Noticia de Eduardo Arcos (Hipertextual)
Muchas personas están devolviendo sus Vision Pro en Estados Unidos, pero ¿estamos viendo realmente el fracaso del dispositivo?
Pareciera que la luna de miel se acaba. Las redes sociales empiezan a llenarse de personas asegurando que tras horas, o días de uso, empiezan a devolver las Vision Pro de Apple. No es del todo una coincidencia, en Estados Unidos, la compañía ofrece 14 días de devolución del producto, y eso es ahora.
Mareos, dolores de cabeza, incomodidad tras horas de uso, que son los tres principales problemas que dispositivos de este tipo han tenido a lo largo de los años, se repiten con las Vision Pro. Pero, ¿realmente Apple está viendo una ola de devoluciones que podrían poner en aprietos al lanzamiento del producto?
Este es un ejemplo más de cómo los sesgos —en este caso contra Apple— hacen que casos aislados negativos se lleven al plano general, y la conversación termine en “las Vision Pro están fracasando”. Aunque no hay evidencia que respalde tal afirmación.
Es algo que ha sucedido con cada uno de los productos nuevos que Apple ha lanzado en las últimas tres décadas. Desde el iPhone, pasando por el iPad, Apple Watch o accesorios como los AirPods. Suelen ser dispositivos disruptivos, que han cambiado el panorama tecnológico, y que incluso han modificado algunos comportamientos sociales. Pero durante semanas, la conversación alrededor del lanzamiento del iPhone, en 2007, se centraba más en su fracaso, en sus devoluciones, en sus problemas y sus limitaciones, más que en lo revolucionario que fue.
Sí, las Vision Pro se enfrentan a muchísimos más retos que el iPhone. Es un dispositivo muchísimo más complejo, con implicaciones más grandes, y un precio mucho mayor. Pero aunque veamos cientos de personas en redes sociales devolviéndolas, no debemos olvidar que detrás hay decenas o centenas de miles de ventas.
La realidad es que las Vision Pro se enfrentan a problemas similares que las gafas de realidad virtual han tenido y no han conseguido resolver
Las Vision Pro no son “gafas de realidad virtual”, sin duda alguna son muchísimo más que eso. Apple no exagera al llamarlas una computadora o un ordenador espacial. Son 100 % independientes a otros dispositivos y tienen un sistema operativo sumamente potente. Pero al final del día —en esta primera versión— tienen una forma que las pone en un lugar similar otros dispositivos VR, con sus respectivos problemas.
El primero —sin duda— es el peso. Cuando tienes por primera vez las Vision Pro en la mano, y te los pones en la cara, sorprende lo poco que pesan. En parte es porque el pack de la batería viene separado. Pero tras una hora o más de uso, la experiencia cambia un poco, y el peso se empieza a sentir en el área del puente de la nariz. Estoy seguro de que este es el principal reto de Apple con futuras versiones del dispositivo: hacerlas más livianas y más pequeñas.
También están las sensaciones de mareo que muchas personas experimentan con las Vision Pro o con gafas de realidad virtual. Incluso reportes de hinchazón en los ojos. No es una situación general, pero es algo que sucede a un porcentaje de personas y que desconozco cómo Apple buscará resolverlo.
Y por último está el reto de hacer que las Vision Pro sean realmente útiles. No solo para consumir contenido en tres dimensiones, o para abrir decenas de ventanas en un espacio de realidad mixta. También para que el dispositivo tenga mucha tracción entre consumidores, impulsando a que los desarrolladores empiecen a hacer apps cada vez más sofisticadas que aprovechen realmente al dispositivo y el esfuerzo sea rentable.
De momento es muy pronto para sentenciar el éxito o fracaso de las Vision Pro. De eso podríamos hablar en un par de años. Lo que sí puedo decir, con toda seguridad, es que todas las personas que las prueban por primera vez quedan absolutamente sorprendidos.