coloca su cuadro en el cruce de escultura y allí se quedará todo el día. andrés se retrasa, lo mismo que maite, marisé e ika, a pesar de que ya están haciendo los preparativos en la sala de exposiciones. de todas formas, hay muy poca gente en la facultad: el auténtico comienzo será sobre las doce. javier y yo recorremos los pasillos con nuestra lista horaria en la mano, como queriendo forzar la acción. en realidad, sé que todo va a salir bien, porque todos saben lo que tienen que hacer, pues todos hacen lo que quieren.
doce de la mañana. todo sigue muy tranquilo, pero ya la actividad comienza a ser visible. josé luis cuelga cuadritos que contienen frases mecanografiadas, afirmaciones de artistas y críticos, extraídas de revistas de arte. su obra se extiende lentamente como una plaga por los pasillos de todo el edificio. también con puntualidad matemática ha colgado su frase jesús. el taller de papel reciclado está funcionando y andrés se ha instalado finalmente junto a la cafetería invitando a los merodeadores a participar en una obra colectiva. aunque con una hora retraso, se abren brillantemente las puertas de la sala de exposiciones al fondo maite cubre con ceniza el suelo salpicado de platos del revés; compone cuidadosamente un pequeño paisaje íntimo. en el centro, ika teje una larga tira de ganchillo, que se extiende varios metros sobre el suelo como una artificial prolongación de sí misma. y marisé pega en una esquina trocitos de papel con celo con una seguridad que contradice la aparente fragilidad del proceso. un despertador les avisará del final: exactamente una hora después. pero ya todas las acciones han comenzado y no hay tiempo para detenerse en la observación. esta pieza nos ha quedado descolocada.
en algún momento aparece un equipo de la cadena ser. parece que la nota de prensa no en todas partes ha caído en oídos sordos. la reportera es muy simpática y nos entrevista a gonzalo y a mí. quedamos en ir a la emisora al día siguiente, a relatarles el resultado de la experiencia y la invitamos a que vuelva por la noche para participar un poco de la fiesta. (me dicen que anda por ahí un fotógrafo de el día de cuenca, pero no llego a verlo).
doce y media. con retraso, forzado por el de la sala, comienza la pieza de óscar. tengo que hacer de técnico de sonido, pues paco se ha perdido. también tienen que sustituir a uno de los intérpretes. la primera emisión les sale muy mal. aún les quedan cuatro oportunidades. la concepción es impecable: cinco voces se reparten las palabras de una frase: «yo ya no soy yo», y juegan con las múltiples combinaciones de ordenación; las palabras se deben suceder con precisión matemática, componiendo una especie de reloj verbal en torno a un yo desustancializado. los cinco protagonistas están sentados ocupando el hueco del pasillo de teóricas y sus voces suenan o deberían sonar a través de micrófonos impersonales y mecánicas. continuamente voy a comprobar que concha y maría del mar no tienen problemas, lo mismo hace javier. hay que ir a ver la exposición de raúl en el servicio de la planta de escultura. y maría muñoz ya tiene preparada su instalación en el cubículo del tercer piso. lo dejo para más tarde. continuamente recorro los pasillos al lado de javier, cada uno con su lista, tachando lo que ya se ha hecho, corrigiendo lo que se va a retrasar, anotando a espontáneos de última hora que quieren participar. no sé cuántas veces habré subido y bajado ya las escaleras. y acabamos de empezar.
una de la tarde. maite, ika y marisé dan por concluida su acción. ika muestra orgullosa todo lo que ha crecido su tira de ganchillo. están agotadas. siento no haber tenido más tiempo para estar allí. les digo que tienen que desmontar, que dentro de una hora tiene que estar instalada la exposición. y otra vez al tercer piso. al tercer intento, el «yo ya no soy yo» sale bastante bien. antonio ha sido el primero en adelantarse y ha puesto en funcionamiento sus vídeos en la puerta del almacén centralizado, sustituida por una de cristal, a través de la cual se ven dos monitores volcados. también se adelantan layla, javier, gaby y maría. cuando llego ya han iniciado la acción, a pesar de que les pedí que esperaran un cuarto de hora más. se han apropiado de las piezas de gonzalo puch, y en bañador, embadurnados de barro, juegan con ellas, con el espacio, con sus propios cuerpos al ritmo de una banda sonora heterogénea y no siempre acertada. están sumamente concentrados en lo que hacen, acciones de pasión, violencia sobre sí mismos, agresividad… consiguen atraer al máximo de público convocado hasta el momento: acuden hasta las ordenanzas de derecho. a veces gaby se desquicia y hace movimientos geniales, que provocan el entusiasmo. en una de las carreras, uno de los actores rompe un cuadro de josé luis colgado de la pared. nos apresuramos a limpiar el suelo de cristales, aunque supongo que de la emoción ni se enterarían en caso de cortarse. cuando acaban todos quieren abrazarles, pero casi nadie lo hace por lo sucios que van. quieren ducharse. tengo que pedir unas llaves no previstas, las del patio de escultura, donde hay una manguera. conseguir abrir la puerta me cuesta tres visitas a conserjería y me felicito por la idea de haberme apropiado del resto de las llaves. el agua sale muy fría y al final emilia les ofrece ducharse en el servicio de la entrada. gaby tiene que correr, porque dentro de un rato participa en la exposición que se inaugura en la sala.
