Les comentaba en la entrada anterior… que leer sobre economía puede ser divertido y allí les recomendaba algunos libros del género de moda «economics-made-fun» que tantos best-seller está proporcionando. Otras lecturas de Economía son, quizás menos divertidas, sin dejar de ser recomendables e instructivas. Es el caso de «el precio de la desigualdad» del premio Nóbel de Economía Stiglitz, del que ya he hablado con anterioridad (aquí).
Pues bien el libro no es que no sea divertido, es que transmite un mensaje de fondo, que ciertamente, hace honor al calificativo de «ciencia lúgubre» con el que se apellida habitualmente a la economía. Stiglitz esboza un futuro sombrío para Estados Unidos (y, por extensión, al resto del mundo) en base a la creciente desigualdad y el altísimo precio que habremos de pagar de seguir por la senda que vamos.
La lectura es de lo más pertinente, pues este año 2014 se nos está presentando como el del retorno al crecimiento económico pudiendo atisbar en el horizonte el paraíso del que nos sacó la crisis. Pero no todo será igual. A la tierra prometida no
llegaremos todos, ni en las mismas condiciones.
Tras unas décadas -las que van desde el final de la segunda Guerra Mundial hasta la «Reagonomics»- de amplio consenso social sobre la importancia del esfuerzo conjunto y de la redistribución económica, estamos pasando a un profundo descrédito de lo público como sinónimo de derroche e ineficiencia (cierto es que motivos hay), lo que alienta el discurso de la eficiencia económica del mercado y la necesaria desregulación. Un discurso que, a juicio de Stiglitz, no es sino una postura interesada, dentro de una estrategia bien diseñada de «búsqueda de rentas» (presionar por regulaciones favorables) que sólo favorece a los más ricos.
A lo largo del libro Stigliz aporta numerosísimos datos que muestran el crecimiento de la desigualdad y como el 1% más rico se está quedando a pasos agigantados con porciones crecientes del pastel económico. Los ricos, pues son y se hacen más ricos día a día. (
lo que ya comentamos). En España ocurre tres cuartos de lo mismo. Por ejemplo, ha tenido gran difusión mediática estos últimos días el reciente estudio (
aquí) que afirma que los directivos parece que capean mejor la crisis que los empleados y que ilustra claramente el siguiente gráfico.
La tesis fundamental del libro de Stiglitz es que «estamos pagando un precio muy alto por nuestra desigualdad, pues el sistema económico es menos estable y menos eficiente, hay menos crecimiento y se está poniendo en peligro nuestra democracia » y con un colofón demoledor: «El 1 % de la población disfruta de las mejores viviendas, la mejor educación, los mejores médicos y el mejor nivel de vida, pero hay una cosa que el dinero no puede comprar: la comprensión de que su destino esta ligado a cómo vive el otro 99 %. A lo largo de la historia esto es algo que esa minoría solo ha logrado entender… cuando ya era demasiado tarde»
PS. Este libro tiene un origen, cuando menos curiosos; un artículo en la
revista Vanity Fair del que ya hablé anteriormente (
aquí). Curioso, por el lector habitual del medio en que Stiglitz publicó originalmente su tesis sobre el excesivo precio que pagamos por la desigualdad