Los humanos hemos estado ya, presencialmente, en casi todos los rincones del planeta y si no lo hemos hecho, tenemos capacidad técnica para escudriñarlo desde una imagen de satélite. Explorar para conocer espacios nuevos ya no parece una necesidad como lo fue hasta un pasado relativamente reciente. Exploradores extremos polares y expediciones al Everest cerraron la etapa en el siglo XX. Hoy vivimos en la era de los datos. Y datos sobre el territorio también tenemos; y muchos.
Sin embargo, y a pesar de lo anterior, buena parte de la población sigue sin conocer los fundamentos geográficos más básicos incluso del territorio que habita. ¿Sabe usted de donde procede el agua que sale de su grifo? Y el parque donde pasea su perro… ¿por qué está ahí? ¿Existen modelos de movilidad y residencia mejores que invertir una hora diaria en acudir o volver del trabajo? ¿Por qué cambia el clima o tenemos tipos de tiempo más extremos?
Hoy necesitamos seguir explorando el territorio. No el desconocido, sino el ocupado y el vivido. Necesitamos conocerlo para mejorarlo y hacer más habitable nuestro lugar en la Tierra. La geografía contribuye a ello en gran medida y por ello es necesaria. El tiempo pasa, los territorios cambian constantemente; y la geografía los estudia. Que nadie se olvide de ella en el siglo XXI. Gracias.