una y media. pilar y ana realizan su ‘yakuzi’ en la sala de exposiciones. muy serias, en un rincón, beben agua y hacen gárgaras. las miramos divertidos. gonzalo se anima y les pide permiso para participar. lo mismo hace jorge. el dúo es ahora un cuarteto. repetirán su acción cada hora durante siete minutos en el mismo lugar. la audiencia está asegurada. cuando salgo de la sala, antonio ya casi tiene ultimada su segunda video-instalación, en esta ocasión con el proyector grande y una pantalla de papel. se ha empeñado en montarla en el pasillo de escultura, bloqueándolo. es quizá el lugar de más tránsito de la facultad, ahora hay que pasar por ahí metiéndose entre las tiras de papel de la pantalla. la música suena a todo volumen y se escucha en las tres primeras plantas del edificio. huyo de ella y subo a ver la instalación de maría muñoz. el cubículo se ha convertido en una celda de prisión, sus paredes cubiertas por marcas para llevar la cuenta de los días, y ella se ha fugado por la ventana, dejando tras de sí la ropa anudada que le ha servido para descolgarse hasta el patio. abajo, en mi despacho, concha y maría del mar empiezan a tener los primeros problemas, ya que apenas queda material. comprobamos la lista y les pido que adviertan a todos de la necesidad de que lo devuelvan a tiempo. llegan algunos profesores, que en general no demuestran especial interés en lo que ocurre. ajenos al resto y con cierto agobio por la premura, óscar y dani intentan hacer funcionar la instalación de sonido de su mesa de juego, colocada en sustitución de la mesa de juntas en la sala de profesores. algunos estudiantes empiezan a felicitarnos y yo los remito a cao. antonio está entusiasmado y propone que hagamos algo así todos los meses. yo, en cambio, tengo que pedirle que baje el volumen de su instalación, pues todo el mundo se siente ya perseguido por su música.
dos y media. se inaugura la colectiva en la sala de exposiciones. hay un cuadro grande de lara, muchas pequeñas piezas de las inagotables maite, marisé e ika, un cuadro-acción de gabi, que ha llegado a tiempo y que aún no ha podido relajarse (ha pintado un lienzo con su cuerpo y va por ahí convertido en paleta andante sin un centímetro de piel visible), y más piezas de gente que en algún caso se ha apuntado a última hora. ya sólo quedan las instalaciones de yasmín y óscar antes de la comida. la de yasmín la veré en su versión vespertina. la de óscar se pone en funcionamiento poco antes de las tres. una mesa de cajones de la que surgen sonidos de pájaros, voces indescifrables y música apenas audible incita a investigar sus entresijos y al juego de abrir y cerrar las numerosas puertas y compuertas. en las dos últimas horas las acciones se han disparado. el ambiente es excelente. esperemos que la comida no lo destruya.
tres de la tarde. la cafetería está llena de gente, aunque no toda la previsible. muchos se han ido a su casa, lo que da a entender que las primeras horas de la tarde serán otra vez flojas en cuanto a participación. después de comer, una tarta sale por la puerta de la cocina adornada con 38 velas. casualmente es el cumpleaños de cao. le molesta asumir protagonismo, pero no tiene más remedio que aguantarnos y que le cantemos lo obligado. como rápidamente mi trozo y me voy al despacho. apenas he dedicado veinte minutos a comer.
tres y media. en el pasillo del tercer piso luis ha instalado su puesto de francotirador y dispara sobre un plano de praga contra objetivos señalados en una lista que un ayudante le va leyendo. su acción durará hora y media. la profesionalidad y serenidad de su gesto imponen el silencio alrededor. hay algo de verdad en esa acción que produce respeto.
cuatro de la tarde. jesús y maite instalan sus piezas en el cruce de escultura, junto a la de perona. ayudamos a cao con los preparativos de su autorretrato. coloco la silla ante la pintada sobre la corrupción. vuelvo al edificio para buscar a la gente. no es necesario. ya todos se han acostumbrado a vagabundear. cao se sienta en su sillita y pela patatas frente a una cámara que de vez en cuando él mismo dispara. su autorretrato convoca también a mucho público: es agradable estar sentado al aire libre viendo trabajar a otro. nadie parece dispuesto a moverse. a gonzalo le queda un cubo entero de patatas por pelar. llegan más profesores y tampoco prestan demasiada atención a lo que ocurre. en el segundo piso, víctor barrios me dice que aún no está preparado: un nuevo retraso. simeón coloca su proyección en la sala: tres diapositivas enlazadas con paisajes castellanos. me siento un rato en el suelo. cada vez me duele más la espalda de tanto andar de acá para allá. pero no aguanto más de dos minutos, en el pasillo me cruzo a alguien, me dice que parezco muy feliz.
cinco de la tarde. inicio de las proyecciones en el aula 2. antonio, que se ha implicado de lleno, ayuda a preparar los equipos. la primera es la de cristina, la clase está llena de gente sentada por el suelo que miran con atención. cinco minutos y fuera. esperamos en el pasillo. cinco minutos y dentro. la de raúl es un diaporama. hace una pequeña presentación, explicándonos que es algo que él tenía que contar para liberarse de ello, que la letra es suya y la música de un amigo. y sin mediación se apagan las luces y él mismo se pone a cantar un pasodoble con una voz limpia y una entonación correcta, al tiempo que rápidamente tres compañeras hacen funcionar los proyectores, que lanzan sobre las pantallas imágenes sobre una relación entre tres, con fondos de patio andaluz y muchas rosas rojas. todos nos quedamos con la boca abierta, por lo inesperado, y se gana una ovación que le obliga a saludar más de dos veces. entretanto, maku ya anda por los pasillos pintando trozos cuadrados de pared con pintura blanca. algunos se dedican a buscarla y la encuentran en algún rincón, como si no pasara nada. la proyección de vídeo de maría y susana fracasa en su primer intento debido a problemas técnicos. al final tengo que intervenir para anunciar un retraso de media hora. sugiero que aprovechemos la espera para bajar sillas al aula de pintura, donde tendrá lugar la mesa redonda de la noche, que cada uno baje una silla. algunos se burlan, otros no hacen caso. así que no tengo más remedio que quitarle a alguien la silla del culo y bajármela. dos o tres me imitan. tengo que repetir varias veces mi acción. no consigo que me sigan más de ocho personas. pero al final bajamos un número suficiente de sillas. recuerdo que en el aula de antropología ya debe de estar dispuesta la proyección de laura, y bajo a verla. finalmente, conseguimos ver también el vídeo de maría y susana, el espacio está abarrotado.
seis y media. ika comienza a tejer con hilo el hueco de la puerta de la biblioteca, donde luego insertará hojas de col. me encuentro a bernard por el pasillo y me dice que no puede realizar su acción. se había apuntado a última hora, a regañadientes, pues él quería hacer algo pero que no apareciera en el programa. le tocaba a las ocho y veinte. ahora se nos queda el hueco. pero enfadarse con bernard es imposible. recuerdo que debe haber empezado la conferencia. corro hacia el salón de actos, en la parte de derecho. no hay nadie, sólo la conferenciante. les pregunto si necesitan algo. me piden agua. voy a la cafetería y se la llevo. no hay más de cuatro personas. yo tampoco tengo gana de oír una conferencia ahora. el segundo error de programación. aprovecho para descansar un rato y beberme una botella de agua. gonzalo cao llega enfadado porque no hay nadie en la conferencia y pretende arrastrarnos a javier y a mí. nos negamos. acudimos veinte minutos después. hay unas treinta personas. ya ha terminado la presentación y se abre el espacio de diálogo. se discute poco, y todo acaba mucho antes de lo previsto, a las siete y veinte. ¿qué hacer ahora hasta la ocho y media? la gente se concentra en el bar desconcertada, se habían acostumbrado a que pasara algo continuamente. algunos se van a su casa. el vacío se hace pesado. me gustaría ser capaz de adelantar el reloj y borrar al menos una hora del día.
ocho y cuarto. el parón le ha venido bien a yasmín. mucha gente viene a ver su autorretrato. cuando yo subo, está haciendo un pase para la grabación en vídeo y da instrucciones a miguel para que recoja exactamente lo que ella quiere, se nota que le gusta actuar. la puerta de la biblioteca ya está terminada, el resultado es una especie de tapiz compuesto por hijo rojo grueso y hojas de col. ika lo mira orgullosa. al otro lado, también está concluida la instalación de susana y eva, que aún no había visto: tres metros cuadrados repletos de tiras de plástico negras que cuelgan del techo y bloquean el acceso de la biblioteca a la escalera.
ocho y veinticinco. he quedado con cristina para ir con el coche a recoger el hielo necesario para la acción-instalación de iván en la sala de exposiciones. cristina está aún más nerviosa de lo normal, por lo que parece tranquila. cuando llegamos al frigorífico industrial, nos encontramos la puerta cerrada. el encargado ha quedado en estar allí a las ocho y media en punto. aparco el coche, pongo música, esperamos. esperamos durante media hora. supongo que jesús habrá preparado ya su instalación en el aula de antropología y que en estos momentos la estará enseñando. por fin, a las nueve aparece el encargado, un poco antes de que a cristina le dé algo. cargamos rápidamente el hielo y corremos de vuelta a la facultad. justo a tiempo. iván también está nervioso, al parecer ha habido problemas con la instalación eléctrica y no funcionarán algunas de las bombillas incrustadas en los bloques de hielo. me pide que le consiga un alargador. concha y maría del mar se muestran impotentes, ya no les queda nada, momentáneamente el material parece haberse descontrolado. tengo que quitarle un alargador a maku. cuando vuelvo a la sala ya no lo necesitan. aprovecho para comer algo. están cerrando la cafetería, a pesar de que el dueño me había prometido que la tendría abierta hasta las diez como mínimo y después mientras hubiera gente. hay más de ciento cincuenta personas en la facultad, la mayoría con ganas de beber y comer. me enfado con él. también había prometido que haría bocadillos. a las nueve se habían acabado. cenamos un par de bolsas de patatas fritas con cerveza. la indignación se disuelve en el ambiente.
nueve y media. hemos entrado en la recta final. quedan al menos dos platos fuertes. la gente parece adivinarlo y acuden en masa. hasta algunos profesores deciden finalmente unirse. me acomodo junto a horacio en las escaleras de la sala de exposiciones. abajo, iván está sentado sobre una plancha de metal sobre la que hay un bloque de hielo y dentro una bombilla encendida. alrededor de la plancha, por el suelo, bolsitas cerradas al vacío que contienen objetos personales. colgando del techo, más bloques de hielo con bombillas incrustadas, que se van derritiendo por efecto del calor. iván va descalzo. es previsible que, cuando el hielo se derrita y la bombilla entre en contacto con el agua, sufra una descarga eléctrica. iván se levanta, recoge una de las bolsitas, vuelve a su sitio, mira el objeto, lo arroja violentamente sobre la plancha. repite su acción pausadamente. el resto de la sala también está lleno de bolsas con objetos colgando de las paredes y barras de hielo con bombillas colgando del techo. según se va derritiendo el hielo en torno a la bombilla, el bloque se va deslizando y suponemos que acabará cayendo. nos preparamos en previsión de que, al golpear el suelo, se rompa en pedazos y éstos nos alcancen. pero el proceso es muy lento. oímos el ruido de algún bloque caer por detrás de nosotros. horacio me pregunta si iván tiene controlado lo de la bombilla en contacto con el agua que moja ya sus pies. sonrío. el bloque de hielo que tenemos más próximo no llega en ningún momento a caer. horacio lo vigila continuamente a través de su reflejo en el cristal de la ventana. el juego roza con el rito trágico y lo infantil con lo intelectual. pienso que en la figura de iván y en su forma de moverse se resume todo y me alegro de poder trabajar con él.
diez y media de la noche. iván ha dado por concluida su acción. lo sé porque la gente sube en masa hacia el pasillo de dibujo, donde yo he quedado en avisar a stella del momento en que su grupo debe iniciar la acción. todo está listo para el juego de sombras sobre las cristaleras del aula. la gente se agolpa en el pasillo. y en el último momento, hay que esperar a que antonio vuelva con la cámara para grabar la acción. danzas psicodélicas sobre fondo de fuego, y después exposición-laberinto que recorremos con curiosidad.
once de la noche. en el aula 1 maku y carmen están ya listas con su equipo. la acción está pensada para veinte personas. les advierto que tendremos que repetirla varias veces, pues hay más de cien en el pasillo. resoplan, pero aceptan. vamos a empezar. eva en su rincón, maría en el suyo, paloma sobre el armario, amparo en el fondo y dani en los controles. salgo y advierto que sólo entrarán veinte personas, que la acción dura quince minutos y que se repetirá varias veces. vuelvo a entrar, apago las luces y abro la puerta, conteniendo el empujón. dejo entrar a veinte. se sientan en las sillas dispuestas en cinco filas en el centro del aula, frente a la pantalla. maku y carmen inician el contacto, grito sordo de maría, imagen de eva cosiendo en silencio, flashes que destellan y ciegan al público, proyección de una alambrada en la que quedan atrapadas las sombras de los asistentes, «quiero romper la humanidad en dos partes y vivir en el vacío que queda e medio», grito sordo de maría, eva que deja su costura y se enfrenta al público mirando fijamente a sus ojos, flashes que destellan, amparo susurrando frases al oído de cada uno y regalándoselas luego en una hojita de papel, maku y carmen gritando y acelerando el contacto, oscuridad, silencio, sombra de paloma fumando, canción: «fumando espero al hombre que más quiero», maku muy seria enfrentándose al público: «¿tenéis algo que decir?», silencio, marilola responde: «yo también quiero romper la humanidad en dos partes y vivir en el vacío que queda en medio», maku no reacciona, se enciende la luz, final. ha salido bastante bien, aunque ellas no están muy contentas. dani sólo ha tenido un fallo. al final del segundo pase están sudando y me piden agua. lo digo fuera, nadie hace caso. al abrir por tercera vez, la segunda hoja de la puerta vence por el empuje de la gente, me desbordan y se cuelan en tropel. los tenemos que echar. mi cara está indignada, y al mismo tiempo pienso que nunca me había sucedido nada parecido. al final del tercer pase alguien trae agua. les digo que queda gente para dos o tres pases más. maría se asusta, que ya no puede gritar más, está agotada, también las demás. decidimos que en el último pase haya gente de pie al fondo. a pesar de ello, muchos se han quedado sin verlo, de lo cual deduzco que hay bastante más de cien personas, más que cualquier día normal de clase. abrazo a carmen, a maku y a maría y nos felicitamos mutuamente de lo bien que ha ido todo. les repito los comentarios de algunos cuando salían de la sala. no se pueden emocionar más de lo que ya están. pero hay que desmontar: en ello se nos va media hora
doce y media. cuando llego al aula de pintura, la mesa redonda ha reventado. se escuchan discusiones violentas y me encuentro a simeón que abandona la sala llena hasta los topes. lo sigue horacio. imagino que todos están muy cansados y que algunos han perdido los nervios. dentro, gonzalo se pelea con miguel. siento que debo hacer algo por arreglar la situación, intervengo, pero yo también estoy demasiado cansado y soy incapaz de decir nada convincente. me limito a calmar a miguel. algunos se empeñan en hablar de lo que ha sucedido durante el día y alguien hace una crítica de la instalación de iván. no estamos para críticas ni comparaciones. después de veinte minutos de esfuerzo se disuelve la mesa. hace diez minutos le he pedido a javier que advierta a jesús del previsible adelanto de su acción. bajamos al servicio de dibujo. en una de las tazas, jesús ha preparado unas cuantas botellas de cava en hielo. apenas hay para un sorbo. miguel protesta porque ni hablar ni beber se puede. el final lo salva bernard. como él quería, por sorpresa y fuera de programa, se ha instalado en la sala de exposiciones. está en bañador sobre una alfombra, con pose y gestos lascivos. en un lateral, pilar y ana, estrafalariamente vestidas, intentan vender la obra del artista, que se exhibe en la mesita y sobre la pared del fondo. no creo que consiguieran vender nada. la acción se prolonga durante media hora. allí me quedo hasta la una y media, cuando les pido que desmonten. bernard está tan metido en su papel que ni se entera, o no quiere enterarse. necesitamos un cuarto de hora. ya no queda casi nadie. tengo que decirle a antonio que desconecte también su video-instalación. él y yo somos los últimos en salir, delante de pedro, que cierra el centro. bajo las escaleras cansado, dolorido y eufórico. nuestros coches van llenos de gente. aún queda mucha noche por delante